UNO SERÁ
TOMADO Y EL OTRO ABANDONADO
Ilustración:
En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: “Lo que sucedió en el tiempo de
Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían y bebían, se
casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces
vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo
sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y
construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del
cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo
del hombre se manifieste.
Aquél día,
el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a
recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de
la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la
pierda, la conservará.
Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo
lecho: uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas:
una será tomada y la otra abandonada’’ Entonces, los discípulos le dijeron: “¿Dónde sucederá eso, Señor?” Y él
les respondió: “Donde hay un cadáver, se juntan los buitres”. . (Lc 17,
26-37)
Swrá tomado el que camina en la Verdad y se realiza en Cristo,se hace hijo de Dios y una mejor persona, cultiva y protege los dones recibidos de Dios. Y se queda abandonado el que se queda al margen de su realización. Se queda como títere o copia de os demás.como el ciego de Jericó que estaba al borde del camino, al margen de su realización.
Lo que sucedió en tiempo de Noé y en tiempo de Lot,
sucederá en el día del Mesías.
El Hijo
del Hombre, es decir, Jesús, se manifiesta liberando, reconciliando y salvando
a los que creen en él. A aquellos que levantan su cabeza y esperan una
liberación espiritual, que, aunque compran y venden construyen y trabajan, no
pierden la esperanza de la vida eterna y trabajan por su liberación y por su
salvación. Y poder decir con san Pablo: Y más aún: juzgo que todo es pérdida
ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí
todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en
él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe
de Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él,
el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme
semejante a él en su muerte-(Flp 3, 7- 10)
No te desvíes ni a tu izquierda ni a tu derecha ni
vivas en el pasado.
Dejando atrás los ídolos, lánzate hacia adelante
para amar y servir al Señor. (1 de Tes 1, 9) Con tus ojos, tu mente y tu corazón
puestos en Dios,en su Ley, en su Palabra, en Jesús. (Josué 1, 6; Heb 12, 2) La izquierda, la derecha y el vivir en
el pasado no te realizan, te quedas al margen de tu realización como persona y
como hijo de Dios. Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el
arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.» (Lc 9, 62)
La izquierda y la derecha son los enemigos de
la fe: El relativismo, el totalitarismo, el conformismo, el secularismo, el ateísmo,
las supersticiones y las ideologías. Estos enemigos de la fe nos llevan a la
idolatría del poder, del tener y del placer, estos nos llevan a la muerte del pecado
(cf Rm 6, 23) Y donde está el muerto están los buitres, es decir, están los muertos
dando culto a los ídolos del oro y del poder, de los ricos y los poderosos.
Jesús nos invita a creer en él para que
tengamos vida en abundancia (cf Jn 10, 10) Creer en Jesús para pasar de la
muerte a la vida, del pecado a la Gracia. Y poder así dar frutos de vida eterna
como son la fe, la esperanza, la caridad, la verdad y la justicia, la santidad
y la libertad.
La verdad que viene de la
escucha de la Palabra nos hace libres.
Hermanos: Me ha dado mucha alegría enterarme de que
muchos de ustedes viven de acuerdo con la verdad, según el mandamiento que
hemos recibido del Padre.
Les ruego,
pues, hermanos, que nos amemos los unos a los otros. No se trata de un
mandamiento nuevo, sino del mismo que tenemos desde el principio. El amor
consiste en vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y el mandamiento
consiste en vivir de acuerdo con el amor, como lo han escuchado desde el
principio.
Ahora han
surgido en el mundo muchos que tratan de engañar, pues niegan que Jesucristo es
verdadero hombre. Estos son el verdadero impostor y anticristo. Pongan, pues,
atención para que no pierdan el fruto de sus trabajos y puedan recibir la
recompensa completa. Quien se aparta de la verdad y no permanece fiel a la
doctrina de Cristo, no vive unido a Dios; el que permanece fiel a la doctrina
de Cristo, ése sí vive unido al Padre y al Hijo. (2 Jn 4-9)
Dichoso el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor. Dichoso
el que es fiel a sus enseñanzas y lo busca de todo corazón. (Slm 118, 1-2)
Pensemos que un día vamos a morir y estamos preparados. Escucharemos las palabras del Señor decirnos: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." (Mt 25, 34- 36)
Y a los
que no están preparados decirles: Entonces dirá también a los de su
izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y
no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no
me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." (Mt 25. 41-
43)
Por esta
razón san Pablo dice a los creyentes: Vuestra caridad sea sin fingimiento;
detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a
los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia;
con esp1ritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la alegría de la esperanza;
constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las
necesitades de los santos; practicando la hospitalidad. (Rm 12, 9- 13)
Ser tomado por la acción del Espíritu Santo que nos transforma en hijos de Dios, en hermanos unos de los otros y en servidores de los demás para tener así, los mismos sentimientos de Cristo Jesús. (cf Fil 2, 5)
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