Y DESDE ENTONCES EL DISCÍPULO SE LA LLEVÓ A VIVIR CON ÉL.

 

Y DESDE ENTONCES EL DISCÍPULO SE LA LLEVÓ A VIVIR CON ÉL.

 

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí está tu madre". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. (Jn 19, 25-27)

 

Junto a la cruz estaba su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Con ellas estaba Juan, el discípulo amado. María la madre de Jesús estaba de pie, a la altura de los grandes de la Biblia, con dignidad, con amor, contemplaba a su Hijo. Todo el grupo lloraba, mientras que ella, oraba. Miraba a su Hijo agonizando. Coronado de espinas, sus manos y sus pies atravesados por los clavos. Azotado, escupido y maldecido por la chusma y por los hombres de la religión.

 

Tal vez venían a su mente las palabras de ángel Gabriel en la Anunciación: Concebirás y darás a luz un hijo, será grande, será llamado hijo del Altísimo, será rey y extenderá su poder hasta los confines del a tierra. El poder del Altísimo te cubrirá y tu concebirás. Ella cree en la palabras del Ángel y le responde: “Soy la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (cf Lc 1, 26- 38) El Verbo se hizo hombre (cf Jn 1, 14) El que era rico se hizo hombre, en su seno, para enriquecernos con su pobreza (2 Cor 8, 9) "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz."(Flp 2, 6- 8)

María estaba junto a la cruz de Jesús. ¿Dónde estaban aquellos que escucharon las palabras de Jesús cuando les decían:? “Te habla tu madre y tus hermanos” Jesús les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? “Son los que escuchan mi palabra y la cumplen” (Lc 8, 20- 21) La enseñanza de Jesús es clara y precisa. Al reino de Dios se entra por la fe y la conversión y no por los lazos de la carne ni de la sangre. Ahora todos se fueron, sólo María estaba ahí, junto a la cruz de Jesús. La Mujer fiel hasta el último momento, fiel hasta el extremo, hasta el dolor, hasta el sufrimiento, hasta la muerte.

María no dice ni una palabra a los verdugos, ni a la gente ni a los enemigos de Jesús. Ella calla, guarda silencio, contempla a su Hijo y le dice con su mirada: “estoy contigo, sufro contigo y muero contigo.” De su corazón nace una oración dirigida al Padre: “Hágase en mí según tú Palabra.” Estaba de pie con dignidad, de madre doliente y sufriente,. Jesús la mira, la contempla desde su trono de ignominia y de tormento, de muerte. Que antes de morir, con la última fuerza que tenía le dice a la madre: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí está tu madre". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Es el regalo de Jesús a su madre, y es el regalo para al discípulo amado. El regalo de Jesús a la humanidad pecadora. Jesús entregó su vida, nos lo entregó todo, hasta su madre.

María no tenía más hijos. Una mujer viuda y sin hijos para la cultura judía no tenía valor, era de segunda o tercera categoría. Jesús no quería eso para su madre por eso, su última voluntad fue entregarla a su discípulo que la aceptó como madre y se la llevó a su casa. Ahí junto a María estaba Salomé la esposa del Zebedeo, los padres de Santiago y de Juan. (Jesús y Juan eran primos hermanos)

Desde ese día los discípulos, los apóstoles y los seguidores de Jesús llamaban a María “La Madre.” La señora de Nazaret, era el centro de ellos que se reunieron en el Cenáculo para esperar a Pentecostés, Ella estaba en medio de toda la Iglesia reunida, animaba, motivaba, exhortaba, les enseñaba y le invitaba a orar y a creer en su Hijo que les había prometido al Paráclito.

María, la Madre estuvo presente en los momentos más esenciales de Jesús, desde la Anunciación y el Nacimiento, hasta la muerte, luego en el nacimiento de la Iglesia. Como hoy día está presente cuando alguien sufre, cuando es bautizado, cuando un cristiano es tentado y perseguido, María se hace presente cuando alguien la invoca para luchar contra el mal.

Ella es la Mujer, Madre y Maestra, la siempre fiel. Amemos a la Madre.



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