LA SALVACIÓN DE DIOS ES DIRIGIDA
PARA TODOS LOS HOMBRES.
Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. (1 de Tim 2, 3-4) ¿Cómo pueden llegar los hombres al conocimiento de la verdad? ¿Cómo puede llegar la salvación a los hombres?
¿Qué hace Dios para salvar a
todos los hombres? Nos envía a su Hijo (Jn 3, 16) Jesús con su muerte abrió el
camino para que el Espíritu Santo llegará hasta nosotros para que nos diera a
conocer la voluntad de Dios: "Que
ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a
conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se
propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que
todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la
tierra." (Ef 1, 8- 10) El Señor nos da Espíritu Santo para darnos a
conocer el secreto que estuvo oculto por generaciones y que ahora ha sido
revelado, que Dios quiere salvar a todos los hombres, judíos y gentiles. Para
hacer de todos un solo pueblo, el pueblo de Dios.
En aquellos días, los apóstoles
y los hermanos que vivían en Judea se enteraron de que también los paganos
habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro regresó a Jerusalén, los
circuncidados le hicieron reproches, diciendo: "Has entrado en la casa de
unos incircuncisos y has comido con ellos". Entonces Pedro les contó desde
el principio lo que le había pasado: "Estaba yo en la ciudad de Jafa, en
oración, cuando tuve una visión y vi algo semejante a un gran mantel, que
sostenido por las cuatro puntas, bajaba del cielo hasta donde yo me encontraba.
Miré con atención aquella cosa y descubrí que había en ella toda clase de
cuadrúpedos, fieras, reptiles y aves. Oí luego una voz que me decía:
'Levántate, Pedro. Mata el animal que quieras y come'. Pero yo le respondí: 'Ni
pensarlo, Señor. Jamás he comido nada profano o impuro'. La voz del cielo me
habló de nuevo: 'No tengas tú por impuro lo que Dios ha hecho puro'. Esto se
repitió tres veces y luego todo fue recogido hacia el cielo. (Hch 11, 1- 10) Se repitió tres
veces lo que significa que el Mensaje era muy fuerte, era la voluntad de Dios, por encima de todo y de todos..
En la visión de Pedro, Dios le
revela su voluntad: Qué ama a todos los hombres, que Jesús ha muerto por todos:
para que todos sean redimidos, perdonados, reconciliados, salvados y reciban el
don del Espíritu Santo. (Rom 8, 29) Jesús
nos había dicho: También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también
a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un
solo pastor.(Jn 10, 16) La razón es que Dios ama a todos, a buenos y a malos, a
judíos y gentiles (Mt 5, 45) De ahí el mandato de Jesús: “Amén a sus enemigos y
recen por los que los persiguen” (Lc 6, 27) Es lo que Jesús hizo toda su vida,
pero de manera especial, lo hizo desde la Cruz: “Perdónalos Padre porque no
saben lo que hacen” (Lc 23,34) Murió también por los no judíos que lo estaban
matando. Hizo de los dos pueblos uno sólo:
Así que, recordad cómo en otro
tiempo vosotros, los gentiles según la carne, llamados incircuncisos por la que
se llama circuncisión - por una operación practicada en la carne -, estabais a
la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las
alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Mas ahora, en
Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a
estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los
dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, (Ef 2,
11- 14).
La visión de Pedro se complementa
con la acción de Dios: En aquel instante, se presentaron en la casa donde yo
estaba tres hombres, que venían de Cesarea, con un recado para mí. El Espíritu
me dijo entonces que me fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos
seis hermanos y todos entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó cómo había
visto de pie, ante él, a un ángel que le dijo: 'Manda a buscar en Jafa a Simón,
llamado Pedro. Lo que él te diga, te traerá la salvación a ti y a toda tu
familia'. En cuanto empecé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos,
como había descendido al principio sobre nosotros. Entonces me acordé de lo que
había dicho el Señor: 'Juan bautizó con agua; pero ustedes serán bautizados con
el Espíritu Santo'. Por lo tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que
a nosotros, por haber creído en el Señor Jesús, ¿quién soy yo para oponerme a
Dios?" Con esto se apaciguaron y alabaron a Dios, diciendo: "Por lo
visto, también a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la
vida". (Hch 11, 12-18)
Lo que él te diga te traerá la
salvación a ti y a toda tu familia. Dios actúa en sus instrumentos y actúa en los
oyentes, les prepara sus corazones. ¿De qué iba hablarles Pedro? De Jesús el
Hijo de Dios que por amor abrazó la cruz con amor y murió por nuestros pecados
y que estaba vivo, había resucitado para darnos vida eterna y que había sido
constituido Señor y Mesías (Hch 2, 22- 24. 36) Mientras hablaba se dio un nuevo
Pentecostés, vino el Espíritu Santo sobre los gentiles que por haber creído en
Jesús ya eran cristianos.
Ahora, tanto los paganos como los judíos, que
estaban muertos por el pecado (Ef 2, 1- 3) Participan de la misma Salvación y
tiene a un mismo Salvador que dio su vida por todos para el perdón de los
pecados y para darles Espíritu Santo: “Pero Dios, rico en misericordia, por el
grande amor con que nos amo, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos
vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados - y con él nos resucitó y nos hizo sentar en
los cielos en Cristo Jesús,” (Ef 2, 4- 6) La salvación es un don gratuito e
inmerecido de Dios para los hombres, pero, no es barato. Hay que creer y convertirse
(Mt 4, 17) Hay que obedecer, amar y seguir a Cristo, Para los judíos la
conversión consistía en pasarse del judaísmo a Cristo. Para los paganos
consistía en pasarse del paganismo a Cristo.
Para todos, la conversión es
llenarse de Cristo, es revestirse de Jesucristo, amándolo y siguiéndolo: Ellos
mismos cuentan de nosotros cuál fue nuestra entrada a vosotros, y cómo os
convertisteis a Dios, tras haber abandonado los ídolos, para servir a Dios vivo
y verdadero, y esperar así a su Hijo Jesús que ha de venir de los cielos, a
quien resucitó de entre los muertos y que nos salva de la Cólera venidera.(1 de
Ts 1, 9- 10) Para el apóstol Pablo la conversión a Cristo tiene dos dimensiones
una es negativa y la otra es positiva: “Despojaos del hombres viejo y revestíos
del hombre nuevo en justicia y santidad (Ef 4, 23- 24) Despojaos del traje de
tinieblas y revestíos con el traje de la Luz (Rom 13, 12) Revístanse de
Jesucristo (Rom 13, 14)
Jesús no vino a juzgar ni a condenar, vino a salvar a los que
quieran y crean en él, para eso murió y resucitó. El hombre decide salvarse o
perderse.
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