ISRAEL ERA UNA VIÑA FRONDOSA QUE DABA ABUNDANTE FRUTO.

 

ISRAEL ERA UNA VIÑA FRONDOSA QUE DABA

ABUNDANTE FRUTO.

“Pero cuanto más se multiplicaban sus frutos, más se multiplicaban sus altares paganos; cuanto más rico era el país, más ricos fueron sus monumentos a los ídolos.” Su corazón está dividido y van a pagar sus culpas. El Señor derribará sus altares y demolerá sus monumentos. Pero ellos dicen: "No tenemos rey". Pero si no temen al Señor, ¿qué podrá hacer por ellos el rey?

Samaria y su becerro desaparecerán como espuma sobre el agua. Todos los santuarios de los ídolos serán destruidos y sobre sus altares crecerán espinas y cardos, porque la idolatría ha sido el pecado de Israel. Entonces gritarán a los montes: "¡Cúbrannos!", y a las colinas: "¡Sepúltennos!"

Siembren justicia y cosecharán misericordia; preparen sus tierras para la siembra, pues ya es tiempo de buscar al Señor, para que venga y llueva la salvación sobre ustedes. (Os 10, 1-3. 7-8. 12)

¿Cómo y cuál es nuestra realidad? Los hombres en Israel trabajaban y ahorraban para acumular riqueza. Un valor que hunde sus raíces en las palabras del Señor que dice; “Trabajen y protejan” (Gn 2, 15) La riqueza es un medio, pero lo convertimos en un fin, y entonces se convierte en un ídolo, en un dios, que divide nuestros corazones ya que no podemos servir a Dios y al dinero (Mt 6, 24) División que también nos engaña, nos confunde y nos manipula, está cimentada en la mentira: “Cuanto tienes, cuánto vales”. Mentira que engendra clases de personas de primera, de segunda y de tercera, Los que tienen muchísimo, los que tienen mucho y los que no tienen nada: comienza la lucha entre pobres y ricos. Entre los que valen y los que no valen porque no tienen donde pararse. La riqueza en sí misma, no es mala, lo malo está en hacerla nuestro dios o nuestro ídolo. Despreciando a los demás, a los que no tienen. Hemos caído en la idolatría.

Unos son los que pueden, los que tienen y los que saben, los demás déjense gobernar, hagan lo que nosotros pensamos y les digamos, obedezcan y sírvanos. Aparece la envidia entre los que tienen, pero quieren tener más. Envidia entre los que tienen y los que no tienen. Envidia que lleva al odio, y el odio nos lleva a la guerra a matarnos, aunque sea con la lengua, Por eso Pedro nos dice: Rechazad, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias. (1 de Pe 2, 1)

El fruto de la Idolatría es la opresión, la división, la confusión la manipulación, sofoca y mata, la envidia genera odio y este lleva a la muerte, al homicidio. Guerras entre los que tienen y los que no tienen, esto lo he visto en mi vida, en mi familia, familiares, en mi pueblo lo que existía hace ochenta años, sigue existiendo hoy día. Entre individuos, familias y en el pueblo. La idolatría deja un vacío existencial: Vacío de solidaridad, de amistad, de justicia, de verdad, de comunión, no somos hermanos, somos enemigos. Del vacío existencial nacen y crecen los vicios, como son la pereza y el alcohol, la droga y el desenfreno.

 

Samaria y su becerro, su dios y su ídolo desaparecerán, serán llevados al exilio, a la esclavitud y a la servidumbre como consecuencia de su idolatría. Sus templos y sus altares será destruidos, sus riquezas serán gastadas por otros, construirán casas que no habitaran. Los ricos serán como la yerba que crece, echa su flor, luego se seca, se le arranca y se le echan al fuego (1 de Pe 1,25) Solo la palabra que de Dios que se escucha y se obedece permanece para siempre. Recordemos que la riqueza es un medio para usarla en nuestro favor y en favor de los demás. Nunca es un fin.

Y ¿Nuestra religión dónde queda? Muchas veces es vana, no se puede servir a la riqueza, a los vicios y  a Dios: No todo el que me diga Señor, Señor, puede entrar en la casa de mi Padre. Aunque rece y prenda velas estoy fuera, porque soy tibio al mezclar la luz con las tinieblas (Apoc 3, 16) Jesús nos habla con toda claridad: Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 22- 23)

No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. (Gál 6, 7- 9)

Desprenderse de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. “Mirad: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia. Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena. (2 de Cor 9, 6- 8)

Cristo vino a traernos vida en abundancia (Jn 10, 10) Vino a sacarnos del pozo de la muerte ya llevarnos a nuestro suelo (cf Col 1, 13- 14) Escuchemos su Palabra y pongámosla en práctica que podamos poner nuestros pies en terreno firme, y así podamos caminar en la Verdad que nos hace libres para amar y para servir (Jn 8,  32) Y podamos ser libres con la libertad de los hijos de Dios (Gál5, 1. 13) Para que pidamos pensar que valemos por lo que somos y no por lo que tenemos, ni por lo que sabemos ni por lo que hacemos. Somos personas, valiosas importantes y dignas. Amadas y queridas por Dios que nos ama incondicionalmente.

 

 

 

 

 

 

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