HOY PONGO DELANTE DE TI LA VIDA Y
EL BIEN O LA MUERTE Y EL MAL
Iluminación: "Vuestra caridad
sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien;" (Rm 12, 9)
Esto dice el Señor: "Mira: Hoy
pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal. Si cumples lo que
yo te mando hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo sus
preceptos, mandatos y decretos, vivirás y te multiplicarás. El Señor, tu Dios,
te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón
se resiste y no obedeces, si te dejas arrastrar y te postras para dar culto a
dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que perecerás sin remedio y que, pasado
el Jordán para entrar a poseer la tierra, no vivirás muchos años en ella. Hoy
tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les he propuesto la vida o la
muerte, la bendición o la maldición. Elige la vida y vivirás, tú y tu
descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él;
pues en eso está tu vida y el que habites largos años en la tierra que el Señor
prometió dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob''. Dt 30, 15-20
El hombre al ser creado por Dios
recibió de su Creador la Ley natural escrita en su corazón: “No hagas el mal, haz
el bien, en caso que no lo haga, arrepiéntete, si obedeces estas tres palabra, la
siguiente palabra es alegraos.” El hombre recibió como regalo el “Libre
albedrío.” La capacidad para hacer lo que le plazca, puede hacer el bien y
puede hacer el mal; puede amar y puede odiar. De lo que haga es responsable.
Frente a ti está la vida y la muerte, la
bendición y la maldición, elige lo que queras. El Deuteronomio repite la
enseñanza del Génesis: "Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De
cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y
del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin
remedio.»"(Gn 2, 16- 17)
El hombre y la mujer comen del árbol prohibido, desobedecen
a Dios. Engañados por el Maligno, quieren ser como Dios, entra la muerte
espiritual, aparece el vacío de Dios, de su Amor, privados de la Gracia. Pablo
nos dice el salario del pecado es la muerte (Rm 6, 23) Mil años después del
Deuteronomio la Sagrada Escritura nos vuelve a recordar el Mandato de Dios:
"No digas: «El me ha extraviado»,
pues él no ha menester del pecador. Toda abominación odia el Señor, tampoco la
aman los que le temen a él. Él fue quien al principio hizo al hombre, y le dejó
en manos de su propio albedrío. Si tú quieres, guardarás los mandamientos, para
permanecer fiel a su beneplácito. El te ha puesto delante fuego y agua, a donde
quieras puedes llevar tu mano. Ante los hombres la vida está y la muerte, lo
que prefiera cada cual, se le dará."(Eclo 15, 12- 17) El profeta Ezequiel
nos dice: "Diles: «Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo no me
complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su
conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestra mala conducta. ¿Por qué
habéis de morir, casa de Israel?»" (Ez 33, 11)
El apóstol Juan nos dice una verdad
que no todos reconocen: "Si decimos que estamos en comunión con él, y
caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en
la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la
sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. Si decimos: «No tenemos
pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros
pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda
injusticia. Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no
está en nosotros."(1 de Jn 1, 6- 10)
El apóstol Pablo confirma lo que
dice san Juan: "Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de
Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas, justicia de Dios
por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia
alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios - y son
justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en
Cristo Jesús," (Rm 3, 21- 23) Y en la carta a los efesios nos repite la
enseñanza, tanto los gentiles como los judío todos han pecado:
"Y a vosotros que estabais muertos en
vuestros delitos y pecados, en los cuales vivisteis en otro tiempo según el
proceder de este mundo, según el Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que
actúa en los rebeldes... entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro
tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las
apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza,
como los demás, a la Cólera..."(Ef 2, 1- 3)
¿Qué hacer para pasar de la muerte
a la vida, del pecado a la Gracia? Dos textos del apóstol Juan nos dan la luz: "Porque
tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en
él no perezca, sino que tenga vida eterna." (Jn 3, 16) "Yo soy la
puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará
pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para
que tengan vida y la tengan en abundancia."(Jn 10, 9- 10)
Jesús para darnos vida nos da su
Palabra que es luz, poder y misericordia. Después al final de su vida nos dijo:
"Es necesario que el Hijo del
hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y
los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: "Si alguno quiere
acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me
siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el
que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al
hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?'' (Lc 9,
22-25)
El hombre decide salvarse o
perderse. Elige a Cristo o al mundo: Vivir en la carne o creer. Amar y seguir a
Cristo Jesús (cf Gál 5,16) “Conmigo o contra mí” "«El que no está conmigo,
está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama." (Mt 12, 30) Por
eso nos invita al arrepentimiento, a la conversión a volverse a Dios. Con amor
nos dice: "«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y
yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi
yugo es suave y mi carga ligera.»"(Mt 11, 28- 30) Le entregamos nuestras
miserias y él nos da su misericordia con el perdón de los pecados y el don del
Espíritu Santo.
Ahora con amor y con un gran
agradecimiento por lo que ha hecho por nosotros, podemos aceptar su Cruz y seguirlo
por amor. Volver a la Casa del Padre es volver al amor, a la paz y al gozo, es
volver a la armonía, al Paraíso y poder comer del “Árbol de la Vida” que esta
el Paraíso, (Apoc 2, 7) y es el mismo Cristo y poder decir con Él: “Mi alimento
es hacer la voluntad de Dios.” (Jn 4,34) Y la voluntad de Dios es que creamos
en Cristo y que nos amemos unos a los otros (1 de Jn 3, 23) Creer en Jesús es
confiar en él, obedecerlo y amarlo. ¿Cómo hacerlo? Siguiendo sus huellas, si él
nos amó, también podemos amarlo y seguirlo. Para que podamos decir con el
apóstol Pablo:
"En efecto, yo por la ley he
muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado: y no
vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en
la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo
por mí. No tengo por inútil la gracia de Dios, pues si por la ley se obtuviera
la justificación, entonces hubiese muerto Cristo en vano."(Gál 2, 19- 20) "Pues
los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus
apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el
Espíritu."(Gál 5, 24- 25)
Volvamos a la enseñanza del
Génesis, del Deuteronomio y del Eclesiástico: "Vuestra caridad sea sin
fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien;"(Rm 12, 9) No le
demos de comer al hombre viejo, matémoslo de hambre, neguémosle el alimento (Ef
4, 23) Démosle de comer al hombre nuevo: "Rechazad, por tanto, toda
malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias. Como
niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella,
crezcáis para la salvación, si es que habéis gustado que el Señor es
bueno."(1 de Pe 2, 1-3) Escuchemos a Jesús, el Señor darnos su enseñanza:
"El que tiene mis mandamientos
y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y
yo le amaré y me manifestaré a él.» Le dice Judas - no el Iscariote -: «Señor,
¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?» Jesús le
respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada en él."(Jn 14, 21- 23)
Porque el mundo se ha apropiado del
“Árbol de la ciencia del mal, y como dioses deciden lo que es bueno y lo que es
malo, quien puede o quien no debe vivir: "«Si el mundo os odia, sabed que
a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría
lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del
mundo, por eso os odia el mundo." (Jn 15, 18- 19) El que peca es esclavo
del pecado”(Rm 6, 20- 22) El que guarda los Mandamientos de Dios, tiene vida,
ama y conoce a Dios y a su prójimo.
Publicar un comentario