YA VAMOS EN CAMINO A JERUSALÉN Y EL HIJO DEL HOMBRE VA A SER ENTREGADO.
Iluminación: “Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la
luz de la vida.” (Jn 8, 12)
En aquel tiempo, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó aparte
a los Doce y les dijo: “Ya vamos camino de Jerusalén y el Hijo del hombre va a
ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a
muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo
crucifiquen; pero al tercer día, resucitará”. Entonces se acercó a Jesús la
madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una
petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Ella respondió: “Concédeme que estos
dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu
Reino”. Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el
cáliz que yo he de beber?” Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y él les dijo: “Beberán
mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí
concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”. Al oír aquello, los
otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los
llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que
los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande
entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea
su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a
servir y a dar la vida por la redención de todos”. (Mt 20, 17-28)
En
camino a Jerusalén Jesús va enseñando a sus discípulos. Los llama aparte, es
para hablarles de un tema de formación: “Será entregado en las manos de los
escribas, sacerdotes y fariseos, que a su vez lo entregaran en manos de los
gentiles para que se
burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día, resucitará. Es
una enseñanza repetida en varias ocasiones y de varias maneras. Pero ellos no
la han entendido, o le hacen al sordo. Dos de ellos Santiago y Juan, se valen
de su madre, Salomé, la esposa del Zebedeo, para hacerle una petición. “Se
postra ante Jesús” que le pregunta ¿Qué deseas? Ella respondió: “Concédeme que
estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en
tu Reino”. Buscan los primeros lugares, los primeros puestos. Jesús les dice
que esos puestos están reservados por el Padre. Su respuesta es negativa.
A la derecha de Jesús se encontrarán dos ladrones crucificados uno a su
izquierda y otro a su derecha. Sus nombres son Dimas y Gestas. Luego les dice: Ustedes
podrán beber el cáliz de mi pasión y participar de mi bautismo, ¿cuándo? Cuando
venga Pentecostés, y el Espíritu Santo los llevara a ustedes a ser martirizados
y mis testigos. Por lo pronto tengo que ir sólo y puro al sacrificio de la
Cruz.
Los otros diez se enojaron contra Santiago y Juan, se les quisieron adelantarse
a Pedro y a los demás discípulos, apoyándose en la Tía de Jesús. El Maestro
aprovecha la oportunidad para darle a los suyos la máxima enseñanza del
cristianismo: el servicio que es expresión del amor. “Ya saben que los jefes de
los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen.” Estos confunden,
dividen, aplastan, oprimen, explotan y matan. Ustedes no sean de estos. Ustedes
hablen mis palabras amables, limpias y veraces, Palabras que animen, exhorten,
consuelen, liberen, enseñen salven y corrijan. El que quiera ser grande entre
ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su
esclavo.
El que quiera ser grande que se haga servidor de los demás. Y el que
quiera ser el primero que se haga esclavo de los demás. No busquen que les vaya
bien ni busquen quedar bien, y de paso nos recuerda: "«Porque os digo que, si vuestra justicia
no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los
Cielos." (Mt 5, 20) La enseñanza de Jesús a sus discípulos y a las
multitudes se encuentra en todo el camino del discipulado:
"Entonces
Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de
Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo
lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan
cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el
dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los
hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del
manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las
sinagogas,"(Mt 23, 1- 6)
El
modelo de servidor es el mismo Jesús que nos ha dicho: “Así como el Hijo
del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la
redención de todos”. (Mt 20, 28) “Aprendan
de mi que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 20) La mansedumbre y la
humildad son inseparables de la caridad de Jesús. Como Maestro enseñó a sus
discípulos en arte de amar, de servir, de compartir y el arte de entregarse a
Dios en favor de los hombres.
"«Pero
yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los
que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al
que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el
manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo
tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo
vosotros igualmente." (Lc 6, 27- 31)
"«Hijos
míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo
mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir,
os digo también ahora a vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los
unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los
unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os
tenéis amor los unos a los otros.»" (Jn 13, 33- 35)
El cristiano
existe para servir y el que no sirve, no sirve para vivir: "Vosotros me llamáis "el Maestro" y
"el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el
Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a
otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he
hecho con vosotros. «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su
amo, ni el enviado más que el que le envía. «Sabiendo esto, dichosos seréis si
lo cumplís." (J 13, 13- 17)
Jesús
todo lo hizo con compasión, con amor hasta el extremo, así quiere él que
nosotros lo hagamos con amor verdadero el que nace de la fe sincera, de un
corazón limpio y de una conciencia recta (1 de Tim 1, 5) Los amores fingidos
son interesados e hipócritas. (Rm 12, 9)
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