POR PRADOS DE FRESCA HIERBA ME APACIENTA.

 


POR PRADOS DE FRESCA HIERBA ME APACIENTA.


Dice el Señor Dios: «Vosotros sois rebaño mío, ovejas de mi grey; y yo soy vuestro Dios.» (
Ez 34, 31)

 Yahveh es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas dereposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. (Slm 23, 1- 5)

El Señor es mi Pastor, nada me falta. Él me apacienta, me hace descansar, me lava y me purifica, me guía y me conduce por los caminos de la rectitud; me acompaña, camina conmigo me cuida y me protege; unge mi cabeza con su santo óleo y rebosa m copa con su gracia y con su poder.

¿A dónde nos lleva el Buen Pastor? Nos busca hasta encontrarnos (Lc 15,4) Nos lleva en brazos a la Unidad, a la Libertad, a la Santidad y la Verdad (Jn 17, ) El Buen Pastor quiere hacer de todos una Comunidad fraterna, solidaria y servicial. Por eso nos enseña el arte de vivir, de amar y de servir. Con su Palabra y con su Testimonio de Vida enseña los caminos de Dios.

Os pondré pastores según mi corazón que os den pasto de conocimiento y prudencia. (Jer 3, 15) La prudencia es el quicio de todas las virtudes para que podamos conocer nuestra realidad: Dios, nosotros mismos, los demás y la creación. Nos lleva a: Crecer en el conocimiento del Dios vivo y verdadero (Ef 4, 13) Creced, pues, en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. (1 de Pe 3, 18) Creced en calidad de vida: Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la tenacidad la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad. Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo. Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la purificación de sus pecados pasados. Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis. (2 de Pe 1, 5- 10)

El buen Pastor nos lleva a descansar. Para eso nos perdona, nos lava y limpia nuestro corazón de nuestros pecados. Cristo es nuestro descanso: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.» (Mt 11, 28- 30)

Nos guía y conduce por los caminos de la rectitud, las Bienaventuranzas: Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. (Mt 5, 2- 11)

Nos unge con el óleo de la Verdad y nos consagra en la verdad, su Palabra es la Verdad (Jn 17, 17) La Verdad que nos hace libres (Jn 8, 32) Es su Palabra la que nos lleva a la Verdad que es amor que nos libera de todo lo que esclaviza y nos libera para que amemos y sirvamos a la Obra del Señor. Nos libera, nos reconcilia, nos lleva a ser una Nueva Creación y nos promueve, de grandes pecadores en hijos de Dios, en amigos, hermanos y discípulos de Cristo. (Jn 15, 13; 2 de Cor 5, 17; Rm 5, 20)

Dios ha dado al hombre el libre albedrío para que acepte la salvación o la rechace, nada a fuerzas, nada con engaño, nada con manipulación. Todo es en libertad, con amor y por amor: Tú decides creer en Jesús o tú decides rechazarlo, si lo aceptas te haces hijo de Dios. (cf Jn 1, 11- 12) Y sí eres hijo, eres también heredero con Cristo de la herencia de Dios (Rm 8, 17) Para eso has sido elegido en Cristo desde antes que el mundo existiera (Ef 1, 4).

Elección gratuita, inalterable y funcional. Elección que está a tu alcance, y eres elegido para algo, tienes una misión: amar y servir a Dios y a los hombres. Lo podrás lograr si te dejas conducir por el Buen Pastor.

Nos conduce a la salvación y a la perfección cristiana (2 Tim 3, 14. 17) Por eso nos prometió “Otro Paráclito” “Otro Pastor” el Espíritu Santo. Cuando él venga actualizara la Obra redentora que Cristo realizó en su vida; nuestra liberación y nuestra salvación con su muerte y con su resurrección- El Espíritu Santo nos convencerá de nuestra pecaminosidad, nos llevará al juicio- muerte y resurrección de Jesucristo y conducirá por los caminos de la rectitud (cf Jn 16, 8- 10) El Espíritu guía a los hijos de Dios y da testimonio de Cristo en nosotros (Rm.  8, 14- 17) San Irineo dijo que Cristo y el Espíritu Santo son las manos de Dios para realizar nuestra redención, salvación y santificación.

Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó. Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? (Rm 8. 28- 31)

Escuchemos a Pablo decirnos lo que el buen Pastor ha hecho por nosotros: “Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amo, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados - y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.” (Ef 2, 4- 9)

 

 

 

 

 

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