JESÚS ES EL APOSTOL DELPADRE Y SUS DISCÍPULOS SON SUS APOSTOLES.
Jesús se acercó a
ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id,
pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo
os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin
del mundo.» (Mt 28, 18- 20)
Jesús es el
Misionero y el Apóstol del Padre.
En aquel
tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las
sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y
dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban
extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus
discípulos: "La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por
lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos"
Los Discípulos son ahora los Mensajeros de Jesús y en ellos toda la Iglesia
es Misionera y Servidora del Señor.
Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los
espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. Les dijo:
"Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y
proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los
leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los
demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues,
gratuitamente".( Mt 9, 35–10, 1. 6-8)
El
Discípulo de Jesús al ser enviado por Él se convierte en Apóstol y en Servidor
del Reino de Dios.
Para que siempre
y recuerde las palabras de Jesús: Nadie puede servir a dos señores; porque
aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al
otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. (Mt 6, 24) Son servidores del
Señor y no del poder, del placer y del tener (cfr Mt 20, 25; 1 de Jn 2, 15) Lo
que te llevaría a una vida mundana pagana (cfr Gál 5, 16) Conducido por
cualquier espíritu que no viene de la fe, sino de la carne que lleva a la
corrupción (Rm 14, 23, Gál 6, 7- 8)
Al discípulo, apóstol y servidor, lo que se le pide es que
sea fiel (1 de Cor 4, 1) Fiel a la persona de Jesús, a su Mensaje y a su Obra, El
compromiso es con Cristo y con su Iglesia para trabajar con otros y a favor de
otros. “Nunca sólo”. Trabajar con amor como señal que hemos sido enviados por
Cristo, el amor, es la señal (cfr Jn 13, 35)
"Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel.”
Después de la Resurrección será: “vayan por todo el mundo”. “Hagan
discípulos míos” “Denle los Sacramentos” y “enseñen todo lo que yo les he enseñado”.
No estarán solos, Yo estaré con Ustedes (Mt 28- 19- 20). Les doy mi perdón, mi
paz, mi misión, mi Espíritu y el ministerio de la reconciliación para que edifiquen
mi Iglesia (cfr Jn 20, 10. 23).
¿Qué enseñó Jesús a sus discípulos?
Les enseñó a orar con su Testimonio
de vida y con sus palabras: De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó,
salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus
compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.» Él
les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí
predique; pues para eso he salido.» (Mc 1, 35- 38)
Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno
de sus discípulos: «Señor, ensénanos a orar, como enseñó Juan a sus
discípulos.» Él les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu
Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos
nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y
no nos dejes caer en tentación.» (Lc 11, 1- 4)
Les enseñó a amar a
todos: «Pero yo os digo a los que me escucháis: “Amad a vuestros enemigos,
haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad” (Lc 6,
27- 28) Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que,
como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En
esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los
otros.» (Jn 13, 34- 35)
Entonces
dijo a sus discípulos: "La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos.
Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus
campos". “Pidan, llamen a la puerta y se les abrirá”. “Pongan en las manos
de Dios todas sus preocupaciones y todas sus debilidades y todas sus luchas
(cfr 1 de Pe 5, 7) Y nunca olviden que mi Gracia, mi Amor es todo lo que
necesitan (2 de Cor 12.9)
El
discípulo o mensajero de Jesús es un ser consagrado al Señor, a su Palabra y a
su Misión, por eso Pablo nos recuerda; “No te enredes en los asuntos de la vida
civil (2 de Tim 2, 4) No mezcles la vida espiritual que viene de la escucha de
la Palabra como don gratuito e inmerecido. (Rm 10, 17), con la vida según la
carne, que lleva a la corrupción y nada de lo que es carne y sangre entra en el
Reino de Dios (1 de Cor 15. 40) La carne no es grata a Dios (Rm 8, 8)
El
discípulo es aquel o aquella que escucha la Palabra de Dios y la obedece, para
seguir a Cristo. Es el que esta pasando de la muerte a la vida, del pecado a la
Gracia, de las tinieblas a la luz. No está hecho, sino haciéndose en Cristo por
la acción del Espíritu Santo (Ef 4, 23- 24) La clave de su apostolado o de su
ministerio es enamorarse de la Voluntad de Dios para ponerla en práctica (cfr
Jn 4, 34; Mt 6, 9- 12)
Al ver a
las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y
desamparadas, como ovejas sin pastor. Jesús todo lo hacia con compasión y con
amor, se puso a enseñar muchas cosas a la gente, y les dio fe, esperanza y
caridad para que puedan predicar el Evangelio para curar a los enfermos y
oprimidos. La fe de Jesús nos deja Luz, Poder y Amor. Con la luz damos vista a
los ciegos, con poder liberamos a los oprimidos y con su Amor les ayudemos a
ser más y mejores personas.
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