EL
DIALOGO ENTRE JESÚS Y LOS JUDIOS.
Iluminación: Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha
dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.» (Jn 8, 29)
La
Verdad os hará libres.
Decía, pues, Jesús a los
judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará
libres.» (n 8, 31-32) Por la escucha de la Palabra de la Verdad somos hijos de
Dios, discípulos de Jesucristo, hombres de corazón pobre y sencillo, abiertos a
la vida según las Bienaventuranzas Mt 5, 2- 11)
Sigue el diálogo de los judíos con Jesús.
Ellos le respondieron:
«Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie.
¿Cómo dices tú: ¿Os haréis libres?» Se les ha olvidado que fueron esclavos en
Egipto, en Nínive y en Babilonia, después fueron esclavos de los griegos y de
los romanos. Jesús habla de la esclavitud de pecado que nos hace enemigos de
Dios y nos paga con la muerte (Rm 6, 20- 23)
Jesús les
respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un
esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se
queda para siempre. (Jn 8, 34- 35) El pecado nos hace perder la fe y la Gracia
de Dios. No conocían el Nuevo Testamento que dice: “Todos son pecadores y
pecan” (Rm 3, 23) “El que dice que no tiene pecado hace pasar a Dios como un
mentiroso (1 de Jn 1, 9-10) El pecado oprime, aplasta y mata. Y es expulsado de
la Casa al ser escupido, es echado fuera. (cf Apoc 3 16)
En el diálogo
entre Jesús y los judíos, hay una gran diferencia en el vocabulario. Mientras los
judíos están llenos de mentira, envidia, odio y deseos de matar, Jesús habla
con la Verdad, paciencia y amor.
Para ser
libres nos liberó Cristo
Si,
pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. (Jn 8, 36) ¿Libres de
qué? Y ¿Libres para qué? Libres del Pecado y libres para ser hijos de Dios.
Hablamos de la libertad de los hijos de Dios (Gál 5, 1) Con la libertad
interior, libres del corazón sin apegos porque está limpios en virtud de la fe
en Jesús. para ser capaces de amar y de
servir.
Jesús
tiene conciencia que viene de Dios, su Padre.
Jesús les
respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido
y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado. El
Padre ama a su Hijo y el Hijo ama a su Padre, y lo obedece y guarda sus
mandamientos. Mientras el que peca pierde la fe y la gracia de Dios.
¿Por qué no
reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi Palabra. (Jn 8, 43)
La fe viene de lo que se escucha, la Palabra de Dios, y por la fe somos hijos
de Dios, Estos hombres que discutían con Jesús no tenían fe, y no tenían a Dios
como Padre. Para ser hijos de Dios hay que aceptar a Jesús como el regalo de
Dios, como su Salvador, como su Maestro y como su Señor.
“Todo el que
peca tiene al Diablo como padre”
Desechen
la violencia, el odio, la envidia y la mentira: Vosotros
sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre.
Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no
hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque
es mentiroso y padre de la mentira. (Jn 8, 42- 44) Los deseos del Diablo, era
matar a Jesús, es el asesino desde siempre.
¿Quién de
vosotros puede probar que soy pecador? Si digo la verdad, ¿por qué no me
creéis? (Jn 8, 46) Jesús habla con autoridad: Es puro, limpio y veraz,
en Él, no hay mancha de pecado, pero para ellos, es bebedor, un glotón, un endemoniado.
La razón es que no han creído que Jesús es el enviado de Dios, el Mesías (Mt
16, 16)
El que es de
Dios, escucha las palabras de Dios; vosotros no las escucháis, porque no sois
de Dios.» (Jn 8, 47) El que es de Dios por que ha creído en Jesús,
escucha la Palabra, la guarda en su corazón y la pone en práctica (Lc 8, 21: Lc
11, 28) Son de Dios porque Cristo vive en sus corazones y porque lo aman (Ef 3,
17) Y la Palabra de Dios está en sus corazones con toda su riqueza (Col 3, 16)
La riqueza de la Palabra nos hace ser hijos de Dios, hermanos de los demás y
servidor de todos. El que tenga su corazón vacío de Dios y de Amor no tiene fe,
tiene otro dueño, otro padre, vive en otra casa y está sentado a la mesa de los
demonios (1 de Cor 10, 21)
Los judíos
le respondieron: «¿No decimos, con razón, que eres samaritano y que tienes un
demonio?» (Jn 8, 48) Los judíos tenían a los samaritanos como idolatras,
los designaban como paganos y les llamaban perros, a Jesús le llaman además un
endemoniado, un pecado contra el Espíritu Santo que su trabajo es que el mundo
crea en Jesús para que creyendo se salve. “Vino a los suyos, y ellos no lo
recibieron, pero, a los que lo recibieron les concedió ser hijos de Dios” (Jn
1, 11- 12).
La Promesa
de Jesús para los que creen en suPalabra.
Pero yo no busco mi gloria;
ya hay quien la busca y juzga. (Jn 8, 50) En verdad, en verdad os digo: si
alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás.» (Jn 8, 51) El que no cree
en la Palabra es como la yerba que crece echa su flor, se seca y es echada al
fuego, en cambio el que obedece la Palabra permanece para siempre. ( 1 de pe 1
17)
La mente
embotada y el corazón endurecido rechazan la Palabra de Jesús.
Le dijeron los judíos: «Ahora
estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los
profetas; y tú dices: "Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte
jamás." ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió?
También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» (Jn 52-53) Te
conocemos, sabemos de donde eres, eres elhijo del carpintero y tu madre es esa
María (Mc 6)
Jesús
respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi
Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: "Él es nuestro
Dios", y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que
no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo
su Palabra. (Jn 8, 54-55)
Yo no busco
mi propia gloria, porque no tengo maldad, es mi Padre el que da testimonio de
mi y me da gloria- Mi Padre al que ustedes le “llaman nuestro Dios”, pero no lo
conocen ni lo aman, Yo si lo conozco y lo amo porque hago todo lo que Él me
dice. Yo guardo su Palabra y la vivo, su Voluntad es la delicia de mi corazón
(Jn 4, 34)
Entonces los
judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?» Jesús
les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera,
Yo Soy.» Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió
del Templo. (Jn 8, 57- 59)
No pudieron
soportar que Jesús se apropiara del Nombre de Dios: Yo Soy (Ex 3, 14) Y
arremetieron contra para matarlo a pedradas por blasfemo, p9rque aun no era su
tiempo, se les escapó y salió del Templo.
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