JESUCRISTO ES MAESTRO DE TODA COHERENCIA.
Iluminación:
Jesús enseña y predica con autoridad, es el vivo ejemplo de la coherencia; es
más, Jesús predica con su vida. Él no sólo dice la verdad, Él es la Verdad
(Jn14, 6), sino que además es creíble. Su vida es su mejor predicación y sus
obras son las que dan testimonio de Él (Jn 5, 36). En Jesús la palabra es
confirmada con los hechos (Mc 16, 20). Jesús dice lo que él es, y hace lo que
él dice.
¿Cómo vivir de manera plena como hijos
de Dios? En la primera carta de Juan
encontramos un camino de espiritualidad que lleva los cristianos a ser personas
plenas y libres de acuerdo a la verdad evangélica: Romper con el pecado… (1 Jn
1, 8) Guarden los Mandamientos… (1 Jn 2, 3- 4) Guárdense del mundo…(1Jn 2, 15-
17) Guárdense de los anticristos… (1 Jn 2, 18- 20) Que desvirtúan y trafican
con la Verdad de Cristo: “Ciertamente no somos nosotros como la mayoría que
negocian con la Palabra de Dios. ¡No!, antes bien, con sinceridad y como de
parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo.” (2 Co 2, 17)
Para
san Juan no hay términos medios. La radicalidad evangélica tiene su origen en
el Amor. Para el Apóstol es creer o no creer, Cristo o el Diablo; “frío o
caliente” “porque los tibios se excluyen de la comunión (Apoc 3, 15). De la
misma manera la exhortación de Pablo es de vital importancia en el caminar de
la fe: “Vivir según Cristo Jesús, el Señor, tal como lo habéis recibido.
Permaneced arraigados y edificados en él, apoyados en la fe, tal como se os
enseñó, y rebosando agradecimiento” (Col 2, 6- 7).
Miremos
a Jesús, el Autor y el Consumador de nuestra fe. (Hb 12, 2) Él es Camino,
Verdad y Vida (Jn 14,6); es Maestro, Santificador y Pastor. Él nos ha dicho: “Aprendan
de mi que soy manso y humilde corazón para que tengan descanso en vuestros
corazones” (Mt 11, 29).
a) Amor a los amigos. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro (Jn. 11,
5). “Amó a los suyos hasta el extremo” (Jn 13, 1). Jesús a los suyos no les
llama siervos, les llama amigos (Jn 15, 15). El camino de la amistad con
Cristo, pide “hacer lo que Él os diga,” fueron las palabras de la Virgen a los
servidores en las bodas de Caná (Jn 2, 5) “Ustedes son mis amigos si hacen lo
que yo os digo” (Jn 15, 14). Recordamos el Mandamiento del Señor: “Ámense unos
a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34).
b) Humildad ante sus discípulos, Jesús les dice: “Tampoco el Hijo del Hombre ha venido
a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mc. 10,
45). Sólo los humildes sirven, aman y obedecen. Jesús Maestro y Señor, lavó los pies a sus discípulos
y les pide que hagan lo mismo. (cf Jn 13, 13) Servidor de Jesús es aquel o aquella
que sale a la calle llevando en mano una cubeta de agua y una toalla en la otra
mano, buscando a quien lavarle los pies,
c) Perdón a los que le crucifican. Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron
allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús
decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23, 33-34).Para
Jesús de Nazareth, perdonar es amar.
d) -Compasión hacia la muchedumbre. Y
al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y
abatidos como ovejas que no tienen pastor (Mt. 9, 36). Y, al desembarcar, vio
mucha gente, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas que no tienen
pastor, y se puso a instruirles extensamente (Mc. 6, 34). Para Jesús la
compasión es amar con pasión a los humildes de la tierra. Razón por la que nos
invita a ser compasivos como su Padre celestial (cfr Lc 6, 36)
e) Delicadeza para con los niños. Jesús
les dijo: «Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque de los
que son como éstos es el Reino de los Cielos (Mt. 19, 14).
f) Ejemplo de servicio a los discípulos.
Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como ya he hecho con
vosotros (Jn 13, 15). Jesús enseña con sus palabras y con su testimonio de
vida.
g) Jesús es Maestro de oración: «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que
gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados
para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en
cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la
puerta, ora, a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará. Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que
se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. (Mt 6, 5-7) “Velad y
orad para no caer en tentación” (Mt 26, 41)
De
madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar
solitario y allí se puso a hacer oración. (Mc 1, 35)
Yo
os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque
todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en
lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un
escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo
pidan!» (Lc 11, 7- 11)
El auténtico amor cristiano es un reflejo del mismo amor trinitario. Como tú,
Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros,... (Jn. 17,
21). “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu
Santo que Dios nos dado” (Rom 5, 5) “No habéis recibido espíritu de miedo o de
esclavos, sino el Espíritu que clama en nosotros: “Abba, Padre” (Rom 8, 15);
Espíritu de amor, fortaleza y dominio propio” (2 Tim 1, 7) “Como el Padre me
amó, yo también, os he amado” (Jn 15, 9) “… y que los has amado a ellos como me
has amado a mí” (Jn 17, 23) “…Para que el amor que me has tenido, esté en
ellos, y yo en ellos” (Jn 17, 26)
En
Jesucristo Dios ha tomado rostro humano, y se ha convertido en nuestro hermano
y en nuestro amigo (para amarnos con corazón de hombre) (Benedicto XVI ).
“Fuera de Cristo no sabemos quién es Dios, qué son la vida y la muerte y
quiénes somos nosotros” (Blas Pascal). Sólo en Cristo podemos amar a Dios, a
los hombres, al mundo y a nosotros mismos.
¿Cuál es la señal de los discípulos?
La fidelidad a los mandamientos de Dios es signo y expresión de amor a Él y al
prójimo. Yo os aseguro: ...El que ha recibido mis mandamientos y los guarda,
ese es el que ama:... (Jn. 14, 21). La señal de los cristianos es el amor, pero
el “amor” que pide esfuerzos, renuncias, sacrificios, donación, entrega y
servicios. Jesús a los suyos les pide amar y caminar en la verdad para ser
sinceros, honestos e íntegros. Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará
mis Palabras,... (Jn. 14, 23). «...Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis
en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en
su amor (Jn. 15, 10).
¿Cuál es el sentido de la Voluntad de
Dios puesta en práctica? El
cumplimiento de la voluntad de Dios tiene un valor excelente ante Él. Y...Jesús
dice: «Quien cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi
madre» (Mc. 3, 35). Ser familia de Dios. «Mi madre y mis hermanos son aquellos
que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc. 8, 21). Pero él dijo: «Dichosos
más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan» (Lc. 11, 28). Les dice
Jesús a sus discípulos: «mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado
y llevar a cabo su obra (Jn. 4, 34). La obra del Padre es mostrar al mundo el
rostro de amor, misericordia, compasión, libertad y solidaridad, para que de la
misma manera que en el rostro de Cristo brilla la luz del Padre, en el rostro
de los discípulos irradie la luz de Cristo (2 Cor 4, 7).
¿Qué exige Jesús a los discípulos? Jesucristo exige a sus discípulos y a todos
los que nos llamamos cristianos la disponibilidad para hacer la voluntad del
Padre y salir de sí mismo para ir en búsqueda del hermano necesitado a imagen
del Buen Pastor (Lc 15, 4). El Maestro pide a los suyos “negarse a sí mismos,
tomar la cruz cada día y seguirlo” (Lc 9,23) Jesús no pide poco, tampoco pide
mucho, Él lo pide todo: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn
13, 34) “Lávense los pies unos a los otros como yo se los he lavado” (Jn 13,
13)
El
Señor pide a los suyos la mortificación de sus pasiones y concupiscencias
desordenadas (Gal 5, 24). Así también vosotros, consideraos como muertos al
pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús (Rom. 6, 11). No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias (Rom.
