AY DE USTEDES ESCRIBAS Y FARISEOS HIPÓCRITAS

 


AY DE USTEDES ESCRIBAS Y FARISEOS HIPÓCRITAS

En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les cierran a los hombres el Reino de los cielos! Ni entran ustedes ni dejan pasar a los que quieren entrar.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un adepto, y cuando lo consiguen, lo hacen todavía más digno de condenación que ustedes mismos

¡Ay de ustedes, guías ciegos, que enseñan que jurar por el templo no obliga, pero que jurar por el oro del templo, sí obliga! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo, que santifica al oro? También enseñan ustedes que jurar por el altar no obliga. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar, que santifica a la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el templo, jura por él y por aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él". (Mt 23, 13-22)

“Ay de ustedes” es como si les dijera: ¿Qué será de ustedes si siguen en su religión legalista, rigorista y perfeccionista?

Habían constituido la Ley en 613 preceptos, para salvarse hay que cumplirlos todos por igual, todos al mismo nivel. Jesús les contradice y los tumba de su Monopolio doctrinal para bajarlos a lo esencial: los 10 Mandamientos. Que reduce a dos de ellos: Amar a Dios y amar al prójimo. Por eso en Mateo invita a todos, fariseos, escribas y discípulos a ir con él: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.» (Mt 11, 28- 30)

La carga es la carga de la Ley con los 613 preceptos, para dejar solamente uno, el precepto de Jesús: El Amor, a Dios y al prójimo. “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros”. (Jn 13, 34)

 

"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les cierran a los hombres el Reino de los cielos!. Hipócritas porque una cosa dicen y otra cosa hacen. (Mt 23, 3) ¡Ay de ustedes, guías ciegos! Ciegos porque no saben el camino que lleva a la Plenitud. Son guías ciegos porque conducen a otros ciegos y los llevan al hoyo de la deshumanización y de la perdición. “Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas”. (Mt 23, 4- 6) Son amantes del dinero, de la fama y del prestigio. (Lc 16, 14)

 

¿Qué hacer para entrar en la Plenitud de Cristo? Llenarse y revestirse de Jesucristo. La respuesta nos la dio el mismo Jesús: “Crean y conviértanse”(Mt  4, 17; Mc 1, 15) Lo que implica y exige a escuchar la Palabra de Dios y obedecerla (Mt 7, 24; Rm 10. 17) Para que conducidos por la Palabra pasar del hombre viejo a las manos del Hombre Nuevo (Ef 4, 23- 24) Para despojarse del traje de tinieblas y revestirse del traje de la Luz (Rm. 13 13) Para irse llenando con la fuerza, el vigor y el poder de Dios (Ef 6,10) Y poder conocer a sí los frutos de la Luz: la bondad, la verdad y la justicia (Ef 5. 9) Hasta alcanzar a ser como Jesús: Manso y humilde de corazón (Mt 11,29).

La humildad es inseparable de la fe y del amor. La humildad está a la raíz de toda virtud. Es el arma favorita para vencer el fariseísmo legalista, rigorista y perfeccionista, que viene del hombre viejo que no conoce al Señor (Ef 4,23) Por que no han creído en él: “Vino a los suyos, y no lo recibieron” (Jn 1,11) No creyeron en Jesús y se quedaron fuera de la Plenitud de Cristo (Col 2, 9).

Les faltó la Luz que nos da la Palabra de Dios que nos conduce al Nuevo Nacimiento para apropiarnos de los frutos de la Redención: El perdón, la paz, la resurrección y el don del Espíritu Santo. (Jn 16, 8- 10) Para luego caminar por los caminos de la Rectitud; los 10 Mandamientos que son el fundamento para guardar el Mandamiento Regio, el Mandamiento de Jesús. Para esto hemos de estar en comunión con Cristo y poseer la Gracia de Dios.

 

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