LA LUCHA ENTRE EL AMOR Y EL EGO.
Iluminación: Él fue
quien al principio hizo al hombre, y le dejó en manos de su propio albedrío. Si
tú quieres, guardarás los mandamientos, para permanecer fiel a su beneplácito.
Él te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano.
(Eclo 15, 14- 16)
La Mesa del Hombre Viejo. .
El hombre viejo no conoce a Cristo: Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que
no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente, sumergido
su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la
ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza los cuales, habiendo
perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con
desenfreno toda suerte de impurezas. Ef 4, 17- 23)
La Mesa del Hombre Viejo es el “Árbol
de la ciencia del bien y del mal” (Gn 2,17) Es la carne, estilo de vida que no
es agradable a Dios (Rm 8, 9) El alimento de esta Mesa son las Obras de la
carne: Ahora bien, las obras de la carne son
conocidas: fornicación, impureza, libertinaje idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras,
rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas
semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen
tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Gál 5, 19- 21)
El llamado de la fe.
Pero no es éste el Cristo que
vosotros habéis aprendido, si es que habéis oído hablar de él y en él habéis
sido enseñados conforme a la verdad de Jesús a despojaros, en cuanto a vuestra
vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las
concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra mente. Es el llamado a salir
del exilio, la tierra de la servidumbre y de la esclavitud; es el llamado a la
conversión para despojarse del hombre Viejo y a renovarse del Hombre Nuevo.
La Mesa del Hombre Nuevo.
Y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según
Dios, en la justicia y santidad de la verdad. (Ef 4, 24) Es revestirse de Luz,
de Jesucristo (Rm 13, 14) Para comer del “Árbol de la vida que está en el
Paraíso de Dios (Apoc 2, 7) Comer los frutos del Espíritu que son: En cambio
el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. (Gál 5, 22-
23)
La lucha del Hombre Viejo contra el hombre Nuevo.
Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con
sus pasiones y sus apetencias. (Gál 5, 24) La vida cristiana es “don y es
lucha” es “don y es conquista”. Es la lucha entre el bien y el mal (Rm 12, 9).
La verdad contra la mentira: Por tanto, desechando la mentira, hablad con verdad
cada cual con su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros.
El Amor contra el Odio. Si os airáis, no pequéis; no se ponga el sol
mientras estéis airados, ni deis ocasión al Diablo. (Ef 4, 26- 27)
La Honradez contra el Fraude. El que robaba, que ya no robe, sino que trabaje
con sus manos, haciendo algo útil para que pueda hacer partícipe al que se
halle en necesidad. (Ef 4, 28)
La Palabra sana contra la palabra
dañina. .No salga de vuestra boca palabra
dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el
bien a los que os escuchen. (Ef 4, 29)
No entristezcáis al
Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la
redención. (Ef 4, 30) ¿Cómo podemos entristecerlo? Pecando, dando a espalada a
Dios. El pecado rompe la relación con la Alianza, nos hace enemigos de Dios y
nos paga con la muerte (Rm 6, 20- 23) El Espíritu Santo es el dulce Huésped de
nuestra alma, ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda
fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O no
sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros
y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien
comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo. (1 de Cor 6, 18-
20)
Fuera de nosotros todo lo impuro. Toda acritud, ira, cólera, gritos, maledicencia y
cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros. (Ef 4, 31) “Rechazad, por tanto, toda malicia y todo
engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias.” (1 de Pe 2, 1) Huye de las pasiones juveniles. Vete al
alcance de la justicia, de la fe, de la caridad, de la paz, en unión de los que
invocan al Señor con corazón puro.(2 de Tm 2, 22) “Por medio de las cuales nos han sido
concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais
partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el
mundo por la concupiscencia.” ( 2 de Pe 1, 4)
Sed más
bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os
perdonó Dios en Cristo. (Ef 4, 32.) Pero yo os
digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. (Lc 6, 27-
28) No te dejes vencer por el mal; antes
bien, vence al mal con el bien. (Rm 12, 21) “Más bien, amad a
vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y
vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno
con los ingratos y los perversos. «Sed compasivos, como vuestro Padre es
compasivo” (Lc 6, 35- 36)
Las armas para la lucha son las “virtudes”,
que son fuerza y poder de Dios para fortalecerse
contra el mal (Ef 6, 10) El alimento para cultivar la fuerza es la Oración, La
Palabra de Dios y la Eucaristía.
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