LA GULA COMO MAL HÁBITO ES UN VICIO QUE LLEVA A LA ENFERMEDAD Y A LA MUERTE.

 


LA GULA COMO MAL HÁBITO ES UN VICIO QUE LLEVA A LA ENFERMEDAD Y A LA MUERTE.

Introducción: El Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. (Rm 14, 17)

Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad de Señor. No os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje; llenaos más bien del Espíritu. (Ef 5, 17- 18) Para conocer cuál es la voluntad de Dios, el apóstol nos sugiere el “dejarnos transformar en la manera de pensar para conocer lo que a Dios le agrada: lo justo, lo bueno y lo perfecto”(Rm 12, 2) La embriaguez que lleva al libertinaje se convierte en alcoholismo, tumba y arrastra, deshumaniza y despersonaliza. Embriagaos con el Espíritu Santo, esta borrachera nos levanta, nos hace caminar, nos hace responsables y libres con la libertad de los hijos de Dios (Gál 5, 1)

La gula como vicio entra en las obras de la carne. La gula puede ser de comida y bebida. Puede ser de conocimientos y gula de dones materiales, intelectuales y  espirituales.  Comer por comer y saber por saber. “Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios”. (Gál 5, 19- 21)

A muchos ha perdido el vino (Ecl 31, 25) El alcohol empobrece, embrutece y nos prostituye. Nos atrofia y nos lleva a una vida arrastrada y vacía. Hace daño al quien lo beba y hace daño a la familia, a la sociedad, el hombre se convierte en un lobo para los demás. Lo más triste es que convierte al bebedor en un hilacho humano. El alcohol es cause de la destrucción de muchas familias y de muchos accidentes. Por eso la Biblia nos advierte de los peligros que nos puede atraer:

«Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, (Lc 21. 34) La gula hace daño al hombre integral: cuerpo, alma y espíritu. Es un pecado que lleva a la muerte (Rm 6, 23) Es un espíritu que no viene de la fe (Rm 14, 23) La gula es fuente de enfermedades.

No bebas vino hasta emborracharte (Tb 4, 15) Todo con medida, el exceso es dañino. Pero, si no hay fuerza de voluntad, no hay dominio propio. Una copa, pide otra, y así sucesivamente hasta perder el control, la gula del alcohol nos domina, y caemos en la mirada de los demás que nos pueden juzgar como borrachos o alcohólicos. “Que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida”. (Col 2, 16) Los primeros en criticar son los de la propia familia al decir: “Tengo miedo a mi papá que siempre llega borracho a la casa”.

Ya comáis, ya bebéis, hacedlo todo para gloria de Dios (1 de Cor 10, 31) Para hacer las cosas para la gloria de Dios hay que tener una fe sincera y u corazón limpio (1 de Tim 1, 5) Donde hay una fe sincera hay amor así mismo y amor a Dios y a la Familia. El amor es fuerza, es vigor para vencer el vicio de la bebida, es decir la gula de las pasiones. Hay dominio de las emociones, de los instintos y de los prejuicios. Y por amor a algo o a alguien se puede romper con el hábito de la bebida.

“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mt 4, 4) La Palabra de Dios es poderosa; nos convence de que Dios os ama; nos convence de que somos valiosos, importantes y dignos; (Is 43, 4) nos convence de que somos pecadores necesitados de la gracia de Dios, (Jn 16, 8) y nos convence que es posible cambiar nuestros hábitos malos para llevarnos hacer hábitos buenos. Para cambiar nuestros sentimientos, emociones torcidas y nuestras malas acciones por un corazón nuevo.

Al apóstol Pablo nos advierte lo que tenemos que hacer: “Huyan de las pasiones torcidas que llevan a la muerte” (cf 2 de Tim 2, 22) “El que tenga cola de paja que no se acerque al fuego porque se le quema la cola”. Jesús dice: “Vigilad y orad para no caer en tentación” (Mt 26, 41) Vigilad significa conócete. Si eres débil, no te acerques al peligro aléjate de las personas y de los lugares que te llevan a perder la salud. Entra más en comunión con tu familia y ora, pide a Dios la ayuda para vencer tus debilidades. Y pronto vas a ver que se te mejora tu economía en casa. Huye y aléjate de los borrachos  y de los lugares que te invitan a beber. Vigilad significa despojarte de lo malo y revístete con lo bueno. Vigilad significa también lucha, y lucha con todo para que puedas vencer con el bien al mal.

Cultiva las virtudes con las que puedes vencer toda clase de gula. Virtudes como la fortaleza, continencia, la templanza, la castidad y el dominio propio. Son hijas de la fe que es comunión en Cristo con Dios. Nacen y crecen en la obediencia a la Palabra de Dios. Algo muy importante es que busques nuevas amistades. Que busques a los amigos de Dios y te integres a una Comunidad para que te ayuden a orar, a leer la Palabra de Dios y a servir a los demás. El Amor unido al Ayuno y la Oración, es la fuerza y el poder de Dios para rechazar la malo y para hacer lo bueno. Malo es lo que te hace daño, lo que te enferma, lo que empobrece y lo que te embrutece. Bueno es todo aquello que te ayuda a realizarte como persona: Dios, tu Familia y tu Comunidad.

En una misma familia, ¿pueden unos comer hasta la saciedad mientras que hermanos y hermanas suyos son excluidos de la mesa?

El ayuno generoso y voluntario de los que poseéis alimento os permitirá compartir con tantos otros que carecen de él. (San Juan Pablo 11)

 

 

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