FRENTE A LOS HOMBRES ESTÁN LOS DOS
ESTILOS DE VIDA LA CARNE Y EL ESPÍRITU.
Si
vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne.
Pues la carne desea contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, como que
son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. (Ga 5,
16-17)
Dos
espíritus, la carne y el Espíritu. La carne lleva a la muerte y el Espíritu
lleva a la vida: Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal;
mas los que viven según el espíritu, lo espiritual. Pues las tendencias de la
carne son muerte; mas las del espíritu, vida y paz ya que las tendencias de la
carne llevan al odio a Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera pueden
así, los que están en la carne, no pueden agradar a Dios. (Rm 8, 5- 8)
Para
el apóstol Pablo la carne es una vida mundana, pagana y de pecado. Es una vida
conducida por cualquier espíritu que no sea el Espíritu de Dios. Pero el que
come dudando, se condena, porque no obra conforme a la fe; pues todo lo que no
procede de la buena fe es pecado.(Rm 14, 23) Todo espíritu que no viene de la
fe, lleva al pecado. Las obras de la carne son manifiestas: Ahora bien, las
obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría,
hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias,
embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya
os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.(Gál 5,
19- 21) “La malicia, la mentira, la envidia, la hipocresía, la maledicencia” (1
de Pe 2, 1) Existen otras muchas más
como el individualismo, el totalitarismo, el conformismo, el secularismo, el fariseísmo
que es rigorista, legalista y perfeccionista. Todo aquello que no nace de una
fe sincera, de un corazón limpio y de una conciencia recta, es la carne (1 de
Tim 1, 5)
En
cambio la vida en el Espíritu, llamada “Espiritualidad cristiana” es una vida
conducida por el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, cuyo trabajo es llevarnos
a Cristo, para que creamos en él, y creyendo nos salve. (Hch 4, 12) El Espíritu
nunca nos va a llevar a un lugar donde pongamos en peligro la Gracia de Dios, es
decir, no nos lleva al pecado. Nos lleva al Amor, a la Verdad y a la Vida, a la
Libertad y a la Santidad. (Jn 14, 6) Los frutos del Espíritu Santo son: El
fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad,
lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu marchemos tras
el Espíritu. (Ga 5, 22. 23a. 25) Bondad, Verdad, Justicia (Ef 5, 9)
Mansedumbre, humildad, misericordia, justicia y paz (Col 3, 12). Todo espíritu
que no viene del Amor y nos lleve a él, es de la carne. La señal que hemos
pasado de la muerte a la vida, es el Amor. (1 de Jn 3, 14: 1 de Jn 4, 7-8).
En
la lucha del Ego contra el Amor, encontramos a Jesús en lucha contra los
escribas y fariseos, por eso dice a sus discípulos: «Porque os digo que, si
vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en
el Reino de los Cielos.(Mt 5, 20) Son
legalistas, rigoristas y perfeccionistas. “Entonces Jesús se dirigió a la gente
y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los
escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no
imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a
las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus
obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las
filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los
banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las
plazas y que la gente les llame "Rabbí". (Mt 23, 1- 7) Dicen una cosa
y hacen otra, son falsos, andan en la carne.
Fingen y son hipócritas: Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos,
a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con
franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las
personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?» Mas
Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? (Mt 22,
16- 18) Los amores fingidos son pura hipocresía (Rm 12, 9) Miraban que Jesús
era bueno, pero, no querían ser como él. Le tenían envidia y llegaron hasta el
odio, pero eso querían matarlo. Eran de conciencia torcida y falsa y fingida.
(cf Jer 17, 9)
En
la lucha entre el Ego y el Amor, estamos llamados a conocer el sentido de las
cosas. Saber distinguir entre el bien y el mal, “el para qué hacemos o para que
nos suceden ciertas cosas.” El Amor no busca quedar bien ni que nos vaya bien;
no se hacen las cosas por obligación o porque toca, no se hacen las cosas para
recibir aplausos, abrazos o palabras bonitas y halagadoras. El sentido del
poder y de la autoridad es el servicio libre y voluntario; el sentido de la
riqueza es el compartir, extender la manos para hacer a otros partícipes de los
propios dones; El sentido del placer es disminuir para que el otro crezca (Jn
3, 30) Te puede ir bien y te puedes quedar bien, pero, no lo busques. La
presunción y la vanidad son de la carne. El mundo te ofrece poder, tener y
riquezas (1 de Jn 2, 15) Del mundo vienen las Ideologías, vienen de la carne.
La
Espiritualidad cristiana está orientada al cultivo de las Virtudes para dar
gloria a Dios y el bien a los hombres. Espiritualidad que exige una fe sincera,
un corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tim 1, 5) Para que sea fuente
del Amor, madre de todas las Virtudes cristianas, sin las virtudes todo se
convierte en Vacío, en caos, en vez de ser un “Universo ordenado”. La verdadera
espiritualidad nos lleva a construir la Iglesia: una, santa, católica y apostólica,
nos reviste de Cristo y nos lleva amar y servir a la Iglesia.
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