LA PIEDRA ANGULAR Y LAS PIEDRAS VIVAS DE LA CASA ESPIRITUAL
Acercándoos al
Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por
Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del
templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios
espirituales que Dios acepta por Jesucristo. (1Pe 2, 4-5)
Ser piedras
vivas del templo del Espíritu cuyo fundamento es Cristo Jesús (1 de Cor 3, 11)
y es la vez la piedra angular: Y Jesús les
dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores
desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y
es maravilloso a nuestros ojos? (Mt 21, 42) Jesús fue rechazado, condenado y
justiciado, frente a este pecado Dios
responde dejando la Piedra Angular, Jesucristo como Salvación para que todo el
que crea en él se salve. La Salvación que Dios ofrece es un don gratuito e
inmerecido para todos los pecadores. Para salvarse hay que ser parte viva del
edificio espiritual, Cristo Jesús, el Santuario espiritual.
"«Así
pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como
el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los
torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella
no cayó, porque estaba cimentada sobre roca."(Mt 7, 24- 25) Construye la
Casa el que escucha y obedece la Palabra de Dios, este, es el que cree y se
convierte (Mt 4, 17; Mc 1, 15) Porque según san Pablo nada de lo que es carne y
sangre entra en el reino de Dios (cf 1 de Cor 15, 50) Las piedras vivas que se
usan en la construcción tienen que ser pulidas y trabajadas para ser usadas
como parte de la estructura espiritual.
Según
el Pastor de Hermas han de ser sacadas del agua y haber sido pulidas. A la
entrada del Santuario son revisadas por siete vírgenes que dan el visto bueno,
lo que no califiquen son rechazadas y puestas de lado. Las siete vírgenes son
la Comunidad de la fe. Son el fruto de la Fe, que es la madre de todas las
demás. Su primera hija es la fortaleza que sirve para rechazar el mal y para
hacer el bien. Hija de la fortaleza que es también hija de la Fe, es la
continencia (que equivale a la castidad, a la templanza y al dominio propio)
Hija de la continencia es la sencillez de corazón (con humildad, mansedumbre y
misericordia) Hija de la sencillez del corazón es la pureza del corazón (Pide
un corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tim 1, 5) Hija de la pureza es
la santidad, sin esta nadie verá al Señor. Hija de la santidad es el
conocimiento llamado también la prudencia, quicio de todas las virtudes. Hija
de la prudencia es el amor, corona de todo el proceso, madre de todas las
virtudes que a su vez, es hija de la fe.(cf Gál 5, 6; 5, 22)
Sin estas
virtudes no hay fundamento, es decir no está Cristo, la fe es estéril (Snt 2,
14- 17) Estas virtudes son a la vez la muralla que rodea al edificio espiritual
para evitar todo sabotaje. Jesús recomienda a sus trabajadores: “Estén ceñidos vuestros
lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor
vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.”
(Lc 12, 35- 36) “Vigilad y orad para no caer en tentación” (Mt 26, 41) Lo que
significa la lucha entre las virtudes y los vicios, hijos del ego o contras las
pasiones de la juventud (2 de Tim 2, 22) La lucha del hombre viejo contra el
hombre nuevo (Ef 4, 24)
Construir la Casa sobre
Roca, significa construirla sobre el amor, la verdad y la vida, es decir sobre
Cristo (Jn 14, 6) Despojándose del traje de tinieblas (Rm 13, 12) La estructura
espiritual la conforma los diversos elementos que entrelazados entre sí se
levantan sobre la Piedra Angular. Los cimientos, las paredes, las trabes, las
cadenas, las puertas, el techo, las columnas, etc. Todo de primera para poder
ser piedras vivas, llenas de luz, fuerza y amor. Jesús nos dice en referencia a
la construcción: «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad
situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen
debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que
están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.(Mt
5, 14- 16)
Se construye hacía abajo,
se ponen los cimientos, aquí la fe se llama humildad, mansedumbre y
misericordia, algo que quedará oculto. Luego se van levantado las paredes, aquí
la fe se llama confianza, obediencia y pertenencia. Lo que une a las piedras
vivas es el amor, es el cemento que une. El amor debe de estar la construcción
uniendo a todos los diversos elementos. Del Santuario sale el agua viva, por
donde pasa da vida a todo, hasta llegar hacerse un río. (Ez 47, 1ss) De cada
lado del río crecen los árboles frutales y de madera finísima, para alimento de
los obreros y para la construcción del edificio, puertas, ventanas, techo y
más. Estos árboles son los justos (Slm 1, 1- 3; Jer 17, 8) Unos son llamados
columnas del edificio para sostener el techo: “Al
vencedor le pondré de columna en el Santuario de mi Dios, y no saldrá fuera ya
más; y grabaré en él el nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios,
la nueva Jerusalén, que baja del cielo enviada por mi Dios, y mi nombre nuevo.” (Apoc 3, 12)
Hay un crecimiento hacia
dentro, hacia el corazón: la santidad, la libertad, la justicia y la caridad. Todo
en Unidad con Cristo. Hay también un crecimiento hacia fuera; salir para ser
enviados a servir a los demás. Para compartir y dar vida a todos los que crean en Jesús,
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