ES MI PADRE QUIEN LES DA EL VERDADERO PAN DEL CIELO.
Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y
rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu
Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la
derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre
de pie a la derecha de Dios”. Entonces los miembros del sanedrín gritaron con
fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron
fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron
sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo. Hechos 7, 51–8, 1
Jesús está de pie, es decir ha resucitado, el que
murió está vivo, y se encuentra a la derecha de Dios, es decir, es Dios
verdadero: veo al Hijo del Hombre de pie a la derecha de DIOS. Para los hombres
del Sanedrín esto era una blasfemia: lo gritan con fuerza, se tapan los oídos y
se precipitaron sobre Esteban para matarlo.
Yo soy el pan de la vida,
dice el Señor; el que viene a mí no tendrá hambre. (Jn 6, 35)-
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús:
“¿Qué signo vas a realizar tú, para que lo veamos y podamos creerte? ¿Cuáles
son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está
escrito: Les dio a comer pan del cielo”. Jesús les respondió:
“Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien
les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del
cielo y da la vida al mundo”. No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi
Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel
que baja del cielo y da la vida al mundo”. El que viene a mí no tendrá hambre,
y el que cree en mí nunca tendrá sed”. Juan 6, 30-35
No fue
Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan
del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al
mundo”. El pan es comida, la comida es alimento y el alimento es vida; vida crucificada,
resucitada y glorificada, es decir, es vida divina. Es Jesús, el Don de Dios a
los hombres para que tengan vida en abundancia. (Jn 10, 10)-
¿Qué hace
Jesús para darnos vida eterna?
Nos da su
Palabra, que es vida eterna, Su Palabra es verdadera comida y es verdadera
bebida el que la escucha y cree en ella, entra en comunión con Dios en Cristo
Jesús (cfr Jn 6, 55; Rm 10, 17)- Que la Palabra habite con toda su riqueza en
vuestros corazones (Col 3, 16)- La Palabra es Jesús que habita por la fe en
nuestros corazones (Ef 3, 17)- El que escucha la Palabra de Dios y la obedece
se come a Jesús y entra en comunión con Dios.
Jesús siembra el Reino de Dios en el
corazón de los hombres y de las culturas, sembrando la Palabra en ellos,
Palabra que es espíritu y vida (Jn 6, 63)- Y un día tomó la firme determinación
de subir a Jerusalén, allá va a padecer, va sufrir y va a morir, y al tercer
día resucitará. (Mt 16, 26)- Muere para el perdón de nuestros pecados y
resucita para darnos vida eterna. Con su muerte y con su resurrección Jesús ha
abierto las puertas para que entremos en su Presencia, unidos todos en un solo Espíritu.
Esta entrada se realiza por la fe en Jesucristo y por la acción del Espíritu
Santo que guía y conduce a los hombres a Cristo para que creyendo en él se
salven.
“Yo Soy el Pan de Vida”. “Yo Soy la Eucaristía”.
La Eucaristía es Presencia real de
Jesucristo, lo que antes era pan y vino, ahora por las palabras de la
consagración y por la acción del Espíritu Santo, es ahora Cuerpo y Sangre de
Jesucristo. El cuerpo y la sangre de Cristo no son dos, son una misma realidad,
una persona, Jesús, el Hijo de Dios y el Hijo de María, Dios verdadero y hombre
verdadero.
En la Misa hay varias presencias de Cristo:
presente en los fieles que asisten a Misa; presente en su Palabra que es
proclamada y presente en el sacerdote que celebra la Misa, pero, de manera
especial está presente en las especies eucarísticas del cuerpo y la sangre de
Cristo, presencia real, en su divinidad y en su humanidad. Por esa razón san
Pablo advierte:
Pues cada vez que coméis este
pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por
tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del
Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan
y beba de la copa. (1 de Cor 11, 26- 28)- Para Pablo la comunión pide para
recibirla con dignidad tener una fe sincera, un corazón limpio y una conciencia
recta (1 de Tim 1, 5)- Y poder así ofrecer a Dios un culto espiritual en
espíritu y en verdad (Rm 12, 1)-
«Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que
no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje
de boda?" El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes:
"Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el
llanto y el rechinar de dientes." (Mt 22, 11- 13)-
El Traje de bodas es la conciencia limpia de todo pecado, es revestidos
de Cristo en justicia y en santidad. (Ef 4, 24) Lo que equivale a decir con san
Lucas: “Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas
encendidas.” (Lc 12, 35)- Con la Túnica puesta y con las lámparas encendidas.
Lo que significa caminar en la Verdad, en la Luz y en el Amor. (Jn 14, 6)-
Para san Juan la conciencia limpia consiste en estar en íntima
comunión con Cristo: Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y
yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si
alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca;
luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La
gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como
el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. (Jn 15.
5- 9)-
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