LLAMADOS A SER FÉRTILES, FECUNDOS Y FRUCTÍFEROS.

 


LLAMADOS A SER FÉRTILES, FECUNDOS Y FRUCTÍFEROS.

Iluminación: ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? (Snt 2, 14)

El texto evangélico.

Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?” Pero él le respondió: “Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.” (Lc 13,6- 9)

El árbol se conoce por su fruto.

 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.  Así que por sus frutos los reconoceréis. (Mt 7, 16- 20)

Se inicia la lucha. La semilla es de lo mejor, y nos han dejado los mejores medios para el crecimiento. Pero, mientras los siervos dormían vino un adversario y sembró la cizaña para dar comienzo a la lucha entre el “Ego y el Amor;” entre las virtudes y los vicios, entre la luz y las tinieblas. «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. (Mt 13, 24- 30) Ahora el Señor recomienda a los suyos el “Vigilad y orad para no caer en tentación” (Mt 26, 41) Vigilad significa mantenerse despiertos, con los ojos abiertos para conocerse a sí mismos para descubrir los frutos que estamos dando, buenos o malos.

Vigilad y orad para no caer en tentación.

Vigilad significa “despojarse” del “Ego” y todos sus aliados. Lo que san Pablo pide a Timoteo “Huye de las pasiones de tu juventud” (cf 2 Tim 2, 22) Equivale a lo que san Pedro confirma:”Huye de la corrupción” (2 Pe 1, 4b) “Despojarse del traje de tinieblas” (Rm 13, 13) “Huye de la fornificación” (1 Cor 6, 18) Esto equivale a lo que dice el Profeta Jeremías:” Cultivad el barbecho de vuestro corazón y no siembren cardos” (Jer 4, 3)

Vigilad significa “revestirse” del Hombre Nuevo, es decir, de Jesucristo (Rm 13, 14) Lo que significa con la teología de san Pablo: “Perseguir la justicia, la fe, la caridad, la paz, en unión  de los que invocan al Señor con un corazón puro” (2 Tim 2, 22) Y con la teología de san Pedro, vigilad significa cultivar las virtudes, tanto, las cardinales como las teologales: “la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza, la piedad, el amor fraterno y la caridad (2 Pe 1, 5- 8) El Señor nos recomienda a entregarle “la carga” y aceptar su “yugo, suave y ligero” para luego aprender de él a ser “mansos y humildes de corazón” (Mt 11, 28- 29)

Vigilar significa luchar con la Gracia de Dios para vencer al “enemigo,” a nuestro adversario: “Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como = león rugiente, = buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos.” (1 Pe 5, 8-9) Luchar significa “Negarse a sí Mismo” (Lc 9, 23) y con la ayuda de Dios y con nuestros esfuerzos, sacudirnos del yugo de la esclavitud, de una fe mediocre y superficial para adquirir una voluntad firme, férrea y fuerte para amar y para servir.

Vigilar significa Orientar nuestra vida hacia Dios para invocar su Nombre con una Oración filial, humilde, íntima, cálida y extensa. La oración ha de estar a lo largo del camino. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. ¡En pie!, pues; = ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, = calzados los pies con = el Celo por el Evangelio de la paz, = embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. Tomad, también, = el yelmo de la salvación = y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio. (Ef 6, 13- 19)

Que nuestra “Vigilia” esté cimentada y enraizada en el Amor, para que sea paciente, confiada, perseverante y comunitaria, ya que nadie camina sólo, caminamos en comunión con otros, nos apoyamos mutuamente y nos sabemos iguales en dignidad. Hagamos todos un Camino sinodal. Caminemos con Jesús para que también trabajemos con él y sirvamos con Él para la Gloria de Dios. Trabajemos en la “Civilización del Amor” que está cimentado sobre Roca, sobre Cristo que es el Fundamento que sostiene el Edificio y es también la Muralla que lo protege. (cf 1 de Cor 3, 11)

"Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él." (Col 3, 1- 4)

Las cosas de arriba son la fe, la esperanza, la caridad, la justicia, la verdad, la santidad. Estamos revestidos de Cristo por eso nuestra vida está oculta en él, y él, en Dios. Razón por la que si queremos dar frutos abundantes y entrar en la Plenitud de Cristo hay que convertirnos con todo. Hay cultivar el barbecho de nuestro corazón (Jer 4, 3) Y usar los medios que Dios le ha dado a la Iglesia: Los medios son la Oración, (Mt 26, 41) la Palabra de Dios,(Jn 8, 31- 32) la Liturgia, (1 de Cor 11, 25, ss; Jn 20, 20) las Obras de Misericordia, (Mt 25, 34- 45) la Comunidad (Mt 18, 20) y el Apostolado (Mt 28, 18-20)

Recordemos el proceso: "En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará."(Jn 12, 24- 26)

No amemos al Mundo, amemos a Cristo (1 de Jn 2, 15) "«Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo."(Jn 15, 18- 19)

El Mundo quiere tú corazón, Cristo también lo quiere. ¿A quién se lo vas entregar? Tú decides. Es tú decisión.

 

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