ESTÉN CEÑIDOS VUESTROS LOMOS Y LAS LÁMPARAS ENCENDIDAS. (Lc 12, 35)

 

ESTÉN CEÑIDOS VUESTROS LOMOS Y LAS LÁMPARAS ENCENDIDAS. (Lc 12, 35)



Iluminación: Y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. (Lc 12, 36- 37)

Esperan a su Señor con fe despierta y viva.

Con la disponibilidad de hacer la voluntad de Dios; con la disponibilidad de salir a su encuentro en los pobres y necesitados; con la disponibilidad de dar la vida por hacer los dos primeros objetivos. Para ir al encuentro con su Señor con las manos limpias del pecado y llenas de los frutos del Amor que son las virtudes cristinas como la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza, la tenacidad, la piedad, el amor fraterno y la caridad, madre y corona de todas (2 de Pe 1, 5, 8) Todo como consecuencia de haber roto con el pecado para participar de la Naturaleza Divina (2 de Pe 1, 4b)

Permanezcan en mi Amor nos lo ha recomendado el Maestro (Jn 15, 9) Guarden mis Mandamientos y guarden mi Palabra (Jn 13, 21. 23) Con los ojos abiertos y un corazón palpitante: “Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos”. (1 de Pe 5, 8-9)

La vida en Cristo es un don y es una lucha. Para prepararse para esperar a su Señor hay que fortalecerse con la energía de su poder por que la lucha es contra seres espirituales (Ef 6, 10- 12) El Dios de toda gracia, el que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo, después de breves sufrimientos, os restablecerá, afianzará, robustecerá y os consolidará. (1 de Pe 5, 10) Aférrense a Cristo y a su Gracia (2 de Tim 2, 1) Permanezcan de pie y despiertos.  

La fe dormida es como una fe muerta, es caer en el pecado.

«El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?" (Mt 13, 25- 28)

Antes éramos tinieblas, pero, ahora somos luz (Ef 5. 7-8)

Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese Día os sorprenda como ladrón, pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas. Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Nosotros, por el contrario, que somos del día, seamos sobrios; revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación. (1 de Tes 5, 4- 8)

Estar despiertos significa vivir en la Luz de Cristo.

Significa vivir en la fe, la esperanza y en la caridad, es decir, vivir en la Gracia de Dios. Con una fe sincera, un corazón limpio y una conciencia recta ( 1 de Tim 1, 5) Ofreciéndose a Dios oraciones y sacrificios en el Espíritu con un corazón rebosante de amor: ofrézcanse a Dios un sacrificio vivo, santo y agradable al Señor que ese sea vuestro culto espiritual (cf Rm 12, 1)

Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más. Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús. Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación, que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Que nadie falte a su hermano ni se aproveche de él en este punto, pues el Señor se vengará de todo esto, como os lo dijimos ya y lo atestiguamos, pues no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad. (1 de Tes 4, 1- 7)

Estar despiertos en la fe es dejarse conducir por el Espíritu Santo.

En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. (Gál 5, 22- 24)

Caminemos hacia adelante, con los ojos fijos en Jesús, sin desviarse ni a izquierda ni a derecha para que la Palabra de Dios habite en nuestro corazón con toda su riqueza (Col 3, 14-16). Cristo, es nuestra riqueza y habita en nuestro corazón por la fe, la esperanza y el amor. (cf Ef 3, 17- 18) De esta manera nuestra vida es grata y agradable a Dios, porque sin fe nada le agrada a Dios.  (cf Heb 11,6)



 

 

 

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