EL DESTINO DE JESÚS ES EL DESTINO DE LA IGLESIA, SER PERSEGUIDA.

 

EL DESTINO DE JESÚS ES EL DESTINO DE LA IGLESIA, SER PERSEGUIDA.


La persecución a la Iglesia comienza después de la resurrección y terminará hasta el final de los tiempos.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí. (Lc 21, 12-14)

El primero en caer fue el proto mártir san Esteban, para luego, fue Santiago el mayor, el hijo de Zebedeo. Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. (Hech 8, 1; Hch 12, 11)) Los Apóstoles fueron llevados ante los tribunales y a las cárceles, fueron azotados y uno a uno fueron martirizados. Así se cumplieron las palabras de Jesús: Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. (Jn 15. 20)

La razón por los que son perseguidos es la misma por a que dieron muerte a Jesús; la envidia y el odio: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. (Jn 15, 18- 19)

Las persecuciones a la Iglesia son tan actuales como lo fueron en los primeros siglos. En Nicaragua como en México muchos sacerdotes y católicos son encarcelados y expulsados: En África todo el que se confiese católico o cristiano son martirizados por los musulmanes. Y Así en otros países la Iglesia es perseguida solo por dar testimonio de Jesús.

Yo les daré palabras para que se defiendan.

Hoy las sinagogas y los tribunales se dan en las contradicciones, en las pruebas, y en las luchas para defender la fe cristiana- Te contradicen se burlan de ti y blasfeman contra tu fe solo porque te persignas con la señal de la Cruz en una competencia deportiva, mientras a los que blasfeman, son aplaudidos.

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes. (Lc 21, 15- 16)

Se burlarán de tu fe y de tus convicciones.

Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida’’. Lc 21, 17-19)

En tu propia casa la fe es causa de divisiones. Los que creen y lo que no creen. Hay burlas y opresiones, no pelees, acuerda las palabras de Jesús: “Ama a tu enemigo y ora por el que te persigue” (Lc 6, 27- 28) Te critican por que vas a Misa, por que haces oración o porque haces el bien. Te critican, murmuran y te juzgan porque manifiestas tu fe en público. En algunos países, es lugar a perder tu trabajo, eres considerado de segunda o tercera categoría. Te pueden llevar preso y ponerte en la cárcel si te encuentras orando en silencio cerca de un hospital donde se practican abortos.

Acuérdate de las palabras del anciano Simeón: Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.» (Lc 2, 34- 35) Se caen al tropezar con Jesús los que no creen en Él, y se levantan los que si creen en Él.

Muchos han sido los santos que han sido perseguidos desde dentro de la Iglesia: Muchos son los sacerdotes y los laicos que están siendo juzgados, calumniados y murmuran contra ellos, todo, es por envidia- La envidia nos lleva al odio y este nos lleva a destruir al hermano. Para vencer la envidia Jesús nos dejó el Mandamiento del Amor: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.» (Jn 13, 34- 35)

El amor es inseparable de la oración: “Ama a tu enemigo y reza por el que te persigue” (Lc 6, 27- 28) Y san Pedro nos presenta la enseñanza de su Maestro: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que, llegada la ocasión, os ensalce; confiadle todas vuestras preocupaciones, pues él cuida de vosotros. (1 de Pe 5, 6- 7) T recordemos las últimas palabras de Jesús desde la Cruz: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» (Lc 23, 34) El perdón fue enseñanza de su vida: “y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.” (Mt 6, 12)

Las divisiones en la Iglesia se deben al fariseísmo que es rigorista, legalista y perfeccionista. No se aceptan la diversidad de los dones…

 

 

 

 

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