APRENDER
EL CAMINO DE LA MADUREZ HUMANA.
Ahora,
así dice Yahveh tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel. «No temas, que yo te
he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío. Si pasas por las aguas,
yo estoy contigo, si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te
quemarás, ni la llama prenderá en ti. Porque yo soy Yahveh tu Dios, el Santo de
Israel, tu salvador. He puesto por expiación tuya a Egipto, a Kus y Seba en tu
lugar dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la
humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida. No temas, que yo estoy
contigo; desde Oriente haré volver tu raza, y desde Poniente te reuniré. (Is
43, 1- 5)
Yo
soy tu Creador y soy tu Redentor. Te he amado al llamarte a la existencia y al
eenviar a mi Hijo para redimirte de tus culpas y pecados. Te amo al liberarte
de tus peligros. Tengo todas tus preocupaciones en mis manos (cf 1 de Pe 5, 7) Porque eres de gran valor, eres
precioso a mis ojos y yo te amo”(Is 43, 4) ¿Por qué no nos miramos como Dios nos
mira, con amor y con ternura? ¿Por qué somos tan pesimistas y tan negativos? La
razón es porque nos valoramos por lo que tenemos y nunca por lo que somos. Mirémonos
con los ojos del amor que son los ojos del corazón. Para que podamos reconocer como lo que somos:
personas creadas a imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 27) Personas originales, responsables,
libres y capaces de amar. Llamados por Dios a crecer y madurar como personas
(Gn 2, 15) Creced en calidad como personas y como seres humanos.
No
permitamos que nos traten como cosas, objetos e instrumentos de placer o de
trabajo. No permitamos que nos traten como copias o como títeres. Y si alguien
te trata como a “un nadie,” piensa que eres un “alguien valioso” a quien Dios
te ama y tú también te amas. Si alguien te desprecia, tú sigues siendo valioso,
importante y digno, aún a pesar de que otros no te valoren, o te valores mal.
Tu valor no depende de los que otros piensen o digan de ti. La mentira más
grande es pensar que vales por lo que tienes.
Cultivarse
como persona consiste en aprender a pensar y a decidir por uno mismo. Aprender
a discernir entre lo que es malo y lo que es bueno. Aprender a rechazar lo malo
y hacer lo que es bueno. Malo es lo que impide tu crecimiento personal: Hacerte
original, responsable, libre y capaz de amar. Bueno es lo que te permite
realizarte como lo que eres, persona. Aprender
a caminar y a vivir con otros: familia, amigos, compañeros. Como persona
aprende que eres un ser sexuado, hombre o mujer y que nadie te engañe. Aprende
a caminar, no sólo, con otros, te realizas con la ayuda de otros, y a la vez
ayudas a los demás en su realización. Aprende a compartir lo que sabes, lo que
tienes y lo que eres. Aprende a cargar las debilidades de los demás. (Rm 15, 1)
Con otras palabras aprende amar y a
servir.
Aprendamos
de Jesús nuestro Maestro a vivir, amar, servir y a compartir. “Extiende tu mano”
para que compartas con otros los dones que Dios te regaló para tu realización y
para la de otros. (Mc 3, 1- 5) El hombre, todo hombre existe para servir, y
puede decir con Jesús: “Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser
servido, sino a servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.” (Mt 20,
28) Servir sin ser obligados o forzados, sino con libertad y con amor, porque
Dios ama al que sirve con alegría (cf 2 de Cor 9, 6- 7) Al estilo de Jesús que
nos dio ejemplo lavando pies a sus discípulos (Jn 13, 13) El servicio ha de
estar unido con el amor (cf Jn 13, 34) Amar sin fingimiento pide caminar en la
verdad que nos purifica y nos libera (Jn 8, 32) Amar es darse y entregarse a
una persona para que se realice como lo que es y está llamada a ser: una
persona en plenitud. Ser una persona y ser una mejor persona. Que se reconoce
iguales en dignidad con los demás, pero, diferente en carismas.
La
escucha y la obediencia de la Palabra de Dios nos lleva a la madurez humana, es
construir sobre Roca sobre lo firme, lo estable y lo seguro, sobre Cristo, amor
verdad y vida, justicia y santidad (Jn 14, 6; Ef 4, 24)La escucha y obediencia
a la Palabra nos hace firmes y fuertes en la Verdad, nos reviste de Cristo,
mediante la práctica de las Virtudes, como son la humildad, la mansedumbre, la
misericordia y la Paz (Col 3, 12) Lo contrario a estas virtudes son la
soberbia, la agresividad, la envidia que tienen su fuerza en la mentira (1 de
Pe 2,1). No se dejen vencer por el mal, con el bien venzan al mal (Rm 12, 21)
Busquen
estar armados con la armadura de Dios: las virtudes (Rm 13, 12) Ascender con
Cristo pide haber muerto y resucitado con Cristo, para luego ascender con él,
mediante la práctica de las virtudes: “Así pues, si habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo,
vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él.” (Col 3,
1- 4)
Aunque
hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy
como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía,
y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de
fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque
repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo
caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es servicial; la caridad no
es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su
interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia;
se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo
soporta. ( 1 de Cor 13, 1- 7)
Pablo
no menciona el nombre de Dios ni de Cristo en el himno de la caridad. Es para
todos, de cualquier religión o sin religión. Para que todo el que quiera crecer
y madurar como persona que ame, y si se cansa que vuelva amar.
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