MARÍA LA MUJER ELEGIDA PARA SER LA MADRE DE DIOS Y DE LA IGLESIA

 


MARÍA LA MUJER ELEGIDA PARA SER LA MADRE DE DIOS Y DE LA IGLESIA.

Te glorificamos, santa Madre de Dios, porque al concebir en tu seno virginal al Hijo de Dios y al darlo a luz al mundo, preparaste el nacimiento de la Iglesia, que hoy por ello te aclama como madre.

“Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus joyas.” (Is 61, 10)

María es la hija predilecta del Padre, es la Madre del Hijo y es el Sagrario del Espíritu Sano porque es la primera creyente y la primera discípula. Es Maestra por que nos entregó su evangelio que ella vivía: "Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» " (Jn 2, 5) Si creemos en Jesús nos hacemos hijos de Dios y en discípulos de Jesús. Caminamos con Emmanuel.

¿Cuáles son las Obras que Dios ha hecho en María?

a)   María es la elegida, para en el “Designio de Dios”, ser la Madre del Mesías. La Madre de Dios y de la Iglesia.

b)  María es concebida libre de todo pecado. (Es la Inmaculada Concepción)

c)   María es la llena de su gracia. (Dios está con ella. La acompaña, la prepara)

d)  Dios asocia a María a su proyecto de salvación, haciendo Alianza con Ella. Un compromiso entre Dios y María. El sello del compromiso es el “Fiat” de María (acepta la voluntad de Dios y se somete a ella).

El Diálogo más liberador de la historia, Modelo de Evangelización.

Ha llegado el momento de que Dios realice su Designio de amor y de salvación. Dios quiere hacer a los hombres partícipes de su “naturaleza divina”, y envía su Mensajero a una humilde campesina a la que Dios mira con amor desde toda la eternidad (Lc 1, 26- 38). El Ángel anuncia a María el Plan de Dios, su Designio de Salvación. Ella escucha con oído atento y corazón palpitante. Desde su realidad, le responde al Mensajero. “¿Cómo será eso, puesto que yo permanezco virgen?” El Mensajero explica el cómo será la obra perfectísima del Espíritu Santo en Ella: “La cubrirá con su sombra” y María concebirá al “Rey de Israel” “Hijo del Altísimo”. Ella podrá ser Madre siendo Virgen. María cree en las palabras del Ángel y responde a los Cielos con su “Hágase en mí la voluntad de Dios”. “y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14).

María Virgen y Madre. A la luz del diálogo más liberador de la historia entre María y el Ángel del Señor, Pablo VI, nos dejó en la “Marialis Cultus”, cuatro perfiles del rostro de la Madre por lo que es llamada “Madre y Modelo” para toda la Iglesia.

a)   María es la Virgen oyente.

Es oyente porque escucha en su corazón la Palabra de Dios que la invita aceptar la Misión única e irrepetible de ser la Madre de su Hijo unigénito. Para la Escritura la fe viene de la escucha de la Palabra de Dios (Rom 10, 17). La Virgen oyente es la primera Evangelizada, es la primera en creer y por eso es la primera discípula de su Hijo. Ella la Virgen oyente encuentra en la voluntad de Dios la delicia de su vida, con alegría exclama: “Habla Señor que tu sierva escucha”. María se define a sí misma como la “humilde esclava del Señor”. La disponibilidad para hacer la voluntad de su Señor invade totalmente el alma de la Mujer elegida desde la eternidad de Dios para ser  Madre de Jesús.

b)  María es la Virgen Orante.

Es orante porque ora. La Oración de María es íntima y abierta a la voluntad de Dios. En su diálogo con Dios pregunta: “«¿Cómo será esto posible, si no conozco varón?»” Ella, Mujer de oración íntima, cálida y extensa, acostumbrada por su intimidad con el Señor a tener experiencias sublimes. Pregunta al Dios que respeta la libertad de los hombres.

c)   María la Virgen Madre.

El ángel del explica a María la obra que el Espíritu Santo realizará en ella: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y le llamarán Hijo de Dios. María es Mujer creyente y acepta después de escuchar la explicación ángel ser la Virgen Madre del Hijo de Dios. Ella es Madre fecunda que se dona en favor de toda la Humanidad.

d)  María es la Virgen Oferente.

Dios respeta la libertad de los hombres, propone, pero no obliga, el hombre responde desde su libertad. María es Mujer Oferente por que se ofrece al igual que los grandes de la Biblia. Cree que puede ser Madre, siendo Virgen, y responde al Cielo diciendo: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» El Fiat de María hace que el Cielo baje a la tierra, la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Verbo del Padre se encarna en las entrañas de la Virgen Madre por obra del Espíritu Santo. La Encarnación es la Obra perfectísima del Espíritu Santo en María. Dios se hace humano para amarnos con un corazón de hombre.

. María, la Madre del Señor:

? Por su “Hágase”, María es la totalmente Consagrada a su Hijo y a su Obra Redentora.

? Por su “Hágase”, María es la “Hostia viva, santa y agradable a Dios”.

? Por su “Hágase”, María es “Propiedad” total y exclusiva de Dios.

? Por su “Hágase”, María es la Madre del Hijo de Dios.

? Por su “Hágase”, María es la “Hija predilecta del Padre, la Madre del Hijo y el Sagrario del Espíritu Santo.

 

El Catecismo de María revelado por el Espíritu Santo (Lc 1, 39. 45)

En aquellos días, se puso en camino María y se dirigió con prontitud a la región montañosa, a una población de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno; Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó con voz fuerte las tres lecciones del Catecismo de María:

a)   «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; María es bendita, su Bendición se llama Jesús. María es Bendición, regalo, don para la Iglesia de la que es Madre y Señora. Que importante es recordar las Bendiciones que Dios derrama sobre la Humanidad en Cristo Jesús, de la carta a los Efesios (1, 3- 11) Somos benditos con María en Cristo Jesús.

b)  ¿Cómo así que viene a visitarme la madre de mi Señor? María es la madre del Señor, su Dios, El Todopoderoso que ha hecho en ella maravillas, Santo es su nombre. A la luz de estas palabra que el Espíritu Santo pone en la boca de Isabel, como negar que María es la Madre de Dios y por voluntad de Dios, es Madre de todos los creyentes de su Hijo.

c)   Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.  ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!». María es mujer de fe. Para ella la fe es confianza y abandono en las manos de Dios, es donación, entrega y servicio a la Obra redentora de su Hijo en favor de todos los hombres.

¿Cómo es la Oración de María?  

"María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios, de corazón, derriba del trono a los poderosos, y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos Is despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres—, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre" (Lc 1, 46-55).

¿Qué pide nuestra consagración a María?

1)  Aceptar a María como el regalo de Dios. Es el don de Dios a la Humanidad.

2)  Aceptar a María como Madre, del Hijo de Dios y como Madre nuestra.

3)  Aceptara María como Maestra para nuestras vidas. Ella es Maestra de Espiritualidad, de Comunión de Amor y de Servicio.

4)  Aceptara María como Modelo para que imitemos las virtudes que más brillan en el rostro de la Madre.

5)  Aceptar a María como Figura e Imagen de la Iglesia. Ella es lo que nosotros vamos a llegar a ser.

6)  María es la primera Creyente, la primera Discípula, la primera Misionera de su Hijo. Por eso es la hija predilecta del Padre.

Nuestra Oración: Señor, Padre de misericordia, cuyo Hijo, clavado en la cruz, proclamó como Madre nuestra a su Madre, santa María virgen, concédenos por su mediación amorosa, que tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad de sus hijos, y atraiga a su seno a todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén



 

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