LA PAZ MESIÁNICA ESTÁ CIMENTADA EN DOS COLUMNAS: la Promesa y el Aconteciomiento.
Iluminación: El pequeño
resto, el resto fiel, los pobres de Yahveh, había encarnado en medio de las presiones
de los poderosos que habían oprimido al pueblo de Dios a lo largo de los siglos,
la Paz Mesiánica. El día del Mesías la opresión y la esclavitud llegaría a su
fin. Es un Mesías espiritual.
La primera
columna es la Promesa.
«Pide para ti una señal de
Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo más alto.» Dijo Ajaz: «No la
pediré, no tentaré a Yahveh.» Dijo Isaías: «Oíd, pues, casa de David: ¿Os
parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios? Pues bien,
el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va
a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. (Isías 7, 11- 14)
La segunda Promesa es el Acontecimiento.
Mas cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su
Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de
que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
(Gál 4, 4- 6).
El
Mesías de Dios no es triunfalista, rico y poderoso, sino pobre y humilde. “Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor
Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os
enriquecierais con su pobreza.” (2 de Cor 8, 9) Así lo describe Pablo:
Tened entre
vosotros los mismos sentimientos que Cristo:
“El cual,
siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que
se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los
hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo,
obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le
otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.” (Flp 2, 6. 9)
La mujer de
la que habla Pablo es María y su Hijo es Jesús.
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de
la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» (Lc 1, 26- 28) A su hijo le
pondrá el nombre de Jesús, que significa su Misión: Dios salva. Jesús es Cristo
y Cristo es Dios, María es la madre de Emmanuel que significa Dios con
nosotros, Dios entre nosotros y Dios a favor de nosotros (Mt 1, 23) Jesús es el
Cristo, el Hijo de Dios, el Señor (M 16, 16; Hch 2, 36) El Mesías de Pablo es
Hombre verdadero y es Dios verdadero: “y los patriarcas;
de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de
todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.” (Rm, 9, 5)
El Catecismo
de María, la Virgen y Madre. Cinco lecciones: Es Humilde, es Servidora, es Bendita,
es Madre y es la mujer de la fe.
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.» Y el ángel dejándola se fue. En aquellos días, se levantó María y se
fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá, entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de
María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu
Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito
el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu
saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se
cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 38- 45)
María, la Virgen Madre, es portadora de Dios, desde su Concepción hasta
la eternidad; su alegría es servirlo a Él y a su Pueblo: Presurosa se puso en
camino para ir a servir a Zacarías y a su familia. Llega después de cinco o
seis días de camino entre Nazaret y las montañas d Hebrón, saluda y con su
saludo Isabel y su hijo quedaron llenos del Espíritu Santo. El Espíritu Santo
pone en los labios de Isabel las tres hermosas verdades que hacen de María la Bienaventurada:
Bendita en Cristo, Cristo es su Bendición. Madre del Señor, ella es la
madre de Dios. Y mujer creyente. La Fe de María es confianza y abandono en las
manos de Dios. Es donación, entrega y servicio a su Pueblo. Por eso es la
primera creyente, la primera discípula, la Hija predilecta del Padre, la Madre
de su Hijo, Sagrario del Espíritu Santo y Madre de la Iglesia. Ella dice de sí
misma: “Yo soy la humilde esclava del Señor”. “Hágase en mí según su Palabra”.
El Adviento preparémonos como lo hizo María. Con oración y en escucha
atenta a la Palabra de Dios y abiertos siempre al servicio de Dios y de los
demás. María todo lo hizo por Amor.
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