NO HE VENIDO
A ABOLIR LA LEY SINO A DARLE PLENITUD.
Iluminación: Con nadie
tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha
cumplido la ley. (Rem 13, 8)
La caridad
es la Ley en Plenitud.
En esto
sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le
conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él.
Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su
plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él,
debe vivir como vivió él. (1 de Jn 2, 3-6)
En efecto,
lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los
demás preceptos, se resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en
su plenitud. (Rm 13, 9- 10)
¿Qué dijo
Jesús contra el sexto mandamiento?
Pues yo os
digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en
su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y
arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que
todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. (Mt 5, 28- 29) Jesús se opuso
rotundamente contra el adulterio pues es u crimen, mata el amor y mata la familia,
es un sacrilegio por que la familia es sagrada; es un fraude porque andas agarrando
lo ajeno y atenta contra la dignidad humana al reducir al otro o a la otra en
un instrumento de placer. El adulterio es también un pecado contra el séptimo
mandamiento: “No cometerás fraudes”.
¿Qué dijo
Jesús contra el quinto mandamiento?
«Habéis oído
que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el
tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será
reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será
reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la
gehenna de fuego. (Mt 5, 21- 22)
«Habéis oído que se dijo:
Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y
rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial,
que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
(Mt 5, 43- 45) La Biblia nos dice no a la mentira, no a la envidia, no al odio,
a la venganza, ni a los resentimientos (1 de Pe 2,1; Ef 4, 25ss) Podemos matar
con la lengua causando división, juicios negativos, confusión, manipulación y
engañando con nuestras palabras.
¿Qué dice Jesús contra el séptimo mandamiento?
No robarás (Mt 19, 18). El séptimo mandamiento prohíbe
tomar o retener el bien del prójimo injustamente y perjudicar de cualquier
manera al prójimo en sus bienes. Dios bendice a los que ayudan a los pobres y reprueba a los que
se niegan a hacerlo: A quien te pide da, al que desee que le prestes algo no le
vuelvas la espalda (Mt 5, 42). Gratis lo recibisteis, dadlo gratis (Mt 10, 8).
Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los pobres (cf
Mt 25, 31-36). La buena nueva anunciada a los pobres (Mt 11, 5; Lc 4, 18)) es
el signo de la presencia de Cristo. (Catic 2443)
Y
si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te
conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la
gehenna. (Mt 5, 30) Con la mano oprimes, explotas, robas y le quitas al
otro lo que tiene para vivir dignamente. Extiende tu mano (Mc 3, 5) Para pagar
el salario dino a tus siervos o sirvientes, recuerda el adagio de los padre de
la Iglesia: “Todo gasto superfluo es un fraude a los pobres. Es una injusticia
comprar cosas lujosas sin necesitarlas. Hacer fiestas con dinero prestado o con
dinero ajeno
¿Qué
dice Jesús contra el décimo mandamiento?
El
enunciado completo dice así: No codiciarás la casa de tu prójimo, ni
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni el siervo ni su
sierva, ni su buey ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo (Éxodo 20,17). La codicia y la avaricia encuentran su fuerza
en la mentira: “Cuánto tienes, cuánto vales”. Son las hijas consentidas del Hombre
viejo.
No
codiciar los bienes ajenos Jesús propone no sólo
el desapego y renuncia a la riqueza, sino también la distribución de los bienes
entre los pobres. Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los
pobres (Mt 19, 21). Las riquezas, no obstante, no dejan de
tener carácter ilusorio y peligroso, pues crean un sentido de falsa seguridad y
pueden apartar el corazón de Dios. “No podéis servir a
Dios y al dinero Mateo” (6,24). La seducción del dinero asfixia el
mensaje (la semilla de Dios) y queda sin fruto (Mt 13, 22) La parábola del
rico: ¿Para quién va a ser todo lo que has acaparado? El apego
a la riqueza pone en jaque tu felicidad. (Lc 12, 15-21) ¿De qué le sirve al hombre
ganar todo el dinero si pierde su alma? (cf Lc 9, 24)
¿Qué sucede
cuando faltamos a la Ley de Dios?
Pecamos
y rompemos la comunión con Dios y perdemos la Gracia, y la fue queda vacía o
muerta (Snt 2, 14) Jesús nos dice que para ofrecer el culto a Dios hay que hacerlo
con amor: “Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas
entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí,
delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves
y presentas tu ofrenda.” (Mt 5, 23- 24) «No todo el que me diga: "Señor,
Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi
Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os
conocí; ¡apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23) No nos
presentemos al altar del Señor con las manos manchadas de sangre y vacías de
frutos buenos. Porque la Palabra de Jesús es actual: “Si vuestra justicia no
supera la justicia de los fariseos no entraréis en el Rieno de los Cielos (Mt
5, 20)
Publicar un comentario