LA DOTE DE DIOS
PARA LA NUEVA ALIANZA.
El pueblo de Dios no guardaba los Mandamientos de la Alianza, era
adultero. Oseas el profeta de Dios había recibido de Dios la instrucción de
casarse con una mujer adúltera que le fue infiel al profeta que cuidaba de ella
y le llevaba todos los día muy temprano sus alimentos, su vino y su aceite que
ella agradecía a sus amantes. Así lo entendió Oseas que lo que su esposa le
hacía a l, lo hacía el pueblo con Dios que bendecía al pueblo y que él le daba
gracias a los ídolos, ofreciéndoles sus sacrificios. Era un pueblo idolatra y
adultero.
Los planes de Dios
para su pueblo: Será llevado al desierto.
Esto dice el Señor: "Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al
desierto y le hablaré al corazón. Ella me responderá allá, como cuando era
joven, como el día en que salió de Egipto. Aquel día, palabra del Señor, ella
me llamará 'Esposo mío', y no me volverá a decir 'Baal mío'. Israel, yo te desposaré
conmigo para siempre. Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante
y la ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tú conocerás al
Señor''. (Os 2, 16. 17-18. 21-22)
El pueblo es llevado al desierto y a la tierra
de la esclavitud: Babilonia. Es llevado al exilio, tierra de la servidumbre,
donde no hay patria, no templo, ni sacrificio, ni sacerdote, ni rey. Allá Dios
le habla al corazón y el pueblo reconoce que todo lo que le sucede es porque ha
pecado. No es más que huesos secos (Ez 37, 1- 11) Pero Dios lo sigue amando y
lo hará volver, tendrá un nuevo éxodo como el día que salió de Egipto. Salir
del exilio para ponerse en camino de éxodo, para ir destruyendo los ídolos, a
sus Baales. Habrá conversión para ir a servir a un Dios vivo y verdadero (1 de
Tes 1,9).
La Nueva Alianza según Oseas.
El novio se acera a la novia llevando con él
la dote para su nueva esposa: “Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante y la
ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tú conocerás al Señor''. La justicia y la
rectitud es la santidad, y la semilla de la santidad es la Palabra de Dios. Es
el primero de los dones de Dios al hombre que quiere llamar a salir del exilio,
de la servidumbre, del pecado. El segundo regalo es el perdón de los pecados.
Perdonar es amar, es comprometerse. El tercer regalo es la fidelidad, ser
fieles al amor de Dios. Amor con amor se paga.
Nuestro exilio nos
hace ponernos en camino de éxodo.
Dios nos envía una Palabra de vida a nuestro corazón, es Palabra llena de
luz, de fuerza y de misericordia que son como los regalos de la fe que viene de
la escucha de la Palabra (Rm 10, 17) La Luz ilumina las tinieblas de nuestro
corazón, reconocemos nuestros pecados y nos lleva a Cristo para que recibamos
los frutos de la redención: el perdón, la paz, la resurrección y el don del
Espíritu Santo. Para que caminemos por los caminos de la rectitud. Del exilio
al éxodo y de este a Cristo que nos hacer ser una “Nueva Creación” (2 de Cor 5,
17) En la cual podemos ver las manifestaciones de Dios en nuestra vida.
Nos libera sacándonos
del pozo de la muerte. (Ez 37, 12) Nos reconcilia en virtud de la sangre de Cristo, para que
entremos en la paz del Señor (“x 2, 14) Pasamos de la muerte del hombre viejo a
la vida del Hombre nuevo, revestidos en justicia y santidad. (Ef 4, 23- 24)
Para luego nos promueve. De pecadores pasamos a ser hijos de Dios y hermanos de
los hombres; de adversarios en amigos, discípulos y apóstoles de Cristo (Jn 15, 13)
para luego ser enviados para llevar la Misión de Cristo a la Humanidad:
Jesús
se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el
cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»(Mt 28, 18- 20)
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