GUÁRDENSE DE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS Y DE HERODES.

 


GUÁRDENSE DE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS Y DE HERODES.

 En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: "Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes". Entonces ellos comentaban entre sí: "Es que no tenemos panes". Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: "¿Por qué están comentando que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?" Ellos le contestaron: "Doce". Y añadió: "¿Y cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete". Entonces él dijo: "¿Y todavía no acaban de comprender?" Mc 8, 14-21

"Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes". Advertencia no escuchada, pues sus pensamientos y sus preocupaciones estaban en otra parte, y no en las palabras de Jesús. "Es que no tenemos panes". “¿de qué vamos a comer?” Jesús les habla del pecado de los fariseos y de Herodes, mientras que los discípulos tienen su mente embotada por sus preocupaciones. ¿De qué pecados habla Jesús? Habla lo que Pedro va a decirnos algunos años después: “De la malicia, de la mentira, de la envidia, de la hipocresía y de la maledicencia.” (1 de Pe 2, 1) Herodes estaba metido en la lujuria, en el alcohol, mientras que los fariseos están llenos de envidia, de odio y deseos de matar a Jesús, entre otras cosas. Eran capaces de enseñar la Palabra de Dios, pero, no la ponían en práctica (Mt 23) En su vida había falsedad y mentira.

¿Quiénes son los que tienen ojos y no ven? ¿Quiénes son los que tienen oídos y no escuchan? Somos nosotros cuando nos dejamos atrofiar por el pecado. Cuando escuchamos la Palabra y  la leemos, pero, no la entendemos. Desviamos nuestra atención hacia la izquierda o hacia la derecha. No le prestamos atención a Jesús, a su Palabra. Nos ahogamos en nuestros pensamientos o en nuestras preocupaciones. ¿Qué vamos a comer mañana? Jesús nos responde por que se preocupan por el ayer, que ya pasó, y el mañana todavía no llega, cada día tiene sus propias preocupaciones (Mt 6, 34) Por eso nos advierte: “Vigilen y oren para no caer en tentación”(Mt 26, 41)

 

La levadura de los fariseos infla, hincha, y hasta se desborda para contagiar a otros, es veneno que mata, por eso hay que estar preparados con los “lomos ceñidos y con la lámparas encendidas” (Lc 12, 35) Un día llegan con Jesús una comisión a ponerle una prueba: "Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas." (Mt 22, 16) Le hablan y le dicen la verdad, pero con una intención torcida, era pura hipocresía, y según Pablo, su fe era falsa, su corazón estaba sucio y su conciencia no era recta (1 de Tim 1, 5) “No había amor en sus corazones.”

El pasado ya pasó, pero, podemos sacarle una enseñanza para la vida. Recordemos y analicemos nuestro pasado, saquemos le una enseñanza, traigámosla a nuestro presente, encontremos su luz y proyectemos hacia el futuro, eso no es vivir en el pasado, es tan sólo sacarle una enseñanza.

 

¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?" Ellos le contestaron: "Doce". Y añadió: "¿Y cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete". Entonces él dijo: "¿Y todavía no acaban de comprender?" Soy el mismo ayer, hoy y siempre (Heb 13, 8) Tengo poder para darles lo que necesitan y más, pero, pongan atención a mis palabras para que un día las pongan en práctica. Las pruebas del pasado son enseñanzas para la vida, si entonces salimos victoriosos, no tengamos miedo, hoy podemos seguir en la Victoria porque Jesús está con nosotros (Mt 28, 20) Con tres palabras entendemos esa presencia de Jesús con nosotros: Estoy contigo, para amarlos y estoy contigo desde tu esquina para aconsejarte, conducirte y enseñarte, soy tu Maestro.

Dos palabras nos dice Jesús por el camino del discipulado: Ámame y Sígueme para que donde yo esté estén también ustedes: "Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará." (Jn 12, 26) ¿Cómo nos hora el Padre? En Cristo y por Cristo, el Padre nos libera, nos reconcilia, nos hacer ser parte de la Nueva Creación y luego nos promueve, nos hace ser hijos de Dios, hermanos de os hombres y servidor de ellos. “Donde abundó el pecado, sobre abunda la Gracia de Dios” (Rm 5, 20)

"«No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino.» Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto."(Jn 14, 1- 7)

 

¿A dónde nos lleva Jesús? Nos lleva a la intimidad con Dios. Nos lleva a la casa del Padre, pero antes hemos de pasar por la Cruz: "Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?"(Lc 9, 23- 25) No olvidemos las palabras de Jesús resucitado: “El Mesías tenía que padecer antes de entrar en su gloria (Lc 24, 27) Y Pablo nos lleva a la plenitud de nuestra esperanza; la Vida eterna: "Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados."(Rm 8, 17)

En Amor, con Amor y por Amor, sigamos a Jesús a dónde él quiere llevarnos.

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search