LLEVAD A LA PRÁCTICA DE LA PALABRA DE DIOS, NO BASTA CON ESCUCHARLA.

 


LLEVAD A LA PRÁCTICA DE LA PALABRA DE DIOS, NO BASTA CON ESCUCHARLA.

Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. El que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que hace libre) y es constante no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla. (St 1, 22. 25)

El que solo se limita a escuchar la Palabra y no a obedecerla es como un  hombre insensato: “Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina”. (Mt 7, 26- 27) La alegría está en poner en práctica la Palabra de Dios para construir la casa sobre roca, sobre lo firme, lo estable y lo seguro (Mt 7, 24) Cristo es la roca, es el amor, la verdad y la vida, es el fundamento del edifico espiritual (1 de Cor 3, 11) La ley perfecta es el amor que nos lleva a la verdad y a la vida. Por eso la alegría del hombre es hacer la voluntad de Dios manifestada en Cristo Jesús. La ley del Amor es la que nos hace libres. Es Cristo el que nos libera (cf Gál 5, 1)

El que vive en la verdad que nos hace libres (Jn 8, 32) Es el mismo que hace la voluntad de Dios: “Vivid sometidos a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Humillaos en la presencia del Señor y él os ensalzará” (St 4, 7-8a. 10) La voluntad de Dios es el amor: que nos amemos unos a otros, como él nos ama a nosotros (cf J 13, 34) El que ama a Dios y al prójimo, este es el que da la espalda al mundo, al maligno y a la carne, para dejarse conducir por el Espíritu de la verdad (Jn 16, 13)

Dos cosas suceden: Vivimos en comunión amorosa con Dios y a la misma vez, resistimos al Maligno. Caminamos con Dios y él camina con nosotros, somos sus amigos. “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les digo” (Jn 15, 14) Nos hacemos hijos, hermanos, hermanas, madres y familiares de Dios (Lc 8, 21; Lc 11, 28) Lo que significa el caminar humildemente con tu Dios (Mq 6, 8) Que Jesús nos explica al decirnos: “Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada”. (Jn 15, 5) Someternos a Dios es vivir en comunión con él por Cristo en el Espíritu Santo.

Al permanecer en comunión con  la Luz le resistimos al diablo, rompiendo con el pecado  y guardando los mandamientos de Dios y poniendo por obra la Palabra de Dios (1 de Jn 1, 8; 1 de Jn 2, 3- 4)

A esto le llamamos seguir a Cristo para servirlo en los demás. Sin seguimiento de Cristo no hay obediencia, no hay fe, somos creyentes de Dios, pero servidores de nuestros ídolos, decimos que creemos en Dios, pero le damos gracias a los ídolos, se repite hoy el doble pecado del que habló Jeremías: “Doble mal ha hecho mi pueblo: a mí me dejaron, Manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen”.(Jer 2, 13) Al dar la espalda a Dios y abrazar a los ídolos, quedamos vacíos de Dios, de amor y de los valores del Reino. Pero, llenos de angustia, de frustración, de agresividad, aislados en un individualismo que nos lleva a la pérdida del sentido de la vida.

El seguimiento a Cristo nos lleva encontrar el sentido de la vida que es el amor y que se manifiesta en el servicio. A lo que llegamos viviendo de encuentros con Jesús. Encuentros liberadores por que nos hace libres de todo lo que es incompatible con el Reino de Dios, y libres para el amor y para servir. Según las palabras de nuestro Maestro: “De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”. (Mt 20, 28) Por eso a sus discípulos les da la enseñanza para la vida: “Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo”. (Mt 20, 25- 27)

¿Qué les parece? ¿Queréis hacerlo? Porque a fuerzas ni los zapatos entran. Jesús no engaña, ni manipula, ni hace a la fuerza; “Si tu quieres”. “Conmigo o contra mí, el que no junta desparrama” (Mt 12, 30) Jesús propone y ofrece, pero, no impone. “Las zorras tiene sus guaridas, y las aves tienen sus nidos, pero, el Hijo del Hombre, no tiene donde reclinar la cabeza” (Lc 9, 58) No hay lugar para lujos y riquezas, pero, exige romper con la vida mundana y pagana, vida de ídolos. Para seguir a Cristo con una fe sincera, un corazón limpio  una conciencia recta (1 de Tim 1, 5) Entonces podemos apropiarnos de las palabras de Jesús: “Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre y realizar su Obra” (Jn 4, 34) Y la voluntad de Dios es la Unidad, la Libertad y la Santidad que alcanzamos por el amor y el servicio, a Dios y a los hombres.



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