6, 12). Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según
la carne, pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu
hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis (Rom. 8, 12-13). Pues los que son
de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias
(Gál. 5, 24). Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación,
impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo
cual atrae la cólera de Dios,... (Col. 3, 5-6). Despojaos del hombre viejo con
sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un
conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador,... (Col. 3, 9-10).
¿Qué hacer para ser plenamente de Cristo? A la luz del bautismo decimos que para vivir la “vida nueva” y a ser
plenamente de Cristo, hay que tener mortificada la carne con sus vicios y
concupiscencias, y, al mismo tiempo dejarse conducir por el Espíritu Santo para
vivir según Dios, en Cristo y en el Espíritu de Liberad (Gál 5, 24s; 2 Cor 3,
17). Fuimos, pues, con él sepultados en la muerte, a fin de que, al igual que
Cristo fuera resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre,
así también nosotros vivamos una vida nueva (Rom. 6, 4). Así también vosotros,
consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús (Rom. 6,
11). Pues los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y
sus apetencias (Gál. 5, 24). Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta
con Cristo en Dios (Col. 3, 3).
¿Qué más nos dice el Apóstol? El Apóstol Pablo en la carta a los romanos nos hace
algunas recomendaciones: a) Llevar una vida consagrada a Dios… (Rom 12, 1) b)
Dejándose transformar por la acción del Espíritu… (Rom 12, 2). c) Aborreciendo
el mal… y amando apasionadamente el bien. (Rom 12, 9) d) Cultivando el bien…
para vencer al mal con el bien. (Rom 12, 21)
¿Cuál es el alma de la vida en Cristo? La comunidad primitiva estaba cimentada en cuatro
pilares que nos hacen afirmar que la vida cristiana está centrada en la
Eucaristía, conocida por el libro de los Hechos de los Apóstoles como “La
fracción del pan” (Hech 2, 42). La comunidad se reunía para su celebración el
primer día de la semana (Hech 20, 7), llamado ya desde entonces el “Día del
Señor” (Apoc. 1, 10).Los cuatro pilares de la Comunidad primitiva eran: a) La enseñanza de los Apóstoles. ¿Qué
enseñaban los apóstoles? Todo lo que Jesús el Señor, les había enseñado a ellos
(Mt 28, 20). b) La comunión fraterna. ¿Qué se entiende por comunión fraterna? Todo
era puesto en común, de manera que nadie pasara necesidades. Eran comunidades
fraternas y solidarias que vivían sin componendas el Mandamiento Regio: “Ámense
unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34) c) la fracción del pan. Es el
primer nombre con el cual se designa la Eucaristía como memorial mandamiento
del Señor: “Haced esto en memoria mía” (1 Cor 11, 24) d) las oraciones por las casas. La primera
comunidad era una comunidad orante, por eso estaba llena de energía. Oración
personal y comunitaria; oración de alabanza, acción de gracias, de petición, de
ofrecimiento, etc.
“Todos
los creyentes vivían unidos y tenía todo en común; vendía sus posesiones y sus
bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno;
Acudían al templo todos los días con perseverancia y común mismo espíritu
partían el pan con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de
la simpatía de todo el pueblo” (Hech 2, 44ss). Si nosotros queremos hoy, estar
llenos de vitalidad para llevar una vida plena, fecunda y llena de frutos,
necesitamos, al igual que la primitiva comunidad beber de las fuentes: la
enseñanza, la caridad, la fracción del pan y las oraciones (Hech 2, 42).
En este ser y vivir plenamente como Hijos de Dios, consiste la realización
completa de la persona y de su libertad. "Vivid, pues, según Cristo Jesús,
el Señor, tal como le habéis recibido; enraizados y edificados en él; apoyados
en la fe, tal como se os enseñó, rebosando en acción de gracias. Mirad que
nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en
tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo. Porque en
él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y vosotros alcanzáis
la plenitud en él, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad."
(Col 2, 6- 10)
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