EL EVANGELIO DE JESÚS ES VIVO, EFICAZ Y
ACTUAL.
«Porque
os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el Reino de los Cielos. (Mt 5, 20)
Para
entrar el Reino hay que hacerse como niños, es decir, hay que nacer de nuevo,
nacer de Dios para despojarse del fariseísmo, del legalismo y del rigorismo que
son de la familia del individualismo, del totalitarismo y del conformismo. Que
son caminos desviados que no nos llevan a la Vida, sino a la Muerte. El nacer de
nuevo nos quita todos nuestros pecados, dejamos al hombre viejo y nos lleva a
ser hombres nuevos, revestidos de justicia y santidad (Ef 4, 24) Algo que sólo
se puede tener en un encuentro con la Palabra de Jesús, es la que nos lleva al
Nuevo Nacimiento (Jn 3, 1-5) que nos lleva a la vida nueva. (2 de Cor 5m 17)
A
partir del Nuevo Nacimiento podemos rechazar todo pecado, para eso hemos sido
revestidos de Cristo (1 de Pe 2,1) Alimentarnos con el alimento espiritual del
Evangelio para poder levantarse, tomar la camilla e irnos a casa, como hombres
nuevos para ser responsables, libres y capaces de trabajar por la familia. (Mc
2, 11ss) Recuperados de nuestros dones, poder extender la mano y compartir
todos nuestros talentos (Mc 3, 5)
Escuchemos el Evangelio de Jesús que
es vivo, eficaz y actual:
«Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego. (Mt 5, 21. 22) No basta con decir: Yo no mato o yo no peco, hay que hacer el bien, ha que amar para no caer en el pecado de omisión (Snt 4, 17) “No matarás” Este es el mandamiento, pero Jesús lo supera, al decirnos, el que se encolerice, el que se burle de su hermano, el que odie a su hermano, se hace reo del tribunal es decir está pecando. “Enójense, pero que el pecado no los domine, reconciliaos” (Ef 4, 28) traemos de ser amables, limpios y veraces en nuestra manera de hablar para no ser asesinos de nuestras almas.
El culto a Dios pide tener amor
verdadero.
Si,
pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un
hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y
vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu
ofrenda. (Mt 5, 23- 24) “No todo el que me diga Señor, Señor, entra en la casa
de mi Padre, sólo entra el que hace la voluntad de Dios” (Mt 7, 21) “Apártense
de mí los que hacen el mal (Mt 7, 22-23) El culto en pecado, según las palabras
de Jesús no es grato a Dios, no hay fe, hay muerte. (cf Rm 6, 23; Heb 11, 6)
“Solamente unidos mí, podréis dar fruto /Jn 15,4) La invitación de Jesús es a
reconciliarse para que vuelvan a ser hijos de Dios y hermanos entre ustedes. Nos
reconciliamos en virtud de la sangre de Cristo (Ef2,14) Que murió para que
seamos Unidad con Dios y con los demás. “Ámense unos a otros”, es el
Mandamiento de Jesús. Pero ámense como yo los he amado (Jn 13,34) Sólo el culto
con amor y por amor es grato a Dios (Rm 12,1).
Caminar en sinodalidad.
Ponte
enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea
que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la
cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último
céntimo. (Mt 5, 25- 26) Lleguen a un acuerdo, para que puedan caminar juntos y
trabajar juntos, Para que puedan reconocerse como personas iguales en dignidad,
para que puedan aceptarse como lo que son y se puedan espetar mutuamente de
pensamiento, palabra y obra. Para que se ayuden mutuamente con sus cargas y
abriéndose a un dialogo fraterno y amistoso.
La
voluntad de Dios manifestada en Cristo es que formemos todos una Comunidad cristiana, fraterna,
solidaria y servicial. Comunidad en la cual nos preocupemos mutuamente, estemos
siempre reconciliándonos y compartiendo siempre, tanto los dones materiales,
como intelectuales y espirituales; Comunidad donde el amor reine, no como
palabras, sino como lo es en verdad, con acciones. Comunidad en la que todos
tengamos una misma dignidad, sin importar el color, la raza, la religión o el estrato
social (Col 3, 11) Por que todos somos Uno en Cristo.
No al divorcio y no al adulterio
«Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. (Mt 5, 27- 28) Jesús se opuso rotundamente al divorcio y al adulterio. Hizo referencia al principio, antes del pecado, La familia, era un don, del hombre a la mujer y de la mujer al hombre; los padre eran dones para sus hijos y los hijos para sus padres: los hermanos, igualmente, eran regalos unos para los otros, todos vivían en Comunión y en Participación (Gn 2,18) Jesús nos presenta a la familia según el Plan de Dios. El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» (Mt 19, 4- 6)
«También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio. (Mt 5, 32)No al adulterio porque éste es un crimen, mata el amor y mata la familia. Es un sacrilegio porque profana a la familia que es sagrada. Es un fraude porque andas agarrando lo ajeno y además atenta contra la dignidad humana, al hacer del otro o la otra un instrumento de placer.
Rechazar el mal y hacer el bien.
Si,
pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te
conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea
arrojado a la gehenna. Evita la pornografía, es basura que entra en tu mente y
baja a tu corazón y de ahí sale como pensamientos, palabras y acciones malas.
La pornografía es fuerza de la lujuria, la encuentras en la televisión, en
revistas, celulares, en los periódicos, en los espectáculos. Niégale a tu ojo
el placer de complacerte.
Y
si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te
conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la
gehenna. (Mt 5, 30) Con la manos oprimes, explotas a los demás; con la manos
pegas y golpeas a tus prójimos y también con la manos asesinas y das muerte.
Las manos, tanto la derecha como la izquierda son instrumentos para trabajar y
para hacer el bien. Para que trabajes la tierra, la cultives y la hagas
producir, siestán secas o paralíticas, necesitas que Jesús te libere y te sane
para que puedas extender tus manos, compartir y servir a todos. (Mc 3, 5)
La conclusión es de san Pablo.
“Huye
de las pasiones juveniles. Vete al alcance de la justicia, de la fe, de la
caridad, de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro. Evita
las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien que engendran altercados. Y a
un siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable, con todos, pronto
a enseñar, sufrido, y que corrija con mansedumbre a los adversarios, por si
Dios les otorga la conversión que les haga conocer plenamente la verdad, y
volver al buen sentido, librándose de los lazos del Diablo que los tiene
cautivos, rendidos a su voluntad”.(2 de Tim 2, 22)
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