DICHOSOS LOS INVITADOS AL BANQUETE DE BODAS
DEL CORDERO
Iluminación: Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una
parábola (Lc 18, 10)
La humildad y la sencillez no se dan en las alturas,
son raíces de la fe.
«Dos hombres subieron al templo a orar; uno
fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta
manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres,
rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces
por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En cambio, el
publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al
cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión
de mí, que soy pecador!". Os digo que éste bajó a su casa
justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que
se humille, será ensalzado.» (Lc 18, 10- 14)
El fariseo busca os primeros lugares.
«Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer
puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y
viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: "Deja el sitio a
éste", y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al
contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de
manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más
arriba." Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén
contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se
humille, será ensalzado.» (Lc 14, 7-11)
Busquen que su recompensa venga de Dios y no de los hombres.
Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una
cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus
vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa.
Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los
ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te
recompensará en la resurrección de los justos.» (Lc 14, 12- 14)
A las bodas del Cordero no todos
quisieron ir.
“Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.” (Apoc 19, 9) Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron
venir. Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados:
"Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y
animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda." Pero ellos, sin
hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás
agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. (Mt 22, 3- 6)
Los ricos y los poderosos se
negaron ir a la boda del Rey.
Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y
prendió fuego a su ciudad- Entonces dice a sus siervos: "La boda está
preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los
caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda." Los siervos
salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos,
y la sala de bodas se llenó de comensales. (Mt 22, 7- 1o)
Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que
había allí uno que no tenía traje de bodas, le dice: "Amigo, ¿cómo has
entrado aquí sin traje de boda?" Él se quedó callado. Entonces el rey dijo
a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de
fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes." (Mt 22, 11- 13) Sin
el traje de bodas son excluidos de la presencia de Dios: “Apártense de mi los
que hacen el mal” (Mt 7, 23) Y no se arrepienten (cf Hch 3, 19)
Jesús vino por todos, pobres y
ricos, hombres y mujeres, judíos y gentiles, buenos y malos.
La Opción de Jesús no fue por los pobres sino, por
los humanos, todos sin hacer acepción de personas. Al llegar al salón del Reino
había baño y un traje nuevo, regalo del Esposo para todos sus invitados. Sin el
baño y sin el traje de bodas, no se puede entrar en el salón del Reino. “Nada
de lo que es carne y sangre entra en el Reino de Dios” (1 de Cor 15, 50) El
Traje de Bodas es tener una “conciencia limpia, una fe sincera y un corazón puro”
(1 e Tm 1,5) Porque muchos son llamados, más pocos escogidos. (Mt 22, 14) La
salvación es, el Don de Dios a los pecadores. pura gracia de la misericordia de Dios, pero
no es barata, hay que creer y convertirse (Mc 1 15) Y esforzarse para entrar
por la puerta estrecha (Mt 7 13)
Jesús descubre las malas intenciones del corazón de los hombres.
Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de
sorprenderle en alguna palabra. Y le envían sus discípulos, junto con los
herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino
de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la
condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo
al César o no?» (Mt 22, 15- 17) La alabanza era cierta. Pero, la intención era
mala, por eso no se convirtieron a Jesús.
Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me
tentáis? Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario. Y
les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción? Dícenle: «Del César. Entonces
les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.» Al
oír esto, quedaron maravillados, y dejándole, se fueron. (Mt 22.18- 22)
¿Qué es lo que es del César y qué es lo que es de Dios?
El hombre creado a imagen de Dios, es todo para Dios, incluyendo al César,
pero no a fuerzas, podemos pertenecerle a Dios, amarlo y servirlo, si tú
quieres, eres libre para aceptarlo o para rechazarlo (cf Deut 30, 15s; Eclo
15,11s)
Con palabras de Jesús: Decía a todos: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su
vida por mí, ése la salvará. (Lc 9, 23-24)
El Traje de Bodas es revestirse de Cristo en
justicia y en santidad (Ef 4, 2) En amor, verdad y vida (Jn 14,6) En humildad, mansedumbre
y misericordia (Col 3, 12) En piedad, amor fraterno y caridad (2 de Pe 1, 8) En
fe, esperanza y caridad (1 de Tes 5, 8)
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