CONTRA LOS PECADOS DE IMPUREZA QUE ASEDIAN A LOS CRISTIANOS.

 


CONTRA LOS PECADOS DE IMPUREZA QUE ASEDIAN A LOS CRISTIANOS.  

¿Qué es el adulterio?.  El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio. Cristo condena incluso el deseo del adulterio (cf Mt 5, 27-28) (Catic 2380).  El adulterio es un pecado muy grave;  Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio. (Mt 5, 32) Porque es un crimen, mata el amor y mata la familia. Es un sacrilegio porque profana la familia que es Iglesia doméstica. Es un fraude porque andas dando lo que es ajeno,  y atenta contra la dignidad humana al instrumentalizar al otro que es un alguien y nunca una cosa o instrumento de placer. El adulterio es un pecado contra el sexto y noveno mandamientos.

El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio: El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» (Mt 19, 5- 7) Jesús lo refiere a la dureza del corazón.

Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.» (Mc 10, 10- 12)

¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.

Pablo habla con toda verdad: Y tales fueron algunos de ustedes, pero se han convertido a Jesús, han sido perdonados, reconciliados, salvados y santificados. Todos son llamados a la salvación y al conocimiento de la verdad (1 de Tim 2, 4) Todos son llamados a romper con el pecado para participar de la naturaleza divina (2 de Pe 1, 4b) No importa la cantidad ni el tamaño de los pecados, si hay reconocimiento y arrepentimiento y confesión, todos son borrados y perdonados en virtud de la sangre de Cristo (Ef 1, 7)

El llamado de Jesús es para todos los pecadores: “Vengan a mí, los que están cargados y fatigados por la carga (Mt 11, 28) El Señor tiene poder para lavar nuestros corazones de los pecado que llevan a la muerte, lo hace en virtud de la sangre de Cristo y  por la acción del Espíritu Santo (Heb 9, 14)

Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. Venid, pues, y disputemos - dice Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán. Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis. (Is 1, 16- 19)

Oseas compara el adulterio con el pecado de la idolatría: Pues su madre se ha prostituido, se ha deshonrado la que los concibió, cuando decía: «Me iré detrás de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas.» (Os 2, 7)

 El Nuevo Testamento nos habla con toda claridad: «Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. (Mt 5,  27- 29)

La primera petición del Padre nuestro es la Santificación que Pablo nos presenta: “Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación, que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios”. (1 de Ts 4, 3- 5) Justificados por la fe de Jesucristo, que consiste en recibir por la fe el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo.

Rechazad, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias (1 de Pe 2, 1) La malicia hace referencia a todos los vicios, entre ellos la lujuria. - .¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo. (1 de Cor 6, 18- 20)

La fornicación, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos. Lo mismo de la grosería, las necedades o las chocarrerías, cosas que no están bien; sino más bien, acciones de gracias.(Ef 5, 3- 4) Lo contrario a los vicios que viene del Ego, son las virtudes que nacen del Amor. En el corazón del cristiano se da la lucha entre el hombre viejo y el hombre nuevo, entre el bien y el mal, y gana aquel al que se le alimente. La porno es alimento chatarra, alimento de la carne. No le des de comer al hombre viejo, más bien mátalo de hambre, niégale el alimento. Sigamos las palabras de Pablo:

Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con esp1ritu fervoroso; sirviendo al Señor; (Rm 12, 9- 12)

“Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios. Sea vuestra conducta sin avaricia; contentos con lo que tenéis, pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré”; (Heb 13, 4- 5)

Jesús nos da las recomendaciones más acertadas para cuidar nuestra inteligencia y nuestra voluntad: cuidad vuestros sentidos que son las ventanas del alma: Si tu ojo te hace pecar, sácatelo… si tu mano te hace pecar,  córtatela…. Si tu pie te hace pecar, córtatelo… no busque la ocasión de pecar, (Mt 5, 27ss) lo mismo que Pablo dice: “Huyan de las pasiones de su juventud (2 de Tim 2, 22) Evita toda pornografía en revistas en películas, el celulares que es basura que entra a tu inteligencia, pasa a tu voluntad y llena tu corazón de maldad.

Cuida tus relaciones. Cuando alguien te visita o se te acerca, cuida sus miradas, y adonde te mira. Pesa  sus palabras, ¿cómo te habla? Sembrando en ti la cizaña, trae malas intenciones. ¿Cómo te toma, o te abraza con lujuria? Trae malas intenciones, recházala. Cuida sus miradas, sus palabras  y sus manos… Recuera que todo lo que se lleva en el corazón sale por las miradas, la boca y por las manos (cf Lc 6, 45).

Para vencer el mal hay que revestirse de las armas de luz, con la armadura de Dios, revestirse de Jesucristo (Rm 13, 12. 14) FORTALECERSE CON EL SEÑOR EQUIVALE A CULTIVAR LA VIRTUD DE LA FORTALEZA PARA VENCER EL MAL Y PARA HACER EL BIEN. (Rm 12, 21; Ef 6, 10)

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