ESTAD
PREPARADOS PARA PASAR LA ETERNIDAD CONMIGO DICE EL SEÑOR.
Iluminación:
En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis
palabras.» (Is 66, 2)
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué
día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora
de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en
su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos
penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a
quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues,
dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os
aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el
criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus
compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos
se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a
los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.» (Mt 24, 42- 51).
“Estén
preparados” ¿Para qué? Para pasar la eternidad con Dios. Y no sólo para morir.
Jesús está hablando de Vida eterna. Para entrar en la Vida eterna hay que creer
y bautizarse (Mc 16, 16) Creer y convertirse (Mt 4, 17; Mc 1, 15) Y convertirse
es llenarse de Cristo, lo que pide, vaciarse de todo lo que no es de Cristo. “De
todo espíritu que no venga de la fe” (Rm 14,23) “Despojarse del hombre viejo y
revestirse del hombre nuevo”. (Ef 4, 23- 24) “Despojarse del traje de tinieblas
y revestirse con las armas de la luz, con la armadura de Dios, revestirse de
Jesucristo”. (Rm 13, 12. 14) “Huyan de las pasiones de su juventud y dedíquense
a buscar a Dios”. (2 de Tim 2, 22)
“Estén
preparados” ¿Cómo? «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha
parecido bien daros a vosotros el Reino. «Vended vuestros bienes y dad limosna.
Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde
no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón. «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas
encendidas (Lc 12, 32- 35) Sí Cristo es nuestro corazón, a él le pertenecemos,
lo amamos y le servimos. Somos de su propiedad, somos su pequeño rebaño, hay
poder para desprendernos de lo que no salva, hay poder para luchar contra el
mal y hay poder para hacer el bien y mantener las lámparas encendidas. Prepararse
es para Jesús: “Vigilad y orad para no caer en tentación (Mt 26, 41) Vigilad
significa luchar contra el pecado, despojándose de lo malo y revistiéndose de
lo bueno. Y orando por sólo Dios da el crecimiento (1 de Cor 3, 6) Orando
porque nuestra lucha no es con la gente de carne y hueso, sino contra seres
espirituales que tienen autoridad dominio y poder sobre este mundo tenebroso,
ahí donde reia el pecado (Ef 6, 10- 12)
¿Son
muchos los que se salvan? Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?»
El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos
pretenderán entrar y no podrán. «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre
la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo:
"¡Señor, ábrenos!" Y os responderá: "No sé de dónde sois."
(Lc 13, 23- 25) Luchen y esfuércense por entrar por la puerta estrecha, es la
respuesta de Jesús. Mientras la puerta esté abierta, podréis luchar, después,
de la muerte, ya no se puede. Ahora sigue el juicio, de acuerdo a las palabras
de Jesús: Del juicio sale un camino hacia arriba, hacia la Vida Eterna, y otro
camino hacia abajo, hacia la muerte eterna.
«Cuando
el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces
se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las
naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las
ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda. (Mt 25, 31- 33) Ya Jesús nos había enseñado que hay unos que se salvan
y otros que no se salvan: «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará
en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos
me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y
entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de
iniquidad!" (Mt 7, 21- 23)
La
voluntad de Dios es que creamos en Jesús, lo amamos y lo sirvamos (1 de Jn 3,
23) La voluntad de Dios es nuestra santificación (1 de tes 3, 4) Que aborrezcamos
el mal y que amemos apasionadamente el bien (Rm 12, 9) Para ser santificados y
caminar en el Reino de Dios (Mt 6, 9s) La voluntad de Dios es que nos amemos
los unos a los otros y que nos sirvamos a todos (Jn 13, 34; 13, 13)La voluntad
de Dios es Cristo que nos ha dicho que el servicio es el camino para vencer el
poder (Mt 20, 25- 27)El compartir es el camino para vencer la riqueza y el
negarse a sí mismo es el camino para vencer los placeres. (Mc 3, 5; Mt, 5, 27-
30) Para poder entrar en la Vida Eterna por la fe en Jesucristo y el amor a
Dios y a los hombres. La Vida Eterna no es para todos, sólo es para los que
hacen la voluntad de Dios. Tal como lo dijo Jesús:
Entonces
dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la
herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era
forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le
responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o
sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a
verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a
unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." (Mt 25,
34- 40)
Entonces
dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me
disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me
acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me
visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te
asistimos?" Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que
cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo
dejasteis de hacerlo." E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a
una vida eterna.»
“Saltad
de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas pruebas.
Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que, aun después
de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y gloria y
honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis visto, y
lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con un gozo
inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de vuestras
almas”. (1Pe 1, 6-9) El fruto de vuestra fe es el amor, la paz, el gozo, la
humildad, la mansedumbre, la justicia, la fortaleza, la pureza, la sencillez,
la santidad (cf Gál 5, 22- 23)
Existen
muchos predicadores que dicen que Dios va a salvar a todos, bueno y malos,
todos van a terminar juntos en el Cielo por que Dios es Amor y es Misericordia,
pero, Jesús nunca dijo eso. Jesús dijo el que persevere hasta el final se
salvará (Mt 24,13) Y ya no tendrán miedo a la muerte segunda (Apoc 2, 21) Pero
los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros,
idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con
fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apoc 21, 8) Porque no creyeron en
Jesús y no se arrepintieron. Que hermoso es recodar lo que dice el apóstol Pablo:
“Dónde abundó el pecado, sobre abunda la Misericordia de Dios” (Rm 5, 20)
Creamos
en la Vida Eterna… y en el juicio…
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