DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

 

DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

El día del Amor y la Amistad es cada día del año. El Amor no cambia, transforma y madura. Lo que cambia es el enamoramiento que se fija es aspectos físicos, intelectuales y espirituales. El Amor, no se fija en aspectos, ve a la persona integralmente, la valora por lo que es no por lo que tiene. El Amor no mira ni piensa del otro como un algo, sino como un Alguien, como persona. El peor enemigo del Amor es el instrumentalismo que hace de las personas cosas, objetos desechables.

La Amistad es Amar, amigo es amado y amiga es amada. Amar es darse, donarse y entregarse a un Alguien para ayudarlo hacerse lo que es: hijo de Dios, persona valiosa importante y digna. El Amor verdadero, sin fingimiento (Rm 12, 9) tiene sus exigencias. La primera es reconocer que el otro es Persona, es un Alguien. Un ser original, único e irrepetible, responsable, libre y capaz de amar. Lo segundo es aceptarlo como es, no quieres que sea como tú quieres lo echarías a perder. Puedes invitarlo a cambiar pero, acepta su ritmo, sus criterios y su manera de ser. Lo tercero es respétalo, que el respeto sea de pensamiento, palabra y acción. No lo juzgues ni lo condenes (Mt 7) No blasfemes contra él, que tus palabras sean amables, limpias y veraces. En cuarto lugar perdona sus errores y discúlpalo, no es perfecto, tan sólo es perfectible, dale tiempo para que piense y actué. El quinto lugar, carga con sus debilidades (Rm 15, 1) Sé amable, tolerante y servicial con él. En sexto lugar, ábrete a un diálogo fraterno y amistoso, escúchalo pon atención a su Palabra, no lo obligues a decir lo que no quiera decirte. El diálogo genera conocimiento, amor y fidelidad a la Amistad, tiene dos dimensiones: la apertura y la acogida.

Lo anterior nos dice que el Amor sincero pide cierto grado de madurez humana, sin esto todo es fingimiento, no pasamos del enamoramiento al amor, nos quedamos verdes, por eso es importante saber que lo que realmente pesa es el Amor: sincero, alegre, orante y hospitalario (Rm 12, 10- 12) El Amor es la fuerza que nos impulsa a salir fuera de nosotros mismos para ir al encuentro de los otros para iluminarlos con la Luz de Cristo que es Amor, Verdad y Vida (Jn 14, 6)

Jesús nos ofrece su Amistad, podemos aceptarla o podemos rechazarla. Jesús no obliga a que seamos sus amigos, como, tampoco nos manipula, más bien nos seduce para que lleguemos a hacerlo (Jer 20, 7) La clave de la Amistad y del Amor está en abrirle las puertas del corazón a Cristo, el Señor: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo."(Apoc 3, 20) La Amistad y el Amor entran por la escucha de la Palabra (Rm 10, 17) La Puerta es la fe, es Cristo (Jn 10, 7) La fe es confianza, es obediencia es Amor, entonces podemos entender las palabras de Cristo: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él." (Jn 14, 21. 23) Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón para que puedan vivir mis Bienaventuranzas. (Mt 11, 29; Mt 5, 3- 11)

Cristo es el Amigo que no falla por que nos ama con Amor eterno (Jer 31, 3) y a sus amigos les da su Amor en abundancia: "y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. " (Rm 5, 5) El Amor de Cristo en nuestra vida es más que palabras, es Poder que se manifiesta en acciones, en obras concretas. San Juan nos dice: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros."(1 de Jn 4, 10, 11)

Los Amigos de Jesús aprenden de él, “el Arte de Amar” que implica ciertos pasos: Amar por primero, amar a todos, hacerse uno con los otros, amar a los enemigos, amor recíproco y amar con otros (Kiara Lubic, fundadora de los Focolares) El Amigo abre camino a sus amigos para que crezcan y maduren como personas. Escuchemos las palabras de Jesús a sus amigos: "Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando."(Jn 15, 12- 14) Es un Mandamiento no es un sentimiento, no es que yo pienso, o que yo creo, es el Mandamiento Regio de Jesús: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.»"(Jn 13, 34- 35)

El Amor y la Amistad tienen sus enemigos: El consumismo, el individualismo, el instrumentalismo, el conformismo, el totalitarismo, el ateísmo, el secularismo, las ideologías y las supersticiones. Todo lo que rechace a Cristo y a su Evangelio, lo que atenta contra nuestra madurez humana y contra nuestra realización humana, no pertenecen a lo nuestro. Seamos amigos de los Amigos de Dios, estos son los que nos pueden ayudar a crecer y a madurar como lo que somos personas valiosas importantes y dignas. El camino de la Amistad y del Amor tiene una Puerta que siempre está abierta para recibirnos y para acogernos, no como extraños, sino como amigos y como hermanos. El Amigo siempre es aquel que extiende su mano para compartir, ayudar y servir a los demás. Es el que aprende a lavar pies a sus amigos (Jn 13, 13)

Las palabras del verdadero Amigo son amables limpias y veraces. Construyen y edifican, animan, fortalecen, liberan, consuelan, salvan, enseñan y corrigen. Jesús, el Amigo nos dice: “No los llamo siervos, sino amigos, pues les he enseñado todo lo que escuché hablar de mi Padre” (Jn 15,15) No basta para ser creyentes, no basta con ser practicantes, hay que ser discípulos de Jesús para hacer “Nuestra Opción Fundamental por Cristo, para amarlo y seguirlo, de paso, darle la espalda al Mundo y romper con el pecado y sus Aliados.