LA FE SIN FRUTOS ES ESTERIL Y OCUPA LA TIERRA INUTILMENTE.

 

LA FE SIN FRUTOS ES ESTERIL Y OCUPA LA TIERRA INUTILMENTE.


Iluminación: ¡Por vida de Yahveh!» con verdad, con derecho y con justicia, y se bendecirían por él las naciones, y por él se alabarían. Porque así dice Yahveh al hombre de Judá y a Jerusalén: - Cultivad el barbecho y no sembréis sobre cardos. (Jer 4, 2- 3)

Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.  Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra? Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas."» (Lc 13, 6- 9) El fruto que estamos llamados a dar es el arrepentimiento: Arrepentíos, pues, y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús. (Hch 3, 19- 20) El arrepentimiento nos lleva al amor y a la santidad.

Jesús viene a destruir las obras del Diablo (Hch 10, 38) Viene a destruir los ídolos que ocupan nuestro corazón: el poder, el placer y el tener (1 de Jn 2, 15) ¿Cómo lo hace? Enseñando el arte de servir, el arte de amar y el arte de negarse a sí mismo.  

El arte se servir, el servicio. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo (Mt 20, 25- 27)

Y el arte de amar el compartir: «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. (Lc 6, 27-30)

Y el arte del placer el negarse a sí mismo: Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? (Lc 9, 23 25)

Los medios que Dios nos da para el crecimiento.

Decía, pues: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.» (Lc 13, 18- 19) ¿Cuáles son los medios para hacerlo crecer? La Palabra de Dios para regarla; la oración para aflojar la tierra; la Liturgia, especialmente el Sacramento de la Confesión para podarlo y el Sacramento de la Eucaristía como abono, juntamente con las Obras de Misericordia y el Apostolado. Dios quiere que seamos protagonistas de nuestra liberación y de nuestra salvación.

Jesús responde a una pregunta.

Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. (Lc 13, 22- 24) Unos dicen que son todos, otros que son muchos, otros más dicen que son pocos y otros dicen que sólo se salvarán los de su Capilla. Jesús les dice: Esforzaos para entrar porque la puerta es estrecha (Mt 7, 13) Crean y conviértanse (Mt 4, 17)

«Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: "¡Señor, ábrenos!" Y os responderá: "No sé de dónde sois." Entonces empezaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas"; y os volverá a decir: "No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!" (Lc 13, 25-27)

Jesús es la Puerta (Jn 10, 7) Es una Puerta estrecha, que hay que despojarse del equipaje para poder entrar y poder revestirse de Cristo. (Rm 13. 12-13: Ef 4, 23-24) Hoy es el día de la salvación, no dejemos para mañana lo que podamos hacer hoy, convertirnos. (2 de Cor 6, 2) Cultiven y protejan (Gn 2, 15) Y como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios. (2 de Cor 6, 1) Para que no trabajen inútilmente.

El fruto por excelencia es la Santidad.

Dos textos uno de Oseas y otro de Miqueas nos ayudan a entender el tema: Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh. (Os 2, 21- 22) La semilla de la justicia y el derecho es la santidad y la semilla de la santidad es la Palabra de Dios, luego sigue el perdón y la fidelidad. 

«Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios.» (Mq 6, 8)

Hay santidad donde hay amor, piedad y humildad. "Como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo". (1 de Pe 1, 15- 16)

 

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