TODOS
SOMOS PECADORES LLAMADOS A SER
JUSTIFICADOS
Iluminación:
«No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los
puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os
despedacen.
¿Quiénes
son los perros y los puercos? Jesús no habla de los paganos a quienes le
llamaban perros, como tampoco a los que llevan una vida arrastrada, sino y más
bien, Jesús usa
perros y cerdos como representantes de aquellos que ridiculizan, rechazan, se
burlan y blasfeman, de los servidores y del mismo. el evangelio, una vez que se
les presenta. No debemos exponer el evangelio de Jesucristo a aquellos que no
tienen otro propósito que pisotearlo y volver a sus malos caminos.
La recomendación de Jesús es vayan a llevar l evangelio a
otros pueblos o a otras personas. El evangelio no se puede forzar, porque según
el método de Jesús es “sí tú quieres”. Por eso cuando estaba frente a Herodes
que quería verlo hacer un milagro, no le dijo ni media palabra (Lc 23, 9) Enel
evangelio de Mateo Jesús rechaza las oraciones y el trabajo de los servidores
que comen y viven del Evangelio, y permanecen en el pecado: «No todo el
que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en
tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás
os conocí; ¡apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23)
Estaban comiendo de la mesa
del Señor y de a mesa de los demonios (1 de Cor 10. 21) Había tibieza
espiritual y los tibios son expulsados de la vida espiritual (cf Apoc 3, 16) El
apóstol Pablo nos recuerda algo sobre “No les echen las perlas a los cerdos, o
lo sagrado a los perros: Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor
indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues,
cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. (1 de Cor 11, 27- 28) Para no
acercarse a recibir la Sagrada Eucaristía de manera indigna, en pecado mortal.
Como los que viven en unión libre, en amasiato y no se arrepienten, o los
casados que dejan su familia para volver a casarse.
La Iglesia es una madre que
sufre por las situaciones de muchos de sus hijos, y les aconseja otros caminos
de purificación. Como son: La escucha y obediencia de la Palabra de Dios; la
Oración íntima y cálida; Asistir a la Misa donde pueden hacer oración de acción
de gracias y de pedir perdón por sus pecados e interceder por otros, como
también pueden escuchar la Palabra de Dios, ofrecer a Dios su culto, aunque no
comulguen; la práctica de la Caridad y de las virtudes cristianas y prestar
algún servicio en la comunidad. Estos son medios para entrar en comunión con
Dios.
San Pablo afirma que nada de
lo que es carne y sangre entra en el Reino de Dios (1 de Cor 15, 50) Hay que
creer y convertirse, a sí o dice a los colosenses: Por tanto, mortificad
vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la
codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la cólera de Dios sobre los
rebeldes, y que también vosotros practicasteis en otro tiempo, cuando vivíais
entre ellas. (Col 3, 5- 7)
¿No sabéis
acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios?
¡No os engañéis! Ni los
impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los
homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los
ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. Y tales fuisteis
algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro
Dios. (1 de Cor 6, 9- 11) Estos creyeron y se convirtieron al Evangelio del
Señor.
Pero ahora,
independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado,
atestiguada por la ley y los profetas, justicia de Dios por la fe en
Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia alguna; el don de
su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, todos pecaron y
están privados de la gloria de Dios - y son justificados por el don de su
gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús (Rm 3, 21- 24)
Cristo vino
por todos, todos somos redimidos. Sin embargo, podemos decir que muchos viven
como si no hubieran sido redimidos, rechazan, se burlan, blasfeman y comen del
Árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn 2, 17) Se han sentado a comer del
árbol del mal, y se sienten los dueños y amos y señores del árbol, hasta
deciden quienes deben vivir y quienes no, quienes debe tener y quienes no, son
como dioses, así se creen.
Hay algunos
que presumen que son creyentes, pero no, practicantes. Su vida es mundana y
pagana. Tienen su mente embotada, el corazón endurecido, han perdido la moral y
han caído en el desentreno de las pasiones (Ef. 4, 17- 18) Pero, Dios los ama y
los lama a la salvación. Si escuchan la Palabra de Dios y se arrepienten son
perdonados de sus pecados y pasan de la muerte a la vida; del hombre viejo
pasan a ser hombres nuevos, justificado por la fe. Donde abundó el pecado,
sobre abunda la misericordia de Dios (Ef 4, 23- 24; Rm 5, 20)
Por la Fe en
Jesucristo somos justificados, perdonados de nuestros pecados y recibimos la Esperanza
y el Amor juntamente con el Espíritu Santo (Rm5, 1- 5) Grandes pecadores son
ahora grandes santos y no todos respondieron al primer llamado, por fueron
vencidos por la misericordia y la paciencia de Dios. En i caso fueron muchos los
años que tardé para dejarme encontrar por el Señor, mi Pastor y mi Señor.
Tuve un
encuentro con Jesús en una super carretera en los Ángeles California, como a
las tres de la tarde, iba yo echando pestes, ni iba rezando ni pensando en
Dios, pero Él tenía tiempo echándome las redes. Iba un vehículo con letreros
que decía Jesús es el sábado, el rey que viene, Yo dije gente fanática y le
pensé una grosería. Yo era troquero, llevaba un camión de carga, me rebasa y
casi le pego por detrás Puede ler una calcomanía que llevaba en la parte
trasera de vehículo que decía: “Dios te ama”. V a mi mente Dios te a ti así, como
eres, pero, por la vida que llevas no puede experimentar su amor. El
pensamiento se repitió por segunda vez. Palabras que bajaron a mi corazón y
sentí bonito como nunca lo había sentido. ¿Cómo vivía yo? Vino a mi mente mi
vida de pecado, de vicios, de mentira, de fraudes, de adulterios y fornificaciones.
Soy un gran pecador, las lágrimas corrían por mi cara, no soy digno, pero así me
ama Dios y comenzó mi conversión. Tres años después regresé a la Iglesia, el
día más grande de mi vida, ese día, para la Gloria de Dios. El encuentro con
Cristo y con la Iglesia fue dentro de un confesioario en el Sacramento de la Confesión.
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