LLAMADOS A DAR FRUTOS DE VIDA ETERNA DESDE AHORA

 


LLAMADOS A DAR FRUTOS DE VIDA ETERNA DESDE AHORA

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: "Que exista la luz", y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz "día" y a las tinieblas, "noche". Fue la tarde y la mañana del primer día. Dijo Dios: "Que haya un bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras". E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda "cielo". Fue la tarde y la mañana del segundo día. Dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco". Y así fue. Llamó Dios "tierra" al suelo seco y "mar" a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: "Verdee la tierra con plantas que den semillas y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra". Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día. Dijo Dios: "Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra". Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día. (Gn 1, 1-19)

Todo era soledad, caos y tinieblas. Lo mismo le sucede al hombre que tiene la desgracia de caer y hundirse en su pecado: aislado, en tinieblas y hace de su vida un caos, un vacío existencia. Sin Dios, sin amor y sin vida. Dios quiere salvar a todos los hombres y lo primero que hace es “Hacer la Luz” “Hágase la luz, y la luz se hizo”. Nos envía su Palabra que es luz en nuestro camino (Slm 119, 105) La Luz de la Palabra ilumina nuestras tinieblas y nos hace reconocer nuestra pecaminosidad, nos lleva al juicio y nos guía por los caminos de la rectitud (Jn 16, 8)

Luego Dios separa la luz de las tinieblas y le llama a la luz día y a las tinieblas noche. Sin separación, sigue el caos que es de muerte y no de vida. ¿Qué hace Dios para sacarnos del pozo de la muerte, del caos y del vacío? Nos envío su Palabra que se hizo hombre y puso su Morada entre nosotros (Jn 1, 14) Su Palabra es Luz y Vida, quien tiene su Palabra tiene la luz y la vida y no camina en tinieblas (Jn 8, 12) Puede seguir a Cristo, hacerse su discípulo conocer la verdad y hacerse libre (cf Jn 8, 31- 32) ¿Qué hace Cristo Jesús para sacarnos de las tinieblas para llevarnos al Reino de su Amor? Acepta su Cruz y muere por ella, para a los tres días resucitar a una Nueva vida (Rm 4, 25) "El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados."(Col 1, 13- 14)


Y, ¿ahora qué? Si hemos pasado de la muerte a la vida ha habido un Nuevo Nacimiento, hemos pasado de la muerte a la vida, del pecado a la Gracia, de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la libertad, somos una Nueva Creación, ahora estamos en las manos del Padre. Ahora, podemos dar frutos de vida eterna, comienza, la ornamentación, el crecimiento de la vida, van apareciendo las virtudes y las Bienaventuranzas. Dios le ha puesto fin al caos y comienza el universo ordenado.

A la luz de la Palabra hemos reconocido nuestros pecados y decidimos renunciar a ellos y nos despejamos del traje del hombre viejo, nos despojamos de las tinieblas (Ef 4, 23-24; Rm 13, 12- 14) Hemos entrado a los terrenos de Dios y podemos comer de los frutos del árbol de la vida que está en el Paraíso de Dios (Apoc 2, 7) Ahora, que estamos en Cristo, podemos convertirnos a él para ser  como él: mansos, humildes y misericordiosos (Mt 11,29) Jesús viene a nuestras vida y enciende nuestras lámparas y enciende su fuego en nuestros corazones (Cf Lc 12, 35; Lc 12, 49) Ha venido para que tengamos vida y en abundancia (Jn 10, 10) ¿Cómo lograrlo?

Creamos en él y luego amémoslo y sigámoslo. Creemos en él porque hemos escuchado su Palabra. (Rm 10, 17) Lo amamos por que guardamos sus mandamientos y su Palabra (Jn 14, 21. 23) y lo seguimos porque cultivamos sus virtudes y configuramos nuestra vida con la de él viviendo sus Bienaventuranzas. (Mt 5, 3- 11)Volvamos al Génesis y apropiémonos de las tres etapas: La Iluminación, la Separación y la Ornamentación.

Con la Luz de la Palabra sabemos de dónde venimos, del caos, del vacío, de la muerte del pecado,. Sabemos dónde estamos, en Cristo, incorporados a su Cuerpo y revestidos de su Gracia. (Gál 3,26- 27) Sabemos hacia dónde vamos, hacía la casa del Padre, y vamos por Cristo y en Cristo (Jn 14, 7- ) A lo anterior le llamamos “Espiritualidad bíblica” Porque somos conducidos por la Palabra de Dios, nuestra brújula, que nos lleva a la salvación y a la perfección cristiana (2 de Tim3, 14. 17)

Sin olvidar la separación del pecado: "Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia. Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la tenacidad la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo." (2 de Pe 1. 3- 8)

En este texto de la segunda carta de Pedro encontraos las tres etapas bien claras: La Iluminación, la separación y la ornamentación, tres lecciones del Génesis para el pueblo pobre y sencillo que no sabían de letras, pero que creían en el Dios Creador y Redentor de Isaías: "Ahora, así dice Yahveh tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel. «No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío. Si pasas por las aguas, yo estoy contigo, si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama prenderá en ti. Porque yo soy Yahveh tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. He puesto por expiación tuya a Egipto, a Kus y Seba en tu lugar dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida." (43, 1- 4)



 

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search