LA PALABRA QUE SALE DE MI
BOCA NO REGRESARÁ A MI VACÍA.
Porque cuanto aventajan los
cielos a la tierra, así aven
tajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos
a los vuestros. Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven
allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé
simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi
boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y
haya cumplido aquello a que la envié. (Is 55, 9-11)
Mis pensamientos no son vuestros
pensamientos n mis intereses son vuestros interese ni mis preocupaciones son
vuestras preocupaciones n mis luchas son vuestras luchas, la diferencia está
como de aquí al Cielo. El agua y la nieve son la Palabra de Dios que es enviada
a la tierra para la empape y la haga germinar; así es la Palabra que sale de mi
boca no regresaré a mí vacía, dará fruto y en abundancia por que murió- El
fruto es la humanidad redimida de sus pecados.
En verdad,
en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él
solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que
odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. (Jn 12, 24- 25)
Jesús es el grano de trigo que no se quedó solo porque murió y resucitó, y con
él murieron y resucitaron los que creyeron con él (R, 6, 3- 5) Para nacer a la
vida de Dios hay que morir al pecado. El que ama su vida y sigue las apetencias
de la carne se pierde, pero, el que renuncia a las pasiones de su juventud y a
sus intereses, por amor a Cristo ese es el que se salva.
“Entrad por la entrada
estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y son muchos los que entran por ella; más ¡qué estrecha la entrada y
qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran.”
(Mt 7, 13- 14)
Jesús es el camino que nos
lleva a la Vida; es un camino estrecho, es Cristo profeta que abre caminos
donde no hay caminos, Tumba monte, remueve la tierra y siembra donde no hay
sembrados. Para entrar al Reino de Dios hay que escuchar la Palabra de este Profeta
que ilumina los huesos de nuestra sepultura (Ez 37, 12) Nos convence de que somos
pecadores, nos convence de la necesidad de arrepentirse, para despojarse de nuestros
caprichos e intereses que son incompatibles con el Reino de Dios. Palabra que
nos invita a dejar una vida laxa, de vicios, que nos invita a salir de la tierra
del exilio y ponernos en camino de éxodo para ir a Cristo, la Tierra Prometida.
El camino estrecho nos leva a la Puerta estrecha que es Cristo Crucificado para
entregarle toda nuestra pecaminosidad. La Palabra nos muestra el pecado del
mundo, la necesidad de arrepentimiento, de justicia y el camino de la rectitud
(Jn 16, 8s)
Pasar por la Puerta estrecha
es creer que Cristo Sacerdote que me amó y se entregó por mí, para el perdón de
los pecados, Le entrego mi carga y el me entrega su Yugo que es Misericordia,
derrama su amor en mi corazón redimido, juntamente con el Espíritu Santo que él
nos ha dado (Rm 5, 5) Ahí en el encuentro con Cristo, al recibir el perdón de
los pecados y el don del Espíritu Santo se da el Nuevo Nacimiento, entramos al
Reino de Dios.
Ahora a crecer en la fe y el
amor, alimentándose con la lechita del Evangelio y la oración para rechazar la
malicia, a mentira, la envidia, la hipocresía y a maledicencia (1 de Pe 2,1. 2)
Y poder reinar con el Rey de Reyes. Por el Camino del Amor, la Verdad y de la
Vida que nos lleva a la Santidad a la donación, a la entrega y al servicio para
que así se cumpla la Palabra de Jesús: Si
alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor.
Si alguno me sirve, el Padre le honrará. (Jn 12, 26)
Estamos
sentados a la derecha del Padre en la unión con Cristo Jesús. Estamos sentados
en un trono de humildad, sencilles y de pobreza: La Cruz, desde donde morimos al
pecado para vivir para Dios y dar vida al mundo. Cruz y resurrección son dos
momentos de un mismo acontecimiento: La Pascua de Cristo. Jesús nos dice:
Permanezcan en mi Amor, (Jn 15,9) Pablo nos dice: No se bajen de la Cruz ( cf
Gál 5, 24)
Guarden
mis Mandamientos y mi Palabra para que no sean engañados por los falsos
profetas ( 1 de Jn 2, 3 5)
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