JESÚS
TOMÓ LA FIRME DETERMINACIÓN DE SUBIR A JERUSALÉN.
No viváis, hermanos, en tinieblas para que el día del Señor no os sorprenda
como ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la
noche ni de las tinieblas. (1Ts 5, 4-5) Jesús les habló otra vez
diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida.» (Jn 8, 12)
El testimonio es fuerza que atrae y que
impulsa:
Y
los habitantes de una ciudad irán a ver a los de la otra y les dirán: 'Vayamos
a orar ante el Señor y a implorar la ayuda del Señor de los ejércitos'. 'Yo
también voy'. Y vendrán numerosos pueblos y naciones poderosas a orar ante el
Señor Dios en Jerusalén y a implorar su protección".(Zac 8, 20ss) Pueblos
de todas las naciones serán llamadas a formar parte de la Iglesia de Cristo. Iglesia
convocada por la Palabra de Dios, llamada a ser Unidad en el Espíritu.
El relato evangélico:
Cuando
ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la
firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por
delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero
los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén.
Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: "Señor,
¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?"Pero
Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea. (Lc
9, 51-56)
Jesús
toma la firme determinación de subir a Jerusalén. ¿A qué va? A ser entregado en
manos de los fariseos, sacerdotes, sanedrín, escribas, que lo pondrán en manos
de los romanos para darle muerte. Jesús es el amor entregado, él mismo se
entrega por su pueblo para que todos tengan vida. Para formar un pueblo que lo
ame y lo sirva en Verdad.
Envió
mensajeros por delante para prepararle el camino. Son rechazados por que son
judíos. Ante la negativa, Santiago y Juan le dijeron: "Señor, ¿quieres que
hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?" Pero Jesús se
volvió hacia ellos y los reprendió. “Violencia engendra violencia.” Jesús no violenta,
no engaña, no manipula y no obliga a nadie a creer en su Evangelio”. Todo es
por amor, y sin amor no hace nada. El amor ni se compra ni se vende, es un don
derramado en nuestros corazones por la fe en Jesucristo (Rm 5, 5)
La Iglesia existe para evangelizar:
Así
la Iglesia, teniendo como modelo a Jesús, no debe de engañar ni manipular a
nadie para que crean y se bauticen, Todo es gracia de Dios. Evangelizar es
sembrar el amor de Dios en el corazón de los hombres para que creyendo se
salven. (Mc 16, 16) El amor es contenido en la Palabra de Dios, semilla del Reino.
El que la escuche, la guarde en su corazón y la ponga por obra tiene fe,
esperanza y amor.
Por la Palabra y el Bautismo:
A
la Iglesia nos incorporamos por la fe y el bautismo (Gál 3, 26) Entramos a
participar de la Comunidad de Cristo, En esta Comunidad todos somos iguales en
dignidad y a la vez distintos, por el carisma recibido. Hay diversidad de
dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero un mismo
Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en
todos. (1Co 12, 4-6)
Lo
mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del
cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un
mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo
Espíritu. (1Co 12, 12-13) Todos hemos sido redimidos, perdonados,
reconciliados, salvados y santificador por Cristo y por la acción del Espíritu
Santo (cf Rm 8, 29- 30)
Dios
quiso que no hubiera divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por
igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él;
cuando un miembro es honrado, todos le felicitan. (1Co 12, 24b. 25-26) Donde
hay Amor hay preocupación mutua, hay reconciliación continua y hay un compartir
permanente.
La
Iglesia, es el pueblo de Dios, el Pueblo de la Nueva Alianza que tiene como
Destino el reino de Dios, y como Identidad tiene en el interior de cada uno de
sus miembros la “dignidad y la libertad”. Y tiene como Misión la observancia de
las leyes de la Nueva alianza: La pertenecía, el amor y el servicio. “Tanto
como en la vida como en la muerte somos de Cristo” (Rm 14, 8) “Ámense los unos
a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34) Mas Jesús los llamó y dijo: “Sabéis
que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes
las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que
quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que
quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo”; (Mt 20, 25- 27).
El
mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de
los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo
de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento
pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la
plenitud de Cristo. (Ef 4, 11- 13) La Unidad de la fe se logra por la Vedad y
el Amor. Al conocimiento de Dios se logra por el cultivo de la virtudes y a la
madurez en Cristo por medio del seguimiento de Cristo para permanecer en su
Amor (Jn 15, 9) O con palabras de Pablo: “permanezcan en la Cruz” (cf Gál 5,
24)
Todo
para crecer en la fe, la esperanza y en la caridad, es decir, para crecer en
Cristo: “Para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por
cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que
conduce engañosamente al error, antes bien, siendo sinceros en el amor,
crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo,”. (Ef 4, 14- 15)
El
Evangelio es Vida, es una persona, se
llama Jesús, no es una ideología.
Publicar un comentario