SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO, ESPERO Y AMO.

 

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO.

 

Consagrarse al corazón de Jesús es entregarse y donarse a Cristo para que sea nuestro Salvador, nuestro Maestro y nuestro Señor. Que Cristo habite en nuestro corazón por la fe para podemos experimentar el amor de Dios (Ef 3,17) Porque Dios es Amor y todo el que ama le pertenece y conoce a Dios. Lo ama y lo sirve.

La Iglesia entró en decadencia con la aparición de la Ilustración en el siglo XV111. Muchos abandonan la Iglesia y se hacen ateos, hombres y mujeres sin Dios. El Sagrado corazón se le aparece a una monja en Francia, conocida hoy día, como santa Margarita María Alocoque, una mujer de Dios que amaba a Dios y a la Iglesia.

Surgen dos preguntas: ¿El por qué y para qué? El porque era para recordar lo que se estaba olvidando y muchos ya negaban, lo que ya se sabía que Dios es Amor. Y que su amor se había manifestado en Cristo Jesús, el Revelador del Padre y de todo hombre llamados a ser como Cristo  (Jn 14, 7)

Dios nos ha manifestado su amor en la Creación, en la Redención, al darnos Espíritu Santo y al darnos la Iglesia con sus sacramentos. Isaías lo dice: Ahora, así dice Yahveh tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel. «No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío. Si pasas por las aguas, yo estoy contigo, si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama prenderá en ti. Porque yo soy Yahveh tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. He puesto por expiación tuya a Egipto, a Kus y Seba en tu lugar dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida. (Is 43, 1- 4)

El Señor todo lo hace por amor, y sin él no hace nada. Escuchemos a Jeremías decirnos: “Con amor eterno te amado y tengo reservado gracia para ti” (Jer 31, 3) Y más tarde el profeta nos dice: “Haré una Nueva Alianza y pondré mi Ley en sus corazones. (Jer 31, 31) La Ley es la del amor, la Ley de Cristo, el Amor, la Ley del Espíritu Santo. Ley derramada en nuestro corazón juntamente con el Espíritu Santo (Rm 5, 5) Nosotros por la fe nos apropiamos de los frutos de la Redención: el perdón de los pecados, el amor, la esperanza y el Espíritu Santo (Rm , 1, 1- 5)

El profeta Oseas nos habla al corazón para mostrarnos la basura y regresarnos nuestras viñas, lo hace al hacer una Nueva Alianza; “Me desposaré contigo en justicia y en derecho, en amor y en misericordia y en fidelidad y conocimiento (Os 2, 16. 21) La dote delNovio para la novia es la Palabra de Dios, el perdón y la fidelidad. Y más tarde nos dice: “Te atraigo hacia mi con cuerdas de ternura y me inclino para darte de comer, porque te amo, te he amado siempre y te amaré siempre. (Os 5, 1- 11) Aunque seamos rebeldes y le faltemos a Dios, Él no deja amarnos, así lo dice también san Pablo: En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos” (Rm 5, 6)

Cristo murió para sacarnos del pozo de la muerte y llevarnos al reino del Hijo de su Amor (Col 1, 13- 14) Cristo murió y resucitó para darnos vida en abundancia (Jn 10, 10) Se trata de vida divina, vida eterna, es lo contrario al pecado que nos paga con la muerte (Rm 6, 23) Ahora porque hemos creído en Jesús nuestros pecados han sido perdonados y hemos recibido el don del Espíritu Santo, hemos recibido el Amor de Dios para que también nosotros amemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y amemos a los demás con un amor recíproco, como Él nos ha amado a nosotros (Jn 13, 34)

Nuestra fe cuando es sincera nos ayuda a decir: Sagrado corazón de Jesús en vos confío, porque te pertenezco te amo y te sirvo. El que confía en el Sagrado corazón, lo ama, guarda sus Mandamientos y guarda su Palabra (1 de Jn 2, 3) Lo hace porque lleva a Jesús en su corazón (Ef 3, 17) A un Jesús al que alimenta con oración íntima, cálida y extensa, con la escucha y obediencia de la Palabra, con la Eucaristía  y con Obras de Misericordia. La presencia de Jesús en nuestros corazones nos lleva a caminar en la Verdad que nos hace libre de todo pecado para luego hacer el bien y servir con amor a Dios y a los demás (Jn 8, 32) La fe es confianza, obediencia y amor, La basura no viene de la fe, no viene de Dios; Todo espíritu que no viene de la fe, lleva al pecado (Rm 14, 23) Qué la Luz del Amor, es decir del Espíritu Santo, nos ilumine y nos ayude a discernir lo que no corresponde a la devoción del Sagrado corazón de Jesús.

La devoción es un “Compromiso” en la fe con Dios y con la Iglesia. “Unidos con Cristo, somos enviados con otros a favor de otros a llevar el Mensaje del Amor de Dios para todos los hombres.”

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO, ESPERO Y AMO. 

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