DE CAÑAS DÉBILES A PIEDRAS FIRMEES Y FUERTES,

DE CAÑAS DÉBILES A PIEDRAS FIRMES Y FUERTES.



Simón significa una caña débil fácilmente sacudida por el viento, un hombre sin carácter que dice una cosa y hace otra: un hombre que promete y no cumple. Jesús le cambio el nombre de Simón a Pedro. De caña débil a roca firme y fuerte.

«¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? (Lc 7, 24) No, Juan era de carácter fuerte y firme que nadie lo pudo comprar; era un hombre firme, sincero, íntegro, un hombre que no se echaba para atrás. Un hombre educado en la Verdad, ni el rey Herodes, ni los hombres del templo de Jerusalén lo hicieron cambiar su modo de pensar y de hablar. Un hombre que se formó en el desierto; el Desierto fue su Maestro. Un Profeta de Dios al servicio de su Pueblo. 

Así se puede entender la vida de los hombres, en un antes y en un después del Encuentro con Cristo: “Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y cae la flor; pero la Palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la Palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros.” (1 de Pe 1, 24- 25) La Palabra de la Verdad nos hace ser hombres y mujeres de un solo si, o de un no. El hombre educado en la Palabra deja de ser un mentiroso, para ser un hombre íntegro, honesto sincero y fiel. Cumple lo que promete a Dios y a los hombres.

Las pruebas son medios de purificación para afianzar el carácter.

«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo, pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» (Lc 22, 31- 32)

Él dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte.» Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.» (Lc 22, 33- 34)

Las tres negaciones de Simón fueron testimonio de su debilidad, tiene que esperar la muerte y la resurrección de Jesucristo para ser sanado (Jn 21, 15- 17) y pueda llegar ser fuerte y como la roca. Y llevar su nombre de Pedro con dignidad, hasta la muerte. Con dos Palabras Jesús confirma a Simón Pedro como su Apóstol: Ámame  Sígueme (Jn 21, 22) Palabras que Pedro las pondrá en práctica después de Pentecostés cuando con parresia proclama el Kerigma de loa Apóstoles: “Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos; a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su dominio; (Hch 2, 22- 24) Para mas tarde decir: Pedro y los apóstoles contestaron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero. (Hch 5, 29- 30)

Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.» (Lc 9, 61)

Volver atrás es volver a ser “hombre viejo” Signo de un carácter débil y mal formado. Abandonar los terrenos del “Hombre Nuevo”, Jesucristo resucitado para volver a la sepultura de donde habíamos sido rescatados, Pablo le llama a eso pecar, y el pecado paga con la muerte (Rm 6, 23) No se bajen de la Cruz, porque ustedes pertenecen a Cristo, y todo el que le pertenece está crucificado con Él, muriendo al pecado y viviendo para Dios (Gál 5, 24- 25) Lo que Jesús pide a sus discípulos: Decía a todos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará.” (Lc 9, 23- 24)

El carácter firme y fuerte pide la unidad de las tres facultades del hombre: la inteligencia, la voluntad y el amor o corazón. A esta Unidad se le conoce como la “Conciencia Moral”. Es el Órgano de la vida con el cual se puede discernir entre lo bueno y lo mano; podemos rechazar al mal y hacer el bien.  Hay conciencia moral cuando Cristo habita por la fe en nuestro corazón (Ef 3, 17) Y somos conducidos por la Palabra de Dios que habita en nuestro corazón con toda su riqueza (Cl 3, 16) Palabra que es Luz que nos conduce, nos lleva al desierto para que adquiramos rostro de profeta, al estilo de Juan el Bautista, de Amós, de Jeremías o cualquier otro de los profetas.

Dos cosas nos piden la formación del carácter.

Cambiar la manera de pensar mundano y pagano para tener la mente de Cristo: Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto. (Rm 12, 2)

La segunda es hacer la “Opción Fundamental por Cristo” Para hacer la Voluntad de Dios haciendo de su Palabra la Norma para nuestra vida, dejando atrás la vida mundana y con los ojos fijos en Jesús nuestro Maestro, sin desviarse ni a izquierda ni a derecha. Teniendo presente la experiencia de Pablo:

Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte.  (2 de Cor 12, 7- 10)

Esperemos las pruebas del Señor para formar el carácter.

Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad. Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación. Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él. (Eclo 2, 1- 6)

Aférrate a Cristo en Oración para que permanezcas en su Amor y seas paciente, confía en Él y espera en el Señor: Cuatro virtudes apareen en tu vida para que seas Fiel a Jesucristo, a su Mensaje y a su Obra. El amor, la paciencia, la confianza y la esperanza. Es decir, una fe sincera, sólida y fuerte. Capaz de soportar los vientos que buscan destruirte (Mt 7, 24- 25)

 


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