LO CONTRARIO A LA MENTIRA ES LA VERDAD QUE ES CRISTO JESÚS.

 


LO CONTRARIO A LA MENTIRA ES LA VERDAD QUE ES CRISTO JESÚS.

El 8° mandamiento es “no levantarás falso testimonio ni mentirás”. Eso es pecado grave: “No levantarás falso testimonio contra tu prójimo” (Ex 20, 16) porque Dios abomina al testigo falso que respira calumnias y siembra pleitos entre los hermanos (Prov 6, 19). Sembrar pleitos entre los hermanos es dividir por medio de la cizaña, el que divide a la familia o a la comunidad es del Diablo. Ya que toda mentira tiene por padre al Diablo. Que es un mentiroso y es un asesino (Jn 8, 44) Por eso el apóstol nos sobre avisa: cuídense de su vocabulario: Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad. Más bien sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente como Dios los perdonó en Cristo” (Efesios 4, 29-32). La mentira es inseparable de la soberbia, de la envidia y de la hipocresía y de toda palabra que no edifica.

Hay muchos presos y presas, acusados de cosas que no han cometido, son inocentes, y muchos lo saben pero,nadie los defiende, son cómplices de los pecados de otros.

La mentira es la fuerza de todo pecado, ser testigo falso, atenta contra la verdad, contra la caridad y contra la vida (cf Jn 14, 6) ¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. (1 de Cor 6, 9- 10) Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. (1 de Cor 6,11) Sus pecados han sido perdonados y han recibido el don del Espíritu Santo (Rm 5, 19) Porque se han convertido al Señor, pasaron de las tinieblas a la Luz (Ef 5, 8-9) Donde abundó el pecado, sobre abunda la misericordia de Dios, (Rm 5, 20) Y ahora sois hijos de Dios. Que nadie los engañe, sin arrepentimiento no hay conversión y no hay perdón de los pecados.

Dichosos de vosotros, si sois injuriados por el nombre de Cristo, pues el Espíritu de gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.(1 de Pe 4, 14) Y dichosos serán ustedes cuando hagan en todo la Voluntad de Dios: Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios. Si alguno habla, sean palabras de Dios; si alguno presta un servicio, hágalo en virtud del poder recibido de Dios, para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.(1 de Pe 4, 10- 11) Esto es caminar en la verdad que nos hace libres, libres para renunciar al pecado y libres para amar y servir (cf Jn 8, 32)

Para luchar contra la calumnia y contra la mentira hemos de cultivar la verdad y aplicarla en  nuestra vida. Lo primero es pensar la verdad: Tú no vales por lo que tienes, eso es mentira, tú vales por lo que eres, persona e hijo de Dios. Esta es la mentira que divide a los hombres. Unos son de primera , otros de segunda o de tercera, según lo que tengan.

Segundo honra la verdad; Tú no eres un algo, eres un alguien. Y Así tú prójimo reconoce que es una persona, acéptalo como es y respétalo de pensamiento, palabra y obra. Carga con sus debilidades, perdona y discúlpalo (Rm 15, 1) Camina con él, te pertenece, es de tu familia, es tu hermano. Ámalo y ayúdalo, eso es lo que es grato a Dios, y entonces le agradarás tus oraciones al Señor.

En tercer lugar camina en la verdad: guarda los mandamientos y guarda su Palabra, para no caer en la mentira: En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. (1 de Jn 2, 3- 5)

En cuarto lugar defiende la verdad. Nunca te hagas cómplice de un pecado. No hables mal de alguien; no digas falso testimonio. Habla la verdad aunque te duela. No le pares oído al que miente, acusa o levanta falso testimonio contra su prójimo, eso es abominación. Más bien defiendo al débil, sé voz de los que no tiene voz, denuncia las violaciones y las injusticias. Nunca levantes tu mano en favor de la mentira.

En quinto lugar haz la verdad. Haces la verdad cuando la pones en práctica, aunque te duela. El que hace la verdad se hace honesto, honrado, íntegro, leal y fiel, es decir se hace una persona madura que no se deja engañar ni manipular por nada ni por nadie, y menos se pone al servicio de los mentirosos (cf Ef 4, 14)

El hombre que camina en la verdad es un hombre libre, responsable, capaz de amar, y sobre todo es humilde, lejos de toda soberbia y de todo orgullo, por eso es pobre espiritualmente, capaz de servir y ayudar a los más débiles. El que camina en la verdad tiene hambre y sed de justicia, hambre y sed de la Palabra de Dios, con la disponibilidad de hacer siempre la voluntad de Dios. Con la disponibilidad de salir fuera de sí mismo, para ir al encuentro de una persona concreta para ayudarla y para servirla. Y tiene la disponibilidad de dar la vida, morir, por hacer las otras dos:  Hacer la voluntad de Dios y la disponibilidad de amar y servir a los demás. A esto se le llama “Caridad Pastoral”. Quien la tenga es discípulo de Cristo, un servidor del Señor, camina en la Verdad y en Amor.

Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros. (Mt 5, 11- 12) Esta bienaventuranza está unida a los “Pacíficos” a los “Misericordiosos” a los “Limpios de corazón” Porque todos caminan en la Verdad, que es Cristo, son sus Seguidores.

La Verdad es inseparable del Amor, de la Justicia, de la Libertad y de la Santidad, de la Humildad y de la Mansedumbre. En todo esto hay Fe sincera, corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tim 1, 5)

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