JESÚS ES EMMANUEL DIOS CON NOSOTROS. ENTRE NOSOTROS Y A FAVOR DE NOSOTROS.
Iluminación: De ahí que también por nuestra
parte no cesemos de dar gracias a Dios porque, al recibir la Palabra de Dios
que os predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en
verdad, como Palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.
(1 de Tes 2, 13)
Para mis pies antorcha es tu palabra, luz
para mi sendero. (Slm 119, 105)
En el
principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era
Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no
se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de
los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
(Jn 1, 1- 5) “Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y
hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno
de gracia y de verdad”. (Jn 1, 14) “En el mundo estaba, y el mundo fue hecho
por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos
de Dios, a los que creen en su nombre.” (Jn 1, 11- 12)
Jesús es el Pensamiento, la Palabra y la Acción de Dios que tomó rostro
humano para amarnos con un corazón hombre, sacarnos del pozo de la muerte y
llevarnos al reino de su Padre (Ez 37, 12; Col 1,13) Es Dios que se hizo hombre
(Jn 1, 14)
Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me
siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.» (Jn 8, 12) Para sacarnos del reino de las
tinieblas para llevarnos al reino de la Luz. (Ef 5. 7-8) Todo aquel que se
acerca a Jesús y cree en Él y le abre
las puertas de su corazón (Apoc 3, 20) Jesús entra y enciende su Luz en nuestro
interior, y podamos ver el Camino que nos lleva a la Casa del Padre, Este Camino
es el mismo Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (In 14, 6) La Luz de
Cristo es Amor, Verdad y Vida. El que lo sigue no camina en tinieblas, ues
tiene la Luz t tiene la Vida es decir, tiene a Cristo.
El que cree en Jesús tiene Vida eterna (Jn 6, 40) Camina en la Verdad
que nos hace libres (Jn 8, 32) Por la fe nuestros pecados son perdonados y
recibimos el Espíritu Santo (Rm 5, 1) Y sobre todo nos hace ser hijos de Dios.
(Gál 3, 26; Rm 8, 14) Y donde hay filiación, hay también fraternidad, pertenecemos
a la Comunidad de Cristo. Comunidad fraterna. solidaria y misionera. Comunidad
llamada a amar, seguir y servir a Cristo (Lc 9, 23)
¿Cómo podemos seguir a Cristo?
El que tiene
mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será
amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» Jesús le respondió:
«Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él,
y haremos morada en él. (Jn 14, 21. 23)
Para seguir
a Cristo hay que dejarse perdonar por Él, entregarle nuestra carga y aceptar su
yugo (Mt 11, 29) Hay que estar unidos con Él por el amor para caminar juntos, trabajar
con Él y aprender de Él que es manso y humilde corazón (Mt 11, 29)
Para servir
a Cristo hay que dejarse liberar y reconciliar por sus méritos, ser hombres
nuevos y poseer su Gracia (Ef 4, 24) Para ser servidores de Cristo hay que
cargar su Yugo que es el Amor, para renunciar al pecado y seguirlo, En lucha
contra el mal y haciendo el bien (Rm 12, 9) Servimos a Cristo ofreciéndole nuestra
vida; Os exhorto, pues, hermanos, por la
misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva,
santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual. (Rm 12, 1)
Nuestro Culto en Espíritu y en Verdad ha de ser con una fe sincera y un corazón
limpio (1 de Tm 1, 5) Se trata de ofrecer u sacrificio interior, de dentro, del
corazón y se hace por amor. Por que sin fe y sin amor nada le agrada a Dios
(Heb 11, 6)
Para la fe católica Jesús es Dios entre
nosotros y a favor de nosotros.
Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis
hermanos, los de mi raza según la carne, los israelitas -, de los cuales es la
adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las
promesas y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne,
el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos.
Amén. (Rm 9, 3- 5)
“Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo, y lo será siempre.” (Hb 13, 8) Yo soy el Pan de Vida”, (Jn 6, 35) “Yo soy la Luz del mundo”
(Jn 8, 12) “Yo soy la Puerta”, (Jn 10.7) “Yo soy el buen Pastor”, (Jn 10, 11) “Yo
soy la resurrección y la vida”, (Jn 11, 35) “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”,
(Jn 14, 6) “El Padre y Yo somos Uno” (Jn 14, 7) Su Palabra, su Mensaje y su Obra
permanecen para siempre.
Nadie va al Padre sino por mí. Si
me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo
habéis visto.» Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» (Jn
14, 7)
Le dice
Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al
Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las
palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí
es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en
mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea
en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy
al Padre. (Jn 14- 8- 12)
Ya os he dicho que moriréis
en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros
pecados.” (Jn 8, 24) “En
verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.” (Jn 8, 58) “Yo
Soy” es el Nombre de Dios en el Antiguo Testamento. Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy.» Y
añadió: «Así dirás a los israelitas: "Yo soy" me ha enviado a
vosotros.» (Ex 3, 14) En el Nuevo
Testamento Jesús que significa Dios salva (Mt 1, 21) Nos ha revelado el Nombre
de Dios: “Padre” (Jn 17, 6) Padre nuestro que estás en los cielos… Santificado
sea tu Nombre… Venga a nosotros tu Reino ... Hágase tu Voluntad así en el cielo
como en la tierra. (Mt 6, 12)
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