HUYAN DE LA IDOLATRÍA Y BUSQUEN A JESÚS.
Introducción: No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. (1 de Cor 10, 21)
Con palabras
de Jesús; “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o
bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al
Dinero.” (Mt 6, 24) De la mezcla resulta tibieza, una modalidad de
pecado que excluye a los creyentes que hacen el mal: Conozco tu
conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora
bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.
(Apoc 3, 15- 16)
Por eso,
queridos, huid de la idolatría. (1 de Cor 10, 14) Es el culto a los
ídolos, aquello que se lleva en el corazón en vez de Cristo Jesús. Los ídolos
nos dividen, nos engañan, nos manipulan, nos oprimen y nos matan. Ídolos como
el poder, el placer, el tener, el sexo, las ideologías, y muchas cosas más. Escuchemos
a Jeremías decirnos: Doble mal ha hecho mi pueblo: a mí me dejaron, Manantial
de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no
retienen. (Jer 2, 13) Las cisternas agrietadas son los ídolos, que no
retienen el agua son “Vacío, son nada.” Qué embotan la mente, endurecen el
corazón, pierden la moral y llevan al desenfreno de las pasiones o de los
vicios (Ef 4, 17- 18). Nos esclavizan, deshumanizan y despersonalizan.
No podemos
dar culto a Dios y a los ídolos; no podemos sentarnos a la Mesa del Señor y a
la mesa de los demonios. No podemos beber de la copa del Señor y beber de la
copa de los demonios. (1 de Cor 10, 21) Si damos culto a los ídolos, no tenemos
fe ni esperanza ni caridad, el pecado nos paga con la muerte (cf Rm 6, 23) Y
nuestros acciones y oraciones no son gratas ni agradables a Dios (cf Mt 11, 21-
23) Todo porque nuestra fe no es sincera y nuestras manos están manchadas de
sangre (cf 1 de Tim 1, 5).
Lo que sucedió en el desierto es figura para nosotros.
Pero la mayoría de ellos no fueron del agrado
de Dios, pues sus cuerpos = quedaron tendidos en el desierto. = Estas cosas
sucedieron en figura para nosotros para que no codiciemos lo malo como ellos lo
codiciaron. No os hagáis idólatras al igual de algunos de ellos, como dice la
Escritura: = «Sentóse el pueblo a comer y a beber y se levantó a divertirse.» =
Ni forniquemos como algunos de ellos fornicaron y cayeron muertos 23.000 en un
solo día. Ni tentemos al Señor como algunos de ellos le tentaron y perecieron
víctimas de las serpientes. (1 de Cor 10, 5- 8) El pecado del pueblo de Israel
fue la idolatría que sigue siendo para la inmensa mayoría de los creyentes hoy
día.
No sirvan a dos señores.
¡No unciros en yugo desigual con los infieles!
Pues ¿qué relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué unión entre la
luz y las tinieblas? ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? ¿Qué participación
entre el fiel y el infiel? ¿Qué conformidad entre el santuario de Dios y el de
los ídolos? Porque nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios:
Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán
mi pueblo. Por tanto, salid de entre ellos y apartaos, dice el Señor. No
toquéis cosa impura, y yo os acogeré. ( 1 de Cor 6, 14- 17)
¡Huid de la fornicación! Todo pecado
que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; más el que fornica, peca contra
su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu
Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo. (1
de Cor 6. 18- 20)
Huyan de los ídolos, huyan de las pasiones de la
juventud, huir es apartarse, es alejarse, es romper con el pecado para participar
de la naturaleza divina ( 2 de Tim 2, 22; 2 de Pe 1, 4) Para buscar a Dios en
la Justicia, en la Bondad, en la Verdad, en la Misericordia, en la Mansedumbre y en la Humildad (Ef 5, 9; Col 3, 12)
Dios se deja encontrar por los que lo buscan de
todo corazón. (Jer 29, 13)
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