CUANDO VENGA EL PARACLITO LES EXPLICARA MIS PALABRAS.

 


CUANDO VENGA EL PARÁCLITO LES EXPLICARA MIS PALABRAS.

Tendría aún muchas cosas que deciros, pero no estáis ahora en disposición de entenderlas; cuando venga el Espíritu de verdad, os conducirá a la verdad completa. Aleluya.  (Jn 16, 13)

Tengo muchas cosas para decírselas a ustedes, pero, todavía no las pueden comprender. ¿Cuándo las podrán comprender? Cuando venga el Paráclito, el Consolador, el Maestro, el Abogado, él les hablará. Él les hablará de lo mío. El Espíritu Santo viene actualizar la obra redentora de Jesús en nuestra vida y en la historia de la Iglesia. Su obra es llevarnos a Cristo para que creyendo en él podamos salvarnos.  

¿De qué se trata cuando Jesús dice que aún podemos entender sus Palabras? Habla de la Tradición que viene de su Palabra. La Palabra de Dios que encontramos en la Biblia, la Revelación, de Dios y de su Voluntad. La Tradición la encontramos en el Gran Envío: Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.» (Mt 28, 18- 20) La Tradición es la Autoridad que Jesucristo le da a la Iglesia para ordenar  a los sucesores de los Apóstoles los Obispos, diáconos y presbíteros para que prediquen la Palabra de Dios, para que celebren los Sacramentos y conduzcan al Pueblo de Dios,

Tal como lo vemos en el evangelio de Juan: "Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»" (Jn 20, 20- 23)

La Tradición es la Potestad recibida de Jesucristo para ordenar a los sucesores de los Apóstoles, los Obispos, para que prediquen el Evangelio, celebren los Sacramentos y conduzcan al pueblo de Dios. Pedro confirma todo lo anterior: Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz (1 de Pe 2, 9) Y Pablo confirma lo mismo: El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, (Ef 4, 11- 12) Todo como fruto de la predicación de la Palabra de Dios.

Biblia y Tradición son las fuentes de la Revelación. ¿Qué enseñan los Apóstoles? Lo mismo que Jesús les enseñó a ellos. Y Jesús recibió su enseñanza del Padre (Jn 7, 16) Palabra y enseñanza que permanece para siempre (1 de Pe, 1, 25) No podemos cambiar lo que era bueno, hacerlo hoy como malo, o lo que era malo, no podemos decir que hoy es bueno. Lo que era bueno sigue siendo bueno y lo que era malo sigue siendo malo. La Tradición de la Iglesia que brota de la Palabra de Dios que es Jesús no puede cambiar el Evangelio. El que lo cambie o traiga otro evangelio sea anatema (Gál 1, 18)

 

El Evangelio de Jesús no es una Ideología. El Evangelio es Vida, es Amor, es Verdad  (Jn 14, 6) Por eso la Iglesia fiel a su fundador, Jesús, que se opuso rotundamente al divorcio, al adulterio, al aborto y se proclamó en favor de la Vida, del Hombre y de la Familia, no acepta como norma para la vida las Ideologías. Y se proclama en favor de la dignidad humana: “Tan valioso es hombre como tan valiosa es la mujer, iguales en dignidad, pero, diferentes en carismas.”

La Biblia y la Tradición son inseparables:

Permaneced en el amor fraterno. No os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles. Acordaos de los presos, como si estuvierais con ellos encarcelados, y de los maltratados, pensando que también vosotros tenéis un cuerpo. Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios. Sea vuestra conducta sin avaricia; contentos con lo que tenéis, pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré; de modo que podamos decir confiados: El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la Palabra de Dios y, considerando el final de su vida, imitad su fe. Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo, y lo será siempre. No os dejéis seducir por doctrinas varias y extrañas. Mejor es fortalecer el corazón con la gracia que con alimentos que nada aprovecharon a los que siguieron ese camino. (Heb 13, 1- 9) Cómo dijo Diogneto en el siglo segundo: “Los cristianos comparten sus bienes, pero no comparten la cama”

El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena. Cristo es la verdad, y la verdad plena es Cristo crucificado, muriendo para el perdón de nuestros pecados y resucitando para nuestra Justificación (Rm 5, 1) El Espíritu de la verdad, nos abre la mente y nos explica las Escrituras: Si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también, considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. (Rm 6, 8-11)

 Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu. (Gál 5, 24- 25) El Espíritu de la verdad, nos libera, nos enseña, nos salva y nos corrige, todo para gloria de Dios.

 

 

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search