PARA SEGUIR A
CRISTO HAY QUE IR POR EL CAMINO ANGOSTO PARA ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA.
Iluminación:
«Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por
ella; más ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la
Vida!; y poco son los que lo encuentran. (Mt 7, 13- 14)
Jesús el Buen Pastor que busca
a las ovejas perdidas, hasta encontrarlas, y cuando se dejan encontrar con
cariño les dice: “Levántate y toma el Camino que te lleva a la Casa de Padre.”
Para luego decirles: Yo soy el Camino que te lleva a la Casa del Padre (Jn 14,
6- 7) Es un camino santo que lleva a la Salvación.
El Camino estrecho es Cristo
Profeta que nos enseña el camino de la verdad. (Jn 8, 31- 32) Un camino de
pobreza, de humildad, de sencillez y de santidad que nos hace libres de todos
los males para amar y para servir a Dios y a los hombres.
El Camino
que Jesús eligió para servir a Dios y a los hombres.
El cual, siendo de condición
divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí
mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y
apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta
la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre,
que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo
Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre. (Flp 2, 6- 11)
Se hizo hombre, pobre,
humilde y sencillo, para enriquecernos con su Pobreza (cf 2 de Cor 8, 9) La
pobreza de Jesús es su Encarnación en el seno de María. Y su riqueza es ser el
Hijo de Dios, el hermano universal y el servidor de todos.
El cual,
siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. El Verbo se
hizo carne y puso su Morada entre nosotros (Jn 1, 14) Se hizo hombre sin dejar
de ser Dios. Durante treinta y tres años se envolvió con nuestras debilidades
para hacer la Voluntad de su Padre.
Sino que se
despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose
semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; Se despojó de sí
mismo para hacer uno de nosotros pata amarnos con un corazón de hombre. Igual a
todo hombre menos en el pecado. Padeció hambre sed, frío calor, cansancio, se
hizo amigo de hombres y mujeres. Enseño su Palabra y con ella sembró el Reino
de Dios en el corazón de los hombres.
Y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la
muerte y muerte de cruz. Amó hasta el extremo (Jn 13, 1) No juzgó, no
humilló y no condenó a nadie. Sino que se humilló a si mismo, cargó con
nuestros pecados y se hizo obediente hasta la vergonzosa muerte de cruz.
Entregó su vida por los pecadores: Nos amó y se entregó por todos; se ofreció
como hostia viva por los pecadores: Amó a su Iglesia y se entregó por ella (Gál
2, 19: Ef 5. 2; Ef 5, 25)
Por lo cual Dios le exaltó y
le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda
lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre. (Flp 2, 9-
11) La Resurrección es el Sí del Padre a su Hijo. Estoy contigo y apruebo todo
lo que dijiste y todo lo que hiciste en mi Nombre por todos los hombres para
salvarlos.
Muerte y Resurrección de
Cristo son dos momentos de un mismo Acontecimiento: La Pascua de Cristo. Con su
Muerte y con su resurrección Jesús selló la Nueva Alianza anunciada por los
profetas. Con la Nueva Alianza Cristo nos dejó un Culto Nuevo, un Sacrificio
Nuevo, una Ley Nueva y un Pueblo Nuevo con sus siete Sacramentos.
El que
quiera servirme que me siga para que donde Yo esté, también esté mi servidor (Jn 12, 26)
El camino es el seguir a
Cristo Jesús por el Camino angosto, escuchar su Palabra y obedecerla (Mt 7, 24)
Para irse desprendiendo del traje de tinieblas, hasta la pobreza espiritual (Ef
4, 23; Mt 5, 3). El Camino estrecho nos lleva ala Puerta estrecha que es Cristo
crucificado. Para creer en Él y abrazar su Cruz y entrar en su Alianza Nueva y
ser con Él Hombres Nuevos. Abrazar la cruz equivale aceptar la muerte y la
resurrección de Cristo que se ofreció por la Humanidad. Y aceptar a Jesús como
nuestro Salvador, nuestro Maestro y como nuestro Señor. Le pertenecemos lo
amamos y le servimos porque estamos dentro de la Nueva Alianza.
Tres textos bíblicos, uno de
Juan, otro es de Pablo y otro de Pedro:
El que es
de Dios, escucha las palabras de Dios; vosotros no las escucháis, porque no
sois de Dios.» (Jn 8, 47) El que le pertenece a Dios escucha su Palabra
y la obedece, se goza con ella y da testimonio de la Palabra.
Pues los
que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus
apetencias. (Gál 5, 24) El que pertenece a Cristo está crucificado con
Él, muriendo al pecado y viviendo apara Dios.
Sabiendo que habéis sido
rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo
caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y
sin mancilla, Cristo. (1 de Pe 1, 18- 19)
El Camino estrecho, camino de
la Verdad nos lleva a la Vida eterna. Es un Camino lleno de experiencias liberadoras,
gozosas, dolorosas y gloriosas. Un Camino, un estilo de vida, la vida de Jesús,
que nos pide esfuerzos, renuncias y sacrificios.
Sin seguimiento de Cristo no
hay Camino estrecho y hay Puerta angosta.
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