CRISTO ES NUESTRA FUERZA Y ES NUSTRO DESCANSO.
El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu
vida del sepulcro, y te colma de amor y de ternura. (Slm 102, 3-4) R. Bendice al Señor, alma mía.
Él da vigor al fatigado y al que no tiene fuerzas, energía. Hasta los
jóvenes se cansan y se rinden, los más valientes tropiezan y caen; pero
aquellos que ponen su esperanza en el Señor, renuevan sus fuerzas; les nacen
alas como de águila, corren y no se cansan, caminan y no se fatigan. (Is 40, 29-31)
Para fortalecerse con la energía y el poder en el
Señor que poner en El toda nuestra fe y nuestra esperanza (cfr Ef 6, 10) La
fortaleza es hija de la fe y de la esperanza que se convierten en amor con el poder
y la energía de Dios. (cfr Rm 5. 1-5) La fortaleza es una virtud y es uno de
los dones del Espíritu Santo. ´por lo que Pablo dice: “No hemos recibido un
espíritu de miedo o de esclavitad, sino de Amor, Fortaleza y Dominio propio (2
e Tm 1, 7)
La debilidad espiritual nos lleva a la fatiga y al
cansancio, a tal punto que no podamos ni siquiera levantarnos del suelo y
permanecemos en el pecado. “Levántate y Cristo será tu Luz” (Ef 5, 14) Yo solo
no puedo, si Cristo no extiende su mano y me levanta, yo quedaré tirado al
margen del Camino, sin realización. La Luz de Cristo ilumina mis tinieblas y yo
reconozco mi iniquidad, mi pecaminosidad.
Estoy en camino de renovarme y fortalecerme.
La Palabra es Luz que ilumina mi
camino y mis pies ( Slm 119, 105) El profeta Ezequiel nos dice: Por eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que
yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os
llevaré de nuevo al suelo de Israel. (Ez 37, 12) Reconocer mis huesos
secos y arrepentirme es el camino para salir de la sepultura y apropiarme de
los frutos de la redención de Cristo, pasando por la Puerta Santa (cfr Jn 10,
7) Que es una puerta estrecha hay que despojarse de todo el equipaje
innecesario (cfr Mt 7, 13- 14) La Puerta estrecha es Cristo Crucificado que
está echando fuera a Satanás (cfr Jn 16, 8-10) Para liberarnos del Pecado y de
la muerte. La Palabra de Dios que es Luz nos muestra el pecado del mundo, el
juicio y la rectitud de vida, El camino es la conversión, tal como lo dice
Mateo:
«Venid a mí
todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad
sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga
ligera.» (Mt 11, 28- 30)
Jesús ha
venido a liberarnos de la esclavitud de la Ley (Gál 4, 4- 6). Fatigados y
cansados por la carga de 613 preceptos; la carga del pecado, al romper con
nuestros pecados podemos entrar en nuestro Descanso que es Cristo. San Juan nos
presenta tres actitudes o acciones para permanecer en el Descanso: Romper con
el pecado (1 de Jn 1, 8- 10) Ir con Jesús con un corazón arrepentido para
buscar la Reconciliación (1 fr Jn 2, 1- 2) Y guardar los Mandamientos y guardar
la Palabra (1 de Jn 2, 3- 5).
Tomad sobre
vosotros mi yugo, es decir mi amor.
Pongo mi
carga a los pies de Cristo para que Él suba con mis pecados a su Cruz, me pone
sobre sus hombros (Lc 15, 4) Y Yo abrazo su Cruz con Amor y me quedo
crucificado con Cristo porque ahora le pertenezco, lo amo y lo sirvo (cfr Gal
5, 24) Cristo me libera de mi pecaminosidad y me entrega su Amor, derramado en
mi corazón (cfr Rm 5, 5) Ahora podemos caminar juntos, trabajar juntos y ser
uno con Él. Ahora soy hombre nuevo revestido con su Túnica y con las lámparas
encendidas (Lc 12, 25). Me ha cambiado el corazón de piedra y me ha dado un
corazón de carne y ha puesto su Espíritu en Mi corazón. Soy el regalo para su Comunidad.
(cfr Ez 37, 12:lc 15, 4)
La Túnica de
Cristo es la Vestidura salvífica, es revestirse de Luz (Rm 13, 14) en Justicia
y en santidad, en mansedumbre y humildad, en verdad, bondad y justicia, en
piedad, amor fraterno y caridad (Ef 4, 24; Col 3, 12; Ef 5, 9; 2 de Pe 1, 7. 8)
Para entonces abundar en la Gracia y en el conocimiento de Dios.
Cristo es
nuestro descanso, es nuestra paz, es nuestra fuerza y es nuestra salvación. Tan
solo nos pide que creamos en Él, para perdonar nuestros pecados y recibir el
Espíritu Santo, es la experiencia más liberadora. La señal de esta experiencia es
el Amor, ahora podemos amarlo y servirlo- De él viene nuestra liberación,
nuestra reconciliación y salvación. Pablo nos lo recuerda: “Para ser libres nos
liberó Cristo” (Gál 5,1) Y san Juan nos dice: La verdad os hará libres (Jn 8,
32) Libres del cansancio y de la fatiga por el mal que hemos hecho y libres
pata entrar en su decano amarlo y servirlo.
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