LA FE QUE NO PRODUCE SE HACE ESTÉRIL.
Hermanos,
poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis
así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la
entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo. (2Pe 1,
10-11)
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de
viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó
cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su
capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a
negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó
otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió
el dinero de su señor. Mateo (25,14-30)
El
Señor es el Dueño de todo, y él lo reparte a los hombres según su voluntad. Les
ha dado talentos para que “cultiven la tierra y la protejan” (cf Gn 2, 15) “Todo
don perfecto viene de lo Alto” (Snt 1, 17) Todo lo bueno viene de Dios, lo malo
viene de otra fuente. “El que no trabaje que no coma (2 de Tes 3, 10) Todos los
dones, materiales, intelectuales y espirituales son para cultivarse, para dar
frutos y compartirse con los demás. “Porque así dice Yahveh al hombre de Judá y
a Jerusalén: - Cultivad el barbecho y no sembréis sobre cardos.” (Jer 4, 3) La
fe se ha de cultivar para que dé frutos, y la fe que no se cultiva no produce,
se queda estéril: “Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del
sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y
hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así
también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta” (Snt 2, 14- 17).
Al
cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar
las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le
presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira,
he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado
fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante;
pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos
talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros
dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor;
como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de
tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges
donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí
tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente
y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no
esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo,
pudiera recoger lo mío con los intereses. (Mt 14, 19- 24)
El
de los cinco y el de los dos talentos recibieron su recompensa: “Vengan
benditos de mi Padre a participar de la alegría de su Señor, y pasan a
participar del Banquete de bodas. Siéntense a mi derecha”. Dios no exige lo que
él no nos ha dado. El Señor nos da sus dones y nos da los medios para que los
hagamos producir. Los dones crecen compartiendo con los demás, con el uso de su
ejercicio. El ejercicio pide libertad, amor y servicio. Pide la Gracia de Dios
y reconocer que todo lo bueno es don de Dios y que él ha creado todo para
todos. El que de derrocha y es consumista comete fraude, pues, gasta lo que
otros necesitan para vivir dignamente.
El
destino del tercer hombre, fue diferente: El señor le respondió: "Eres un
empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y
recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para
que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses: “Quitadle el
talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le
sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese
empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar
de dientes.". Porque sus acciones eran malas, su fe no tuvo frutos buenos.
La pereza es un vicio que es hija del Ego.
Sepan
todos los pueblos de la tierra que el Señor es Dios y no hay otro. Que vuestro
corazón sea todo para el Señor, nuestro Dios, como lo es hoy, para seguir sus
leyes y guardar sus mandamientos. (1Re. 8, 60-61) El Señor, es el Creador y es
el Dueño de todo, pero ha dejado todo en manos del hombre. “Pero, nunca lo deja
sólo, no lo abandona”. Le ha dado el libre albedrío para que se haga responsable
de sus pensamientos, palabras y obras. (Gn 2, 17) Puede hacer el bien y puede
hacer el mal. Puede encerrarse en su propio egoísmo o puede salir al encuentro
de los demás y compartir con ellos. La fe y la ciencia tienen la misma Fuente:
Dios. Cuando la ciencia se pone al sevicio de la muerte, no es ciencia, tanto
la fe como la ciencia han de estar al servicio de la vida.
Lo
que se siembre es lo que se cosecha. “No os engañéis; de Dios nadie se burla.
Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne, de la carne
cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará
vida eterna”. (Gál 6, 7- 8) Nada más falso y enfermo que el corazón, ¿quién lo
entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas; para dar al
hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones. (Jr 17, 9-10)
Cuando
el hombre o la mujer, están atrofiados por el pecado, se incapacitan y se
atrofian, sólo en el encuentro con Cristo restable su corazón y pueden poner
sus miembros al servicio de Dios y de los hombres, y tener conciencia que todo
ser humano está llamado a ser un “don de Dios para los demás”.
Muchos
son los que comen del “árbol de la ciencia del bien y del mal”. No sólo comen,
sino, que además se apropian de él, y deciden lo que es bueno y lo que es malo,
se sienten como Dios. Ahora ellos quieren decidir sobre la Vida, la familia, la
religión, lo que se debe creer y lo que se debe hacer. Rechazan a Jesucristo o
invierten su Enseñanza.
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