CREER
EN JESÚS ES AMARLO Y SERVIRLO EN LOS HERMANOS.
Poneos
en los caminos y mirad, preguntad a las sendas antiguas: «¿Es éste el buen
camino?» Caminad por él, y hallaréis reposo para vuestra alma. (Jr 6, 16) Los
caminos de Dios son los Mandamientos, y el Camino es Cristo. Él es el Camino
que Dios nos ofrece a todos los hombres (Jn 14, 6) Es el Camino del Amor y de
la entrega libre y voluntaria. Es el Camino de la donación y del servicio de
Aquel que dijo: “Mi vida no me la quitan, yo la entrego” (Jn 10, 18).
El
que cree en Jesús cree en sus Mandamientos, en su Palabra, en su Mensaje, en su
Obra, en su Misión y en su Destino. Él es nuestro Descanso. Para entrar en su
Descanso hay que primero entregarle nuestra carga, nuestros pecados para recibir
su Perdón y su Descanso (Mt 11,28- 30)
El
Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza
eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, os haga perfectos en
todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su
presencia por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén. (Hb 13, 20-21)
Lo
grato y agradable a Dios es la Fe, es creer en Jesús. Y creer es amarlo a él y
amar a los hermanos (1 de Jn 3, 23) La fe es la vida que Dios nos ha dado, esa
vida, está en Cristo, él es nuestra fe. (1 Jn 5, 12-13) Qué Cristo viva en
nuestro corazón por la fe (Ef 3, 17) Tiene fe el que ama a Jesús y lo sigue por
los caminos de la vida. Caminar con Jesús es amar y vivir como él vivió:
El
cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino
que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a
los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo,
obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le
otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua
confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre. (Flp 2, 6- 11)
Creer
en Jesús es caminar con él como su discípulo y como lo que él es: Hijo de Dios.
Por eso Lucas nos dice a todos: Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien
quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la
salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él
mismo se pierde o se arruina? Porque quien se avergüence de mí y de mis
palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria,
en la de su Padre y en la de los santos ángeles. (Lc 9, 23- 26)
El
Camino de Jesús es hacerse pobre espiritualmente, no ambicionar las riquezas
del mundo y no avergonzarse de su Mensaje, de su Misión ni de su Destino. El
destino de Jesús fue hacerse Hijo de Dios, hermano universal y servidor de
todos. Y, por ese destino, padeció, sufrió y murió para luego resucitar. Lo
hizo para que los hombres fueran redimidos, salvados y santificados. Así lo
entendió Pablo y con él toda la Iglesia.
Pero
Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amo, estando muertos
a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia
habéis sido salvados y con él nos
resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en
los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para
con nosotros en Cristo Jesús. Pues habéis sido salvados por la gracia mediante
la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; (Ef 2, 4- 8) Todo
es Gracia de Dios que bien puede ser aceptada como también puede ser rechazada.
El hombre decide salvarse o perderse, es libre para esto.
La
fe cristiana nace y viene de la escucha y de la obediencia de la Palabra de
Dios (Rm 10, 17) Fe que se desarrolla en confianza, esperanza y en amor, en fortaleza,
en sencillez, en pureza de corazón yen santidad, sin la cual nadie verá al
Señor (Heb 12, 14) La fe pide guardar los Mandamientos y guardar la Palabra (Jn
14, 21. 23) La puede crecer como también puede disminuir hasta desaparecer. La
fe sin conversión está vacía y está muerta (Snt 2,14) Para un cristiano la fe
es abandono y confianza en el Señor, es donación, entrega y servicio a los
demás. Cuando la fe muere en el corazón desaparece la gracia de Dios.
Por
eso Pedro nos invita a cultivar la fe y la Gracia de Dios: En conclusión, tened
todos unos mismos sentimientos, sed compasivos, amaos como hermanos, sed
misericordiosos y humildes. No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto;
por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición. Pues
quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su lengua del mal, y sus
labios de palabras engañosas, apártese del mal y haga el bien, busque la paz y
corra tras ella. ( 1 de Pe 3, 8- 10) Para que podáis: Creced, pues, en la
gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la
gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. (1 de Pe 3, 18).
El
Camino de Jesús es la Cruz que nos lleva a la Resurrección. Sin Cruz no hay
Resurrección, todo es iluminismo, y sin Resurrección todo es fatalismo
drástico. De la Cruz brota la Vida, la Verdad y el Amor. Hablar de la Cruz es hablar
de la donación, de la entrega de Jesús que se hizo obediente hasta la muerte de
Cruz (Flp 2,8). Es hablar de su Pasión, de su Sufrimiento y de su Muerte pagada
como precio de rescate por muchos.
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