UN PROFETA LLAMADO JEREMÍAS.
En aquellos días, los enemigos del
profeta se dijeron entre sí: “Vengan, tendamos un lazo a Jeremías, porque no le
va a faltar doctrina al sacerdote, consejo al sabio, ni inspiración al profeta.
Vengan, ataquémoslo de palabra y no hagamos caso de sus oráculos”. Jeremías le
dijo entonces a Dios: “Señor, atiéndeme. Oye lo que dicen mis adversarios.
¿Acaso se paga bien con mal? Porque ellos han cavado una fosa para mí. Recuerda
cómo he insistido ante ti, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu
cólera”. (Jer 18, 18-20) Había sacerdotes, sabios y profetas, pero, ninguno como
Jeremías que era elegido de Dios.
Jeremías como profeta al servicio de
Dios desenmascara las injusticias del pueblo: "Doble mal ha hecho mi
pueblo: a mí me dejaron, Manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas,
cisternas agrietadas, que el agua no retienen."(Jer 2, 13) Predica e
invita al pueblo a la conversión: "¡Si volvieras, Israel!, oráculo de
Yahveh, ¡si a mí volvieras!, si quitaras tus Monstruos abominables, y de mí no
huyeras! Jurarías: «¡Por vida de Yahveh!» con verdad, con derecho y con
justicia, y se bendecirían por él las naciones, y por él se alabarían. Porque
así dice Yahveh al hombre de Judá y a Jerusalén: - Cultivad el barbecho y no
sembréis sobre cardos." (Jer 4, 1- 3) El mensaje de Jeremías es relativo:
anuncia un castigo, pero si el pueblo se arrepiente no habrá castigo. Anuncia
bendiciones, pero si el pueblo se desvía, no habrá bendiciones.
Jeremías anuncia el castigo: el
pueblo irá al destierro: "Pregonad: «¡Los gentiles! ¡Ya están aquí!»;
hacedlo oír en Jerusalén. Los enemigos vienen de tierra lejana y dan voces contra
las ciudades de Judá. Como guardas de campo se han puesto frente a ella en
torno, porque contra mí se rebelaron - oráculo de Yahveh -"(Jer 4, 16- 17)
Hacia el año 600 a. de C. Jeremías dijo
está profecía: "Por eso, así dice Yahveh Sebaot: Puesto que no habéis oído
mis palabras, he aquí que yo mando a buscar a todos los linajes del norte (-
oráculo de Yahveh - y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia), y los
traeré contra esta tierra y contra sus moradores (y contra todas estas gentes
de alrededor); los anatematizaré y los pondré por pasmo, rechifla y ruinas
eternos, y haré desaparecer de ellos voz de gozo y voz de alegría, la voz del
novio y la voz de la novia, el ruido de la muela y la luz de la candela. Será
reducida toda esta tierra a pura desolación, y servirán estas gentes al rey de
Babilonia setenta años." (Jer 25, 8- 11)
Bajo el reinado de Sedecías,
el profeta Jeremías profetizó de nuevo la destrucción total de Jerusalén.
Los nobles de la ciudad arrojaron a Jeremías a una cisterna para que
muriera de hambre y no predijera más catástrofes. Sedecías, temeroso de
Dios hizo sacar a Jeremías de la cisterna sin que nadie se enterase. (Jer 38,
1- 10)
"En el mes quinto, el diez del
mes, en el año diecinueve de Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nebuzaradán, jefe
de la guardia, uno de los que servían ante el rey de Babilonia, vino a Jerusalén.
Incendió la Casa de Yahveh y la casa del rey y todas las casas de
Jerusalén."(Jer 52, 12- 13)
Jeremías el profeta de Dios hablo
de la Nueva Alianza que Dios iba hacer consu Pueblo: "He aquí que días
vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la
casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté con sus padres,
cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi
alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh -. Sino que esta será
la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días -
oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la
escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo."(Jer 31- 33)
Como todo profeta Jeremías visitó las noches frías de las pruebas
espirituales:
"¡Ay de mí, madre mía, porque
me diste a luz varón discutido y debatido por todo el país! Ni les debo, ni me
deben, ¡pero todos me maldicen! Di, Yahveh, si no te he servido bien: intercedí
ante ti por mis enemigos en el tiempo de su mal y de su apuro. (Jer 15, 10-11)
El celo de profeta llenaba el corazón
de Jeremías: Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; era tu palabra
para mí un gozo y alegría de corazón, porque se me llamaba por tu Nombre
Yahveh, Dios Sebaot. No me senté en peña de gente alegre y me holgué: por obra
tuya, solitario me senté, porque de rabia me llenaste. ¿Por qué ha resultado mi
penar perpetuo, y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿Serás tú
para mí como un espejismo, aguas no verdaderas? (Jer 15, 16- 18) No me mezcle
con gente perversa, con los idolatras, con los que violaban tus Mandamientos. El
profeta ha entrado en crisis espiritual y llega a dudar de la existencia de
Dios: ¡Ay! ¿Serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas?
La repuesta de Dios a su profeta: Entonces
Yahveh dijo así: Si te vuelves porque yo te haga volver, estarás en mi
presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Que ellos se
vuelvan a ti, y no tú a ellos. Yo te pondré para este pueblo por muralla de
bronce inexpugnable. Y pelearán contigo, pero no te podrán, pues contigo estoy
yo para librarte y salvarte - oráculo de Yahveh -. Te salvaré de mano de los
malos y te rescataré del puño de esos rabiosos"(Jer 15. 19- 21)
La pelea de Jeremías fue con los
hombres de la religión del Templo, con los falsos profetas que estaban al
servicio del Templo y del Rey. Con los ricos y con los poderosos, pero también
con gran parte del pueblo que era seducido y manipulado por los grandes de la
religión.
Jeremías hijo de una familia, de un
pueblo y de una cultura, al que Dios lo eligió para un servicio: ser profeta de
Dios. "Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, de los sacerdotes de Anatot,
en la tierra de Benjamín, a quien fue dirigida la palabra de Yahveh en tiempo
de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, en el año trece de su reinado, y después
en tiempo de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá, hasta cumplirse el año
undécimo de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, o sea, hasta la deportación
de Jerusalén en el mes quinto." (Jer 1, 1-3)
"Entonces me fue dirigida la
palabra de Yahveh en estos términos: Antes de haberte formado yo en el seno
materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de
las naciones te constituí. Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé
expresarme, que soy un muchacho.» Y me dijo Yahveh: No digas: «Soy un
muchacho», pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás.
No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte - oráculo de Yahveh -.
"(Jer 1, 4- 8)
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