POBRES Y RICOS SON LLAMADOS A LA SALVACIÓN POR LA FE ENJESUCRISTO.
Iluminación: Ustedes han oído hablar de la generosidad de nuestro Señor
Jesucristo que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. ( 2
de Cor 8, 9)
La pobreza de Jesús es su Encarnación de María su Madre. El Verbo se
hizo hombre y puso su Morada entre nosotros (Jn 1, 14) Y como también su
pobreza es su Pasión, su sufrimiento y su muerte. Mientras que su riqueza es
ser el Hijo de Dios, el Hermano universal y el Servidor de todos.
El relato evangélico.
En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo: Dichosos
ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los
que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran
ahora, porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de
entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre.
Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el
cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay
de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre ¡Ay de
ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando
todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos
profetas!"( Lc 6, 20-26)
¿Basta ser pobres para salvarse?
El Mensaje de Jesús es para todos, pobres y ricos,
hombres y mujeres, judíos y gentiles. Jesús no hizo Opción por los pobres, su
Opción fue por lo “Humano”. Vino por todos, amó a todos y murió por todos. Su
Mensaje es para todos: “Crean y conviértanse” para que entren e, el Reino de
Dios (Mc |, |5; Mt 4, 17) Como lo dirá más tarde san Pablo: “Nada de lo que es
carne y sangre entra en el Reino de Dios” (1 de Cor 15, 50) Los pobres también
tienen necesidad de convertirse para poder revestirse de Cristo y ser hijos de
Dios, hermanos de los otros y servidores de los demás. También ellos deben
hacer su “Opción Fundamental por Cristo Jesús”.
El texto de Mateo 5, 3, habla de “pobres de espíritu”.
Pobre es aquel o aquella que desde su pobreza extienden la mano para compartir
de lo poco que tengan. “Nadie es tan suficientemente pobre que no pueda
compartir un totopo, una tortilla”. Mientras que rico es aquel que teniendo
hasta de sobra no comparte, no extiende su mano desde la mesa hasta la puerta
donde está el pobre (el rico Epulón y el pobre Lázaro) El pobre está más cerca
de la humildad y de la fe que el rico que teniendo manos no ayuda a los
necesitados (cf 1 de Jn 3, 17- 18)
El pobre es
llamado a salir del exilio, al igual que el rico, llamado a salir de la
malicia, de los vicios, de la mentira, de la envidia, del odio y de la maledicencia
( 1 de Pe 2, 1) La pobreza en sí misma no es un camino de salvación para esto
hemos de escuchar la Palabra de Dios guardarla en el corazón y ponerla por obra
(Lc 8, 21; Lc 11, 28) . Todos, pobres y ricos son llamados a creer en
Jesús. A seguirlo y amarlo, porque bajo las estrellas del Cielo solo en Cristo
hay salvación (cf Hech 4, 12) «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas
encendidas (Lc 12, 35) Las lámparas son la
fe, la esperanza y la caridad que nos revisten de Jesucristo (Rm 13, 13- 14)
¿Qué es lo que podemos ver en nuestra
realidad?
Una brecha cada día más ancha y
más profunda que no se puede pasar de un lado para otro. Por un lado, una
inmensa mayoría de pobres y “empobrecidos”; por otro lado unos ricos y cada día
más “enriquecidos”.
Unos que todo lo pueden, lo
saben por que lo tienen: por otro lado unos que ni tienen, ni saben ni pueden.
Son pobres de economía, de relaciones culturales y pobres moralmente. No pueden
vivir con dignidad, aunque quieran.
El camino para vencer la pobreza
es escuchar la Palabra, guardarla y ponerla en práctica. Para que te hagas rico
con la pobreza de Jesús que nos recomienda “trabajar y proteger lo que ganas”
(Gn 2, 15) No gastes más de lo que ganas; No hagas fiestas con dinero prestado,
porque todo gasto superfluo es un fraude a los pobres y a la misma familia. El
alcoholismo empobrece, embrutece y prostituye: “No os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje; llenaos más
bien del Espíritu”. (Ef 5, 18) El pobre hay veces que se refugia en el
alcohol. Mientras que en casa pasan hambre y carecen de lo más necesario.
Todos somos iguales en dignidad.
El pobre es tan digno y valioso como el más rico, porque
tienen la misma dignidad. Santiago el apóstol nos habal de un pecado religioso:
Hermanos míos, no entre la acepción de personas en
la fe que tenéis en nuestro Señor Jesucristo glorificado. Supongamos que entra
en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y
entra también un pobre con un vestido sucio; y que dirigís vuestra mirada al
que lleva el vestido espléndido y le decís: «Tú, siéntate aquí, en un buen
lugar»; y en cambio al pobre le decís: «Tú, quédate ahí de pie», o «Siéntate a
mis pies». ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces con
criterios malos? (Snt 2, 1- 4)
Criterios malos cimentados en la mentira que dice: ¿Cuánto
tienes cuánto vales? Mentira que nos lleva a darle cuto al oro y al poder, a
los ricos y a los poderosos. La Verdad que todos somos iguales en dignidad y
que Dios ha creado todo para todos; no nos apropiemos de lo que otros
necesitan. Es un fraude como lo es el derrochar en gustos superfluos. Lo
importante es saber que todos estamos llamados a ser Uno en Cristo Jesús, como
lo dice el Apóstol: No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con
sus obras y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un
conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y
judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, hombre
o mujer, pobre o rico, sino que Cristo es todo y en todos. (Col 3, 8-11)
Las Bienaventuranzas son una enseñanza sobre la
Vida Eterna y sombre la Muerte Eterna. Jesús regresa y trae en sus manos la
recompensa: Hay una separación, unos a su izquierda y otros a su derecha: Entonces
dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la
herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era
forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." (Mt 25, 34- 36)
Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve
hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber, era
forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en
la cárcel, y no me visitasteis."(Mt 25, 41. 46)
Esto es para todos: Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su
hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él
el amor de Dios? (1 de Jn 3, 17)
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