VIGILEN
Y ESTÉN PREPARADOS PORQUE NO SABEN LA HORA.
Hermanos:
Les rogamos y los exhortamos en el nombre del Señor Jesús a que vivan como
conviene, para agradar a Dios, según aprendieron de nosotros, a fin de que
sigan ustedes progresando. Ya conocen, en efecto, las instrucciones que les
hemos dado de parte del Señor Jesús. Lo que Dios quiere de ustedes es que se
santifiquen; que se abstengan de todo acto impuro; que cada uno de ustedes sepa
tratar a su esposa con santidad y respeto y no dominado por la pasión, como los
paganos, que no conocen a Dios. Que en esta materia, nadie ofenda a su hermano
ni abuse de él, porque el Señor castigará todo esto, como se lo dijimos y aseguramos
a ustedes, pues no nos ha llamado Dios a la impureza, sino a la santidad. Así
pues, el que desprecia estas instrucciones no desprecia a un hombre, sino al
mismo Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo. (1 Tes 4, 1-8)
Vivir
como conviene, según sea agradable a Dios. Que rechacemos el mal y que hagamos
el bien. Vivir en comunión en Cristo y preocupándonos unos de los otros. Recuerden
nuestro testimonio para que sigan progresando en la fe, en el conocimiento de
Dios, hasta que alcancen la madurez de Cristo (Ef 4, 13) La voluntad de Dios es
vuestra vocación: la santidad. Todos los creyentes son llamados a ser santos (1
de Pe 1, 15) Nada de impurezas, ni adulterios, ni fornificación, ni
pornografía. (Sexto mandamiento) Traten a sus esposas con respeto y con
dignidad, y que nadie le quite la esposa a su hermano, respeten lo que es ajeno
(Séptimo mandamiento) Todos, no somos llamados a la impureza, sino a la santidad.
Esta no es doctrina de hombres, sino, Palabra de Dios.
«Porque
no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé
fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los
espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del
corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que
rebosa el corazón habla su boca. (Lc 6, 43- 45) Que a nadie los gobierne las
pasiones mundanas y paganas, más bien huyan de ellas para que puedan
alimentarse con el alimento de Dios (cf 2 de Tim 2, 22) Lo que se lleva en el
corazón se manifiesta por la boda, por los ojos, en nuestras actitudes y en
nuestras acciones.
“No
salga de vuestra boca palabra desedificante, sino la que sirva para la
necesaria edificación, comunicando la gracia a los oyentes. Y no provoquéis más
al santo Espíritu de Dios, con el cual fuisteis marcados para el día de la
redención. Desterrad de entre vosotros todo exacerbamiento, animosidad, ira,
pendencia, insulto y toda clase de maldad. Sed, por el contrario, bondadosos y
compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha
perdonado en Cristo”. (Ef 4, 29-32)
Así,
podréis comportarse como “las vírgenes prudentes” que juntamente con tener sus “lámparas
encendidas” tenían, además, un frasco con aceite extra. El aceite extra es
poseer las “Virtudes, las armas de Luz, revestidos de Jesucristo” (Rm 13, 12.
14)Lo más triste es estar desnudos de la Gracia de Dios y estar revestidos con el
traje de tinieblas, revestidos del hombre viejo (Ef 4, 23) “Las vírgenes insensatas”
pidieron de su aceite a las “vírgenes prudentes”. No se puede compartir la
Gracia de Dios, el amor, la verdad y la vida, eso es lo verdaderamente tuyo, no
se puede compartir la Santidad, “Id a buscar donde encontrarlo”. Mientras van a
buscarlo, llega el novio, y se van y entran a la casa preparada para la fiesta.
Cuando llegan “las vírgenes insensatas” encuentran la puerta cerrada. 'Señor,
señor, ábrenos'. Pero él les respondió: 'Yo les aseguro que no las conozco'. Estén
pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora''. (Mt 25, 1-13)
Esto
mismo lo recuerda Mateo: Muchos me dirán
aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces
les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de
iniquidad!"(Mt 7, 22- 23)
Pedro
nos dirá: Sed sobrios y velad.
Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién
devorar. (1 Pedro, 5, 8) Jesús siempre lo dice: Vigilad, estad preparados, no
sabéis la hora. (Mt 26, 41) “Con las lámparas encendidas y la túnica puesta”: En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Estén listos, con la túnica puesta
y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a
que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque.
Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. (Lucas 12,
35-40)
Pablo
nos exhorta al decirnos: “Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un
mismo sentir. No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la
humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en
vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás”. (Flp 2, 2b-4)
Al igual que Jesús, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su
Pobreza (2 de Cor 8, 9).
Tengamos
el aceite de la Esperanza: “Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado,
sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la
dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno
tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado; haced vosotros lo mismo”. (Col
3, 12-13)
OREMOS:
Señor Jesucristo, tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón
arrepentido el reino eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos
nuestras culpas, y concédenos poder entrar, también como él, después de la
muerte, en tu paraíso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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