LA
VIDA CRISTIANA ES DON Y LUCHA, VICTORIA O DERROTA.
En
el Padre nuestro Jesús nos enseñó a pedir a Dios para no caer en la tentación y
a librarnos del mal (Mt 6, 9- 13) Más tarde nos recomienda orar siempre:
“Vigilad y orad para no caer en tentación” (Mt 26, 41) Y en Lucas nos dice que
él mismo ora para defender a los suyos: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha
solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu
fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» (Lc 22,
31- 32) A la luz de lo anterior Pedro nos va a decir: “Sed sobrios y velad.
Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién
devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están
en el mundo soportan los mismos sufrimientos”. (1 de Pe 5, 8- 9) La fe firme es
la fe sincera que se forma en la obediencia a la Palabra de Dios y en el
seguimiento a Cristo.
Es
la Casa construida sobre Roca: «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías
y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre
roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y
embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada
sobre roca.(Mt 7, 24- 25) Las tempestades son las tentaciones y las pruebas que
nos llega a la vida para que no crezcamos en santidad y para que no sigamos a
Cristo, pero Dios tiene poder para darnos una enseñanza y salir victoriosos. La
Lucha es contra el Pecado y sus aliados: el mundo, el maligno y la carne. La
lucha es entre el Bien y el Mal, entre el Ego contra el Amor, entre las
Virtudes contra los Vicios. Ganara aquel o aquello a los que nosotros le
entreguemos el corazón, al que alimentemos, le demos de comer y de beber. Como
Jesús lo dijo: “El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge
conmigo, desparrama.” (Mt 12, 30)
La
lucha no es contra las personas, tal como lo dice Pablo: Por lo demás,
fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de
Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no
es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las
Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los
Espíritus del Mal que están en las alturas. Por eso, tomad las armas de Dios,
para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo,
manteneros firmes. (Ef 6, 10- 13)
Con
el Bien podemos vencer al Mal: “Todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece”
(Flp 4, 13) “Con el Bien venzan al mal” (Rm 12, 21) Revístanse de Cristo con la
energía de su Poder (Rm 13. 14) Y el Dios de la paz aplastará bien pronto a
Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con
vosotros.(Rm 16, 20) Dos cosas nos advierte Jesús: “Vigilad y Orad” (Mt 26, 41)
Vigilad significa conocer nuestras debilidades y nuestras fuerzas. No te
arriesgues, no te arrime a los peligros. Escucha a Pablo: Huye de las pasiones
juveniles. Vete al alcance de la justicia, de la fe, de la caridad, de la paz,
en unión de los que invocan al Señor con corazón puro.(2 de Tim 2, 22) Busca a
tu comunidad y ora con ella, no te alejes ni te encierres en ti mismo porque
sólo vas a perder la batalla. La fuerza está en la unidad. Unidad con Cristo y
con tu Comunidad: «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de
acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi
Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»(Mt 18, 20- 21) “Estoy contigo” “Te
amo” y “Estoy en tu esquina” para conducirte hasta tu Meta: La casa del Padre.
“No hagas cosas malas” “Haz cosas buenas” Si no lo has hecho, pecaste, ahora
nos dice: “Arrepiéntete” para que tus pecados sean perdonados y recibas la
Gracia de Dios.
Podemos
entender que la tentación crece, contamina y luego nos invita a justificarnos.
La finalidad de la tentación es impedir que seamos santificados, que seamos
libres y que no sigamos a Cristo. Cinco tentaciones pueden cubrir nuestra total existencia: La malicia,
la mentira, la envidia, la hipocresía y la maledicencia (1 de Pe 2, 1) En la
malicia entran todos los vicios que vienen del Ego, son manifestaciones del
pecado que nos invita a comunicarlos con los demás para envenenarlos y darles
muerte. Así lo dice el apóstol Santiago: Y la lengua es fuego, es un mundo de
iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo
y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus
comienzos. (Snt 3, 6) Con la lengua confundimos, engañamos, manipulamos,
envenenamos, dividimos, oprimimos y damos muerte a los demás (cf Rm 6, 20- 23)
Y con la misma lengua podemos predicar, alabar y bendecir a Dios (cf Snt 3, 9-
10)
Para
vencer las tentaciones, vengan de donde vengan, hemos de poner en práctica las
dos recomendaciones de Jesús: Vigilar y Orad, para no vivir dormidos. Que nadie
nos manipule, que nadie nos engañe y que nadir nos divida, para eso hay que
conocerse como personas y como hijos de Dios, miembros de una Comunidad
fraterna, solidaria y servicial. Abiertos a la Verdad, a la Vida de Dios en
comunión con Cristo, escuchando su Palabra y obedeciéndola para que nuestra fe
sea fuerte y firme para que seamos piedras vivas del Templo del Señor (1 de Pe
2, 5). El crecimiento en la fe, es un crecer en santidad y en la caridad, sin
las cuales no hay seguimiento de Cristo, y si no hay seguimiento, no hay Gracia
de Dios en nuestro corazón.
La
clave para obtener la victoria es la Cruz de Jesús. Cruz que no es de madera,
ni de piedras preciosas, sino que es abrazar con amor la Voluntad de Dios,
caminar en la Verdad, en la justicia y en santidad. (Ef 4, 24; 5, 9) Vivir como
Jesús vivió: amando y sirviendo a todos.
